Este martes la UFI de Delitos Especiales, a cargo del fiscal Francisco Pizarro, allanó la clínica Cimyn por la muerte de la menor Abigail Lucero de 9 años en las puertas del edificio el pasado martes 11 de julio. Si bien en un principio el fiscal Ivan Grassi había explicado que los indicios que provocaron el deceso de la menor no indicaban una presunta mala praxis, o signos de violencia, había que esperar hasta que estuviera el informe de la autopsia. Ese informe llegó y sostenía que la causa de la muerte fue por una neumonía. Pero lo que ahora espera el Ministerio Público Fiscal es una serie de estudios complementarios para determinar si se podría haber diagnosticado con tiempo para evitar este trágico final

Del allanamiento la justicia se llevó los discos con las imágenes de las cámaras de seguridad del centro de salud y la documentación sobre la recepción y atención de pacientes. Estas dos cosas la justicia las buscó por las siguientes razones. Es que la familia de la nena declaró este martes en Tribunales que, habían llevado en tres oportunidades a su hija en un lapso de 15 días antes de la muerte. Que en las dos oportunidades anteriores siempre había sido una atención rápida, donde los profesionales no indagaron a fondo a través de los síntomas de la menor para poder determinar un diagnóstico que podría haber hecho que se atendiera la patolgía que se cobró la vida de la menor. Y por último aclararon que jamás les dijeron que su hija estaba padeciendo neumonía.

Cabe destacar que la familia de Abigail se ha constituido como querellante en la causa porque insisten con la figura de mala praxis por parte de los profesionales de la salud. Lo concreto hasta ahora es que la justicia a través de estos elemento recolectados y luego de analizarlos decidirá si pedirá iniciar una investigación judicial contra algún médico.