Fueron más de 100 años de fiesta, colores, furor y alegría, hasta que llegó el día de la tragedia. Fue aquel 4 de marzo de 2017 cuando una bala perdida, en un enfrentamiento de bandas, mandó al hospital a María Bugueño, quién 6 días más tarde falleció. Esto no fue un caso aislado, sino que fue la llaga en la memoria del pueblo chimbero. Es que sucedió durante el momento más importante del año. Fue como un Zonda que arrastró con todo.

"Recuerdo que veníamos de mostrar el carnaval a todo el país, estuvimos en Buenos Aires. Tuvimos este suceso el fin de semana y nos cambió todo. Fue una mezcla de sentimientos y, desde ahí, todo cambió", señaló Fabián Gramajo, intendente de Chimbas, en Banda Ancha.

El jefe comunal recordó que apenas recibió la noticia, fue inmediato el pedido de que todo parase. Pero todo. "Para nosotros fue un volver a empezar, porque lo que veíamos como la fiesta más importante se convirtió en el recuerdo de la tragedia. Por esto, y con respeto a la familia, decidimos transformar todo", reflexionó.

Sobre el Carnaval de Chimbas pesaba entonces la memoria de Bugueño, la inseguridad delictiva y la falta de compromiso institucional. Entonces, 100 años de tradición parecieron borrarse.

"Fue entonces cuando nos dedicamos a levantar de nuevo el carnaval, pero esta vez cambiamos las reglas. Mayor organización, mayor control, reordenamiento de la comparsa. Luego vino el Predio Ferial Costanera, algo que benefició al festival porque podían ingresar más personas, pero buscamos siempre mejorar", comentó Gramajo.

Hoy, con una nueva edición ya terminada, el intendente destacó que aquel suceso abrió las puertas a un carnaval diferente. "Hoy es más cultural, se ha transformado completamente, levantamos con turismo, figuras,  mucha más presencia y con mayor responsabilidad", concluyó.