En la mañana del jueves se conoció el caso conmocionante de una persona, que luego se supo que era un escribano de Morón, arrojando un cuerpo descuartizado al río Lujan en la provincia de Buenos Aires. Por este hecho fue capturado infraganti el responsable del crimen que mas tarde fue identificado como Ricardo Ignacio Baladía, de 56 años de edad.

El profesional habría confesado a los policías que lo detuvieron, en una confesión sin validez judicial, que asesinó a su víctima  porque le entró a robar a su estudio. A los pocos minutos en un rastrillaje en el agua los efectivos encontraron el torso de un cadáver embolsado con la cabeza destruida y un balde con otros restos humanos en el baúl del vehículo.

Una fuente judicial destacó a Crónica que el cadáver no esta completo ya que sólo se logró encontrar el torso y parte de sus miembros "lo que estaba en la valija lo llegó a descartar", dijeron.

Según los investigadores el sujeto fue contradictorio a la hora de responder preguntas, en primer lugar dijo que era una mujer la persona asesinada, luego un hombre y se logró encontrar una billetera con un DNI que no le pertenecía indicando la identidad de una persona sexo masculino.

Le encontraron en su poder 20.700 dólares que tampoco explicó claramente de dónde salieron porque el escribano se autoincriminó diciendo también que el sujeto descuartizado lo había acusado de robarle junto a su mujer.

Después de que la justicia ordenara el rastrillaje de la zona y la preservación de la escena donde fue encontrado el presunto autor del asesinato, los buzos y la policía científica encontraron  una sierra, un hacha, restos de cuero cabelludo, un antebrazo y ambas pantorrillas seccionadas a la altura de la rodilla.

El DNI encontrado en el auto pertenecería a la víctima identificada como Miguel Alejandro Pereyra (42) de quien se trata de averiguar su relación con el asesino. Pereyra sería oriundo de Hurlingam donde se logró dar con su concubina.