El 13 de marzo de 2013, el cónclave de cardenales de la Iglesia Católica Romana sorprendió al mundo al elegir como Papa al argentino Jorge Mario Bergoglio, quien tomó el nombre de Francisco en honor a San Francisco de Asís. Con una salud considerablemente frágil, 

Jorge Mario Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, Argentina, en el seno de una familia de clase media. Desde una edad temprana, mostró un interés profundo por la fe católica y una inclinación hacia el servicio a los demás. Después de completar sus estudios secundarios, ingresó al seminario jesuita de Villa Devoto en Buenos Aires, donde comenzó su formación para convertirse en sacerdote.

Fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969 y continuó su formación académica y espiritual, obteniendo una licenciatura en Filosofía en el Colegio Máximo de San José en San Miguel y una licenciatura en Teología en la Facultad de Teología del Colegio Máximo San José. Durante este tiempo, mostró un profundo compromiso con la justicia social y el cuidado de los más vulnerables, inspirado en los principios de la teología de la liberación que aboga por una opción preferencial por los pobres.

Jorge Bergoglio de joven

En 1973, Bergoglio fue nombrado provincial de la Compañía de Jesús en Argentina, convirtiéndose en el líder de la orden religiosa más grande del país. Durante su tiempo como provincial, enfrentó desafíos significativos, incluido el clima político tumultuoso en Argentina durante los años 70 y 80.

Bajo las amenazas y el peligro personal, Bergoglio mantuvo su compromiso con los más necesitados, trabajando en barrios marginales y favelas, y defendiendo a los desfavorecidos contra la violencia y la injusticia. Su valentía y su dedicación le valieron el respeto y la admiración de muchos, pero también lo pusieron en conflicto con las autoridades gubernamentales y militares.

 En 1998, se convirtió en arzobispo de Buenos Aires, una posición que mantuvo hasta su elección como Papa en 2013. Durante su tiempo como líder religioso en la capital argentina, Bergoglio continuó su trabajo en favor de los pobres y marginados, convirtiéndose en una figura influyente en la vida política y social del país.

La elección de Bergoglio como Papa en 2013 marcó un hito histórico para la Iglesia Católica. Fue el primer Papa no europeo en más de 1.200 años y el primer Papa latinoamericano en la historia. Su elección fue recibida con entusiasmo en toda América Latina, donde millones de católicos vieron en él la esperanza de un liderazgo más inclusivo y comprometido con los problemas de la región.

Desde el principio de su pontificado, el Papa Francisco dejó en claro que su enfoque sería diferente al de sus predecesores. Optó por vivir de manera austera, renunciando a los lujos y privilegios asociados con la posición papal. En lugar de residir en el lujoso Palacio Apostólico, eligió vivir en la Casa Santa Marta, una residencia más modesta dentro del Vaticano. Además, decidió conducir un Fiat como vehículo oficial en lugar de los vehículos de lujo a los que estaban acostumbrados los papas anteriores.

Uno de los aspectos más destacados del pontificado del Papa Francisco ha sido su enfoque en la justicia social y la protección del medio ambiente. En su encíclica de 2015, Laudato Si’, el Papa llamó la atención sobre la crisis ecológica y el impacto devastador del cambio climático en los más pobres y vulnerables del mundo. Instó a la comunidad internacional a tomar medidas urgentes para abordar este desafío, llamando a un cambio en el estilo de vida y un enfoque más sostenible del desarrollo económico.

El mensaje del Papa: 

El papa Francisco instó a erradicar el encubrimiento “perverso” de los abusos y a entender a las víctimas, en un mensaje difundido a los participantes del III Congreso Latinoamericano del Centro de Investigación y Formación para la Protección de los Menores (Ceprome) en Panamá. El sumo pontífice resaltó a “seguir avanzando en la erradicación de la lacra de los abusos en todos los ámbitos de la sociedad”.

“En orden a la prevención, nuestros trabajos tienen que mirar sin duda a erradicar las situaciones que protegen a quien se escuda en su posición para imponerse al otro de forma perversa”, escribió en su misiva al foro.

Y agregó: “Pero también a comprender por qué es incapaz de relacionarse con los demás de forma sana”.

Francisco también pidió entender a la víctima y dilucidar “la razón por la que algunos aceptan ir contra la propia conciencia, por temor, o se dejan engatusar con falsas promesas, sabiendo en el fondo de su corazón que están en el camino equivocado”.

“Humanizar las relaciones en cualquier sociedad, también en la Iglesia, supone trabajar con denuedo para formar personas maduras, coherentes, que, firmes en su fe y en sus principios éticos, sean capaces de afrontar el mal”, agregó.