Este martes, el fuero de Flagrancia condenó a todos los imputados de una congregación evangélica ubicada en la Villa Huarpe de Pocito. Se acordó con la defensa mediante juicio abreviado y así fue homologado por el Juez, la pena de 8 meses de prisión de cumplimiento condicional para Mallea y dos meses de trabajo comunitario. Del mismo modo, se condenó al resto de los imputados a 6 meses de prisión en suspenso.

Los condenados estaban detenidos en prisión domiciliaria desde el día sábado cuando la Policía detuvo a 17 personas que se encontraban violando la cuarentena. Los involucrados, se habían reunido en el interior del lugar para realizar una ceremonia religiosa del culto evangélico. La respuesta del pastor, cuando el personal policial cuando llegó a constatar que es lo que estaba pasando, fue insólita: "Sólo respondemos a la Ley de Dios y no a la humana, estamos protegidos de la pandemia por la Gracia de Dios". Los detenidos debieron permanecer en prisión domiciliaria hasta el día de hoy que debieron enfrentar la acusación ante el juez.

Rompieron la cuarentena para orar y terminaron condenados

Respecto al hecho, el fiscal Ivan Grassi dijo que antes de proceder a la condena, a los imputados se les aclaró que se podía entender desde una óptica moral que el encuentro era algo bueno, ya que ellos estaban orando y pidiendo que se encuentre alguna cura para este virus, incluso estaban pidiendo por ellos mismos y por sus familias. Pero no está ajustado legalmente dentro de este momento excepcional que vive nuestro país y el mundo. En este momento se les está pidiendo a todas las personas que permanezcan en sus hogares, para evitar la propagación del virus. Grassi dijo: "Esto no es un ataque contra su credo. En un encuentro como el que ellos tuvieron, donde no se estaba respetando ninguna distancia de proximidad y se estaba violando el aislamiento. Si una persona de estas hubiese estado infectado con el virus, habría contagiado al resto, a sus familias y vecinos”

Respecto a la condena, Grassi dijo: “Luego de exponer todo lo mencionado, se logró llegar a un acuerdo que implicó para todos los imputados una condena de seis meses de prisión en suspenso salvo para el pastor Mallea, el pastor de estos feligreses. Al pastor Mallea se le condenó a 8 meses de prisión en suspenso por el rol que cumple. Es decir, el pastor como líder debe guiar a sus fieles en el buen camino, en lo éticamente correcto, además deberá realizar tareas comunitarias durante 2 meses en la municipalidad de su domicilio una vez que se levante el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio”