Una carta inusual rompió la rutina en la cuenta de Twitter de Ann Ginnt, una joven escort mexicana. "Tengo miedo de desaparecer y que nadie sepa de mí", escribió como un susurro en medio de los casos recientes de asesinatos de trabajadoras sexuales en México.

En su biografía mínima en la red social, donde se anuncia y acuerda citas con clientes, es directa: "Mi objetivo: tu felicidad". Sin embargo, como lo explica en su comunicado, la "burbuja" que es el ambiente donde se desenvuelve, es "vulnerable, para bien y para mal".

Tras esa publicación poco habitual en su cuenta, hecha con sencillez y una ortografía impecable, nos concedió una entrevista por mensajería directa para explicar las razones de su temor. Una cifra queda de fondo: entre 2017 y 2018 han sido asesinadas por lo menos seis escorts en la capital mexicana y los estados de México y Nuevo León.

La violencia de siempre

Ann Ginnt, como se llama su usuario, no fue coaccionada para ser sexoservidora. "Es un trabajo como cualquier otro", afirma. "En este medio la violencia siempre ha existido".

Imagen Ilustrativa / Sigit Pamungkas

Si bien en las redes sociales, aplicaciones de mensajería instantánea, páginas de internet, afiches en las calles, hombres y mujeres ofrecen sus servicios de manera abierta, existe un limbo legal que regule el tema, lo que es aprovechado por mafias de trata y explotación sexual de personas y el crimen organizado. 

La joven mexicana, de 24 años, se maneja de forma independiente, sin mediadores. Considera que así es mejor porque "un padrote", como se le denomina en México a los proxenetas, "no podría salvarte en caso de violencia" y "no es lógico regalar parte de mi trabajo a alguien más".

El miedo

El peligro no es una sensación. En la mayoría de los casos recientes de femicidios a escorts, la muerte la han encontrado en el cuarto de un hotel, donde han entrado voluntariamente para tener un encuentro con un cliente.

"Me llena de miedo saber que puedes no salir viva de una habitación", confiesa Ann, que tiene "muy claro" que su objetivo es cambiar de trabajo: "No quiero permanecer más tiempo en este medio".

Justamente el miedo, según explica la periodista e investigadora mexicana Lydia Cacho en su libro 'Esclavas del Poder: Trata sexual', es el mayor poder de los tratantes de niños y adultos, que se valen de él para coaccionar, maltratar, vejar, esclavizar o matar a sus víctimas.

En lugares turísticos es posible que tanto los taxistas que llevan a la chica a su cita hasta los conserjes de un edificio promuevan "la prostitución" y sean "parte de las redes de tratantes", escribe Cacho, cuya obra fue producto de una labor investigativa de cinco años.

Ann fue amenazada, a través de las redes sociales, en una oportunidad, sin que haya especificado de cuál manera. Además, "han quedado grabados en su cabeza" algunos casos que "jamás volvería a atender", afirma.

Si bien no duda de la existencia de las organizaciones de trata delineadas por Cacho en su extenso trabajo, afirma que no ha sido testigo de una situación donde actúen grupos criminales.

Alerta en redes

Ann se ha enterado de las chicas asesinadas a través de las redes sociales, como tantas compañeras más. Relata que nunca se ha visto envuelta en un hecho violento y que así como las personas que la contratan tienen sus filtros, ella también. "He aprendido que la intuición juega un papel muy importante".

Así como las redes sirven para promocionar los servicios que ofrece cada escort, también han sido utilizadas para alertar a las trabajadoras sexuales sobre potenciales agresores. La Lista Negra App y Koko, dos aplicaciones para teléfono inteligente son un ejemplo de ello.

Las etiquetas #AlertaDivas, #AlertaEscorts o las cuentas @negra_app, @koko_escorts y @alertadivasdf01 en Tuiter son usadas en México por las sexoservidoras para dejar en evidencia los números telefónicos, capturas de pantalla u otro dato que comprometa a estafadores, clientes que no les han pagado o se han negado a usar preservativo, personas con conducta agresiva, ladrones, chantajistas, entre otros. 

La otra Ann

"Soy una persona", escribió Ann en el pequeño comunicado que colgó en su cuenta de Twitter. Aunque parece una afirmación obvia, explica que así como quienes la leen: "Soy hija, hermana, amiga, salgo al cine, me gusta bailar, me enojo, río, lloro, me equivoco".

Al escribir sobre ella, afirma que posee "cierto nivel cultural o académico" y que tiene "'otra vida', en la que no podría pasarte, ni poquito, por la cabeza, que realizo este trabajo".

Cree que ser escort fue "una decisión difícil" para la que se ha mentalizado. La principal razón para hacerlo fue económica, porque "con un trabajo de oficina no podría obtener los mismos ingresos que por este medio".

Como muchas personas, desea superarse, salir a la calle sin preocupaciones, tener un hogar. "Creo que todos tenemos sueños infinitos".

Zona Divas

El miedo que siente Ann y sus compañeras se nutre de cifras e imágenes de crónica roja. Entre las seis mujeres que fueron asesinadas en México, se encontraban por lo menos tres que se anunciaban a través del portal de damas de compañía Zona Divas: las venezolanas Kenni Finol –quien grabó un video con el rostro lleno de hematomas donde describió las agresiones a las que fue sometida, cuatro meses antes de ser hallada muerta en Ecatepec– y Génesis Gibson, así como la argentina Karen Ailen Grodziñski, cuyo cadáver fue encontrado en el hotel Pasadena, en la capital mexicana.

Protesta contra los feminicidios el Día de la Madre. Ciudad de México, 10 de mayo de 2017. / Edgard Garrido / Reuters

Este año los medios mexicanos informaron sobre el cierre del portal ZonaDivas, por su vinculación con la trata de personas, recoge El Excelsior. Lo mismo había ocurrido hace casi once años.

La página actualmente está fuera de servicio. Al entrar se lee un anuncio donde se explica que como "empresa socialmente responsable" han  "decidido suspender actividades" en "total apego a derecho".

El engaño

Las pesquisas policiales arrojaron que unas 3.000 mujeres fueron llevadas ante un notario público para firmar contratos engañosos, además las coaccionaron a colocar imágenes de sus cuerpos desnudos en el portal. Habían sido contactadas en el extranjero para ser modelos o actrices en México.

La supuesta organización de trata sexual las obligaba a prostituirse, vender drogas o cometer otros delitos para así pagar las deudas contraídas por el traslado desde sus países de origen, gastos de alojamiento y vivienda, fotografías y procesos legales.

El personal de mantenimiento de los lugares donde vivían las jóvenes las vigilaba las 24 horas, y los conductores que las llevaban a sus citas tenían la orden de no trasladarlas más allá del sitio acordado.

Protesta contra los feminicidios durante el Día de Muertos. Ciudad de México, 1 de noviembre de 2016. / Edgard Garrido / Reuters

Las mujeres, que vivían en condición de hacinamiento y que debían pagar un porcentaje mensual por ser anunciadas en ZonaDivas, provenían principalmente de Argentina, Colombia, Costa Rica, Paraguay y Venezuela. Hasta el pasado abril, 18 habían sido rescatadas por las autoridades.

Las mismas Divas

ZonaDivas es solo una variación de nombre del sitio Divas, creado en 2001, según refiere Cacho en su investigación. Seis años después de haber sido abierto, fue desarticulado debido a que componía una "red de tratantes" que se comunicaba por internet con extranjeras que serían llevadas a México "con fines de explotación sexual y prostitución forzada".

Según una nota de La Jornada, citada por la escritora feminista, en 2007 la Procuraduría General de la República (PGR) investigaba a funcionarios de la Policía Federal Preventiva (PFP) y del Instituto Nacional de Migración (INM) por su supuesta participación en la red de trata. 

Una vez cerrado Divas, explica Cacho, "inmediatamente reactivaron la página con el nombre de Zonadivas.com y se asociaron con redes de tratantes en Argentina, Chile, Colombia, Brasil y España. Así, la página estuvo funcionando casi 11 años desde su primera clausura.

Sospechosos habituales

En los medios mexicanos hay información, por lo menos desde 2005, donde se relaciona a ZonaDivas con actividades de trata y explotación sexual de mujeres extranjeras. Un nombre se repite en los sucesivos procesos legales abiertos: Ignacio Antonio Santoyo Cervantes, conocido como 'El Sony'.

El dueño del portal actualmente se encuentra prófugo de la justicia. La Fiscalía para la Atención del Delito de Trata de Personas de la PGJ lleva el caso donde se le responsabiliza de delitos de trata de personas. Ya desde 2009 se le había abierto una investigación, había sido encarcelado y puesto en libertad, posteriormente.

Recientemente, Santoyo le dijo al periodista mexicano Luis Cárdenas, que había sido procesado hace una década porque las autoridades "confundieron unos hechos", por lo que resultó absuelto. Con respecto a la página de internet, considera que su actividad "no es ningún delito".

En la misma línea investigativa, el pasado 13 de abril fue detenida Evelyn Fabiola Romero Abreu, operadora de la página web, quien presuntamente se encargaba de realizar trámites legales de las jóvenes que eran explotadas sexualmente. Según la Procuraduría mexicana, esta captura es producto de las indagaciones tras los femicidios de escorts ocurridos entre 2017 y 2018.

"Ojalá sea solo un mal momento", concluye Ann Ginnt al expresar su miedo. Las investigaciones sobre las mafias de explotación sexual de personas continúan en un país donde hay 500.000 víctimas de trata, según la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), de las que 93% son mujeres. 

Fuente: Actualidad RT

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