Son hermanos, novios y actualmente, tienen dos hijos. Sin embargo la legislación de España no los deja cumplir su deseo de casarse, según relataron en una entrevista, se conocieron cuando ella tenía 20 años y él, 17.

En la reista El Español indicaron que se conocieron, enseguida congeniaron y se dieron cuenta que algo pasaba. “Intentamos mantener una relación de hermanos, pero nos costó. Teníamos una relación de amigos que quedaban para verse y contarse las cosas”, detalló él.

Toda esa amistad quedó en nada con su primer beso.“Estábamos de fiesta, nos acercamos lentamente y nos dimos nuestro primer beso”, rememoró ella, entre risas. Allí se dieron cuenta que ellos se amaba. Daniel relató sobre aquel doloroso momento: “Estuvimos llorando, nos abrazábamos... date cuenta de que vivíamos juntos. Imagínate que te gusta una chica y, por una cuestión moral, te prohíben estar con ella… pues lo pasas muy mal”. Hasta que dejaron los prejuicios de lado, la mirada de los demás y se animaron a vivir su amor.

“La sociedad se rige por unas normas morales y nuestra moral, en el fondo, nos impedía dar ese paso. Y es una tontería ya que, si lo piensas, nuestra relación es como cualquier otra excepto por un libro de familia que dice que somos hermanos de sangre”, detalló él. Su vida comenzó a regir como pareja tras un viaje a Londres donde fueron libres. 

Ana y Daniel tienen dos hijos de cinco y tres años de edad, quienes asisten a una escuela Montessori, donde aceptan todo tipo de familias. “Allí encuentras a niños de familias monoparentales, con dos madres o dos padres. Es otra filosofía de estudio, otro tipo de mentalidad. Así que, antes de que entrara la niña al colegio, hablé con el director y les conté la historia. Todos la saben”, expuso ella, sobre el estilo de enseñanza.

Al ser hermanos y padres averiguaron los riesgos genéticos que tenían y aceptaron las posibles consecuencias que podía venir. “El ginecólogo nos dijo que, en nuestro caso, el riesgo de que nacieran con algún tipo de enfermedad recesiva es de un 4% mayor que una pareja que no comparte genes”, explica Ana.

Ya llevan nueve años de relación y lo único que buscan es poder ser libres en su amor, sin prejuicios ni barreras legislativas. “No hacemos daño a nadie. Por eso queremos que la gente conozca nuestra historia de verdad”, cerró Ana.