¿A qué vinieron la ministra de Salud, Carla Vizzotti, y el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero? La respuesta puede ser formal. Llegaron para inaugurar el nuevo hospital de Villa Santa Rosa, en 25 de Mayo. Pero en un segundo plano, el desembarco de los dos funcionarios más importantes de Alberto Fernández tuvo estrictamente contenido político. Fue una acción de campaña electoral, en una provincia donde el PJ juega de local y tiene altas chances de mantener su hegemonía frente a otras jurisdicciones más difíciles para el Frente de Todos.

La visita de Vizzotti claramente fue un gesto político de Nación. En tiempos de pandemia, un Zoom hubiera resuelto cualquier reunión con equipos técnicos del Ministerio de Salud de San Juan. Incluso podría haber acompañado a la distancia el corte de cintas en 25 de Mayo. Su presencia física en la provincia, que haya pernoctado aquí, tuvo toda la connotación de un gesto de proximidad con Sergio Uñac. Una delicadeza apenas cinco días después de haberse consagrado la lista de unidad.

Sin embargo, Vizzotti tiene un discurso técnico. Es sanitarista y heredera de una tradición familiar volcada al diseño de estas políticas, pero su tono está muy lejos de la barricada. Por eso el acompañamiento de Cafiero despejó todo lugar a dudas. Él es la primera espada de Alberto y su participación en la agenda con Uñac tuvo expresamente el sello electoral. Sin falsos pudores. Sin jugar a las escondidas. De cara al sol sanjuanino.

Uñac exhibió algunos números frente a los emisarios albertistas. Habló del desempleo que oficialmente medido arroja un 4 por ciento en San Juan. Destacó el equilibrio alcanzado entre la gestión de la pandemia y el sostenimiento de la economía. Mencionó que la población objetivo a vacunar era originalmente de 255.000 habitantes, pero actualmente el plan está llegando a 560.000 sanjuaninos y sanjuaninas al menos con una dosis.

'Durante todo este tiempo de pandemia los sanjuaninos hemos logrado cuidar la salud sin descuidar la economía, fruto del esfuerzo de los sanjuaninos pero también del acompañamiento del gobierno nacional', dijo Uñac con sobriedad en la Sala Rogelio Cerdera. No hizo mención alguna a la herencia macrista. Eso iba a correr por cuenta de Cafiero.

'Vengo a apoyar una idea de gobierno', dijo el jefe de Gabinete. 'Si tenemos que elegir entre la timba financiera, entre los especuladores y la salud pública, nosotros no tenemos dudas', agregó encendido el funcionario albertista. Hizo un ejercicio de memoria y puso a Juntos por el Cambio en el menú de la jornada.

Dijo que 'aún con la tremenda discriminación que sufrieron las provincias que no adherían al color político del gobierno anterior, nuestros gobernadores sostuvieron con rebeldía su proyecto de provincia. Y eso fue Sergio Uñac acá en San Juan'. Sí, calificó al pocitano como un rebelde.

Habló de la resistencia a los 'embates' y la aplicación de recursos sanjuaninos para avanzar con sueños como el hospital de 25 de Mayo. Efectivamente la provincia se trenzó en una disputa judicial contra Nación por los fondos adeudados. Esa demanda se retiró cuando se suscribió un acuerdo tras la llegada de Fernández a la Casa Rosada. Los dineros se destrabaron.

Hasta de María Eugenia Vidal habló Cafiero, ante un auditorio al que poco le interesa la pelea porteña/bonaerense. Dijo que 'hubo una gobernadora que abandonó dos hospitales que estaban hechos y esa es la Argentina que no queremos'. Hablar de política está muy bien, señalar las diferencias es natural, abrir el debate es necesario. Pero si todo esto tiene que pasar necesariamente por el centralismo del AMBA, una y otra vez, resulta agotador.

Más técnica, Vizzotti destacó la ampliación del plan de vacunación al que nuevamente definió como el más grande de la historia. También valoró el ritmo de los testeos y todo lo que se está haciendo más allá de la pandemia, como la aplicación del programa Mil Días, donde San Juan ha sido pionera. Tuvo que prometer nuevamente que agosto será el mes de las segundas dosis y fijó una meta: alcanzar el 60 por ciento de la población mayor a los 50 años totalmente inmunizada al cabo de 30 días.

En 25 de Mayo, Vizzotti se permitió moverse un poquito más allá del diagnóstico técnico. Pidió 'que nunca más nadie piense que la Salud no es prioridad para el Estado Nacional'. A eso había venido, claramente. Ella es el símbolo de la gestión de la pandemia. Su imagen sintetiza la campaña sanitaria más desafiante de la que tenga memoria esta generación.

Ahí también, en 25 de Mayo, Cafiero prosiguió con las críticas a la herencia macrista, pero apuntó finalmente a ese horizonte que para muchos todavía es sombrío. 'Lo que nunca va a poder sacarnos la pandemia es la esperanza de recuperar la vida que queremos', dijo el jefe de Gabinete. Porque una campaña no se puede montar solo mirando al pasado. Está en el manual. Sin futuro, sin optimismo, no hay mucho más por hacer.

Uñac cerró la lista de oradores en 25 de Mayo y lo hizo más políticamente que en la Sala Rogelio Cerdera. Le pidió a Cafiero que le transmita al presidente el agradecimiento de los sanjuaninos por la ayuda permanente. 'Son cosas que nunca podríamos haber hecho solos', dijo el gobernador.

Se comprometió a 'poner todo', incluso a plebiscitar su propia gestión como ofrenda de campaña para sumar en este comicio de mitad de mandato. 'El resultado no nos da lo mismo', apuntó con un nudo en la garganta.

Por supuesto que no le da igual cualquier guarismo. Las primarias del 12 de septiembre serán una gran encuesta, con listas de unidad por todos lados, en oficialismo y oposición. Entonces se sabrá cuánto nivel de respaldo conserva el Frente de Todos en San Juan, la única provincia cuyana donde ganó Alberto en 2019. Cómo no volver dos años después. Cómo no tener un gesto político. A eso vinieron Cafiero y Vizzotti. Que nadie se ponga colorado.


JAQUE MATE