Una empresa sufrió una enorme pérdida monetaria por una equivocación a la hora de realizar una transferencia. Se trata de una compañía a la que le estafaron la impresionante suma de $88 millones de pesos argentinos, utilizando una web falsa que era idéntica a la de una entidad bancaria.

Este se trata de un nuevo caso de 'phising'. Esta modalidad consiste en que los estafadores crean una página en internet que replica a la de cualquier banco, con el objetivo de hacerse pasar por el mismo y contactar a sus clientes. Ahí existen dos posibilidades, pueden enviarles un correo electrónico a estos clientes donde le pidan actualizar sus datos de acceso. En ese momento las víctimas colocar su usuario y contraseña actual, para hacer el supuesto cambio.

En ese momento los artífices del engaño se adueñan de esta información y pueden operar de la manera que quieran con el dinero disponible en estas cuentas. La otra variantes es la que le ocurrió a un trabajador de una empresa que se dedica a fabricar perfumes para productos de limpieza, la cual cuenta con una oficina en San Juan.

Esta persona debía hacer diferentes pagos y lo hizo mediante lo que él pensaba que era el home banking oficial de su banco. Sin embargo, se trataba de una página falsa que simulaba ser la entidad real. El hombre colocó sus diferentes usuarios, sus respectivas contraseñas y hasta los pin de seguridad. Acto seguido no pudo entrar, sino que la pantalla de su PC se tildó.

Luego de algunos instantes el monitor comenzó a mostrar un cartel que rezaba 'estamos reiniciando'. Minutos después, al ver que esto no se solucionaba, el afectado quiso hacer estas operaciones ingresando desde otra computadora. Fue ahí donde pudo acceder efectivamente, notando el faltante de un total de $88 millones de pesos argentinos.

Esta abultada suma se la quitaron mediante 18 transferencias de $4.9 millones cada una, realizadas en corto lapso de apenas 3 minutos. Si bien el caso salió a la luz durante las últimas horas, la denuncia fue presentada el pasado martes 7 de mayo y quedó en manos de la UFI Delitos Informáticos.