El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania ha tenido una incidencia negativa en muchos sectores del plantea, específicamente por el cruce de sanciones económicas entre ambos lados del tablero. Las fluctuaciones han llevado a los representantes de diversos países a pensar en nuevas posibilidades frente a los vaivenes del euro y del dólar.

“Algunos referentes políticos llaman a establecer ciertas monedas regionales que se desprendan de una dependencia exclusiva del Dólar y en el caso de Europa  y del Euro” dijo el politólogo Sergio Guzmán esta mañana en Banda Ancha.  

Según el especialista, “esto tiene que ver con las sanciones económicas que han tenido más repercusiones en el resto del mundo que en Rusia concretamente”. El impacto ha sido en términos turísticos, la industria de los servicios energéticos, los transportes, las aerolíneas y el sistema financiero.

Una de las iniciativas que más ha cobrado relevancia, es la de Lula Da Silva, bajo la premisa de desligarse de la dependencia de estas monedas. En el caso de la Argentina, esta dependencia es muy fuerte y esta culturalmente arraigado.

“Lula ha planteado el establecimiento de una moneda única, con un banco central establecido que forme parte de los países del sur y que se llame Sur”, el propósito es evitar esta dependencia exclusiva.  

“Su equipo de campaña ya ha establecido un plan para la creación de un banco central y un aporte relativo en función a las economías de los distintos países”, informó el politólogo, a su vez remarcó que estas ideas se han despertado y acelerado a partir de la guerra en Europa del este.

En el caso de la moneda de América del Sur, no sería un reemplazo de las monedas nacionales, sino que cohabitaría y se establecería para cierto tipo de transacciones. El precedente de la región fue un intento en el año 2000, en que los países que integraban el ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) tuvieron la idea de establecer el Sucre, como un guiño al prócer latinoamericano Antonio José Sucre y como homenaje a la moneda ecuatoriana, cuya economía actualmente está dolarizada.

“Los líderes y potenciales presidentes ven con cierta preocupación la vulnerabilidad de nuestras economías, que se ven atadas a un sistema internacional que los condiciona, que no emiten ni controlan”, finalizó.