Contra aquella idea de que el mundial de Qatar iba a poner la política en pausa, el peronismo entró nuevamente en ebullición. Todo bien con la Scaloneta, pero el calendario electoral presunto no admite distracciones en San Juan, si de verdad restan entre seis y siete meses para ir a las urnas. El debate interno giró en las últimas horas en torno a una sola pregunta: ¿es de arriba hacia abajo o de abajo hacia arriba?

Dicho de otro modo: ¿la victoria se construye con el arrastre del candidato a gobernador o con el aporte de los candidatos a intendente? El interrogante tiene dos respuestas diferentes, según a quién se consulte. 

Hay quienes sostienen que sin un candidato a gobernador súper competitivo es poco lo que se puede lograr en los municipios, porque tira para abajo a la boleta completa. Y quienes, por el contrario, están depositando en los candidatos a intendente la responsabilidad de acumular votos piramidalmente para sostener a la cúspide. Es como aquella paradoja del huevo o la gallina. Para ganar hace falta sumar, pero ¿quién tendrá la mayor carga el año que viene?

El debate no brotó espontáneamente, sino que se alimentó de una encuesta de carácter nacional que circuló días atrás. Según ese sondeo, alrededor del 70 por ciento de los sanjuaninos consultados contestó que su prioridad es elegir al próximo gobernador. Por lo tanto, el arrastre predominante sería de arriba hacia abajo. De todos modos las ciencias sociales no son exactas. Pero el número alteró la calma aparente.

¿Por qué? Porque está en juego la continuidad del proyecto político del justicialismo que comenzó en 2003 y con matices se renovó en 2015 hasta la actualidad. Pero también porque están en juego las intendencias donde se edificaron liderazgos territoriales otrora intocables. Bueno, intocable no quedaría ninguno. Y ese factor es el que altera los nervios y obliga a medir escenarios milimétricamente.

Un dirigente departamental, en una conversación reservada, reconoció este jueves que tienen alta expectativa en el diseño que proponga Sergio Uñac para ir por su re-reelección. Cuentan con que compita el gobernador porque sigue siendo el que mejor mide, pero también esperan que se anote José Luis Gioja para sumar su caudal gracias a la ley de lemas.

Este es otro aspecto delicado. ¿Qué sucedería si José Luis Gioja finalmente no se inscribiera como candidato? Para la dirigencia la respuesta es bastante uniforme: ningún otro dirigente del espacio Lealtad Justicialista mide igual o parecido al ex gobernador. Están muy por debajo. Por lo tanto, la participación del diputado nacional se considera vital.

Por otro lado, sigue rebotando silenciosamente aquel ensayo revelado en esta misma columna el 23 de septiembre: ¿y si hubiera un tapado en el PJ? Es una idea surgida del seno mismo del gobierno, que propone sumarle a Uñac y a Gioja un tercer candidato que pueda aportar votos diferentes. El sistema electoral SIPAD terminará premiando la mayor sumatoria posible. Más que nunca, será un comicio 'por los porotos', dijo una fuente interesada en esta discusión.

Frente a este ensayo se rebeló una parte del oficialismo que teme una jugada política equivalente a una conspiración. Lo definen como 'uñaquismo sin Uñac', parafraseando aquella consigna setentista del 'peronismo sin Perón'. Habrá un riguroso monitoreo de comportamientos para detectar a tiempo cualquier atisbo de rebelión. El clima se corta con cuchillo.

Frente a la corriente que deposita en el candidato o los candidatos a gobernador la mayor responsabilidad de traccionar votos, un sector del uñaquismo reclama a los intendentes que se pongan a trabajar en sus territorios. Y que lo hagan con la cabeza puesta en la re-reelección del gobernador como único garante de continuidad del 'modelo San Juan'. Que nadie se imagine salvándose solo.

El sistema SIPAD está diseñado para aportar piramidalmente desde los municipios a la gobernación, porque cada subagrupación o sublema va abriéndose hacia abajo. El efecto arrastre posible de los candidatos a gobernador se divide y se diluye en una cantidad de listas departamentales. A la inversa, hacia arriba, todos los candidatos a intendente tributan al mismo candidato a gobernador.

Pero, independientemente de la nueva ley electoral, está la política. Y las lecturas pueden ser bastante divergentes acerca de quién carga la mayor responsabilidad.

Nada de esto sería tema de discusión si en frente no existiera una alternativa electoral potente. Todo el peronismo mira con detenimiento los movimientos de Marcelo Orrego. Le critican la falta de proyecto, pero ese flanco empezó a cerrarse este jueves, cuando el santaluceño presentó su 'Foro de ideas para cambiar el futuro de San Juan'. Casi una versión propia del 'Acuerdo San Juan' que promovió Uñac en los días más difíciles de la pandemia.

A la inversa del PJ y el Frente de Todos, Orrego no tiene un equipo de intendentes o dirigentes departamentales de peso, más allá de su hermano Juan José en Santa Lucía y Fabián Martín en Rivadavia. Muy atrás aparece Gustavo Nuñez en 9 de Julio. Y nadie más. El resto son referentes con muchas aspiraciones y mucho camino por recorrer también. 

Trayendo a Juntos por el Cambio la pregunta peronista: ¿Orrego los arrastraría hacia arriba o sus candidatos departamentales podrían tirarlo hacia abajo? Que no suene ofensiva la pregunta. Sintetiza uno de los ejes más importantes para definir estrategias en el corto plazo.

Entonces no: el mundial de Qatar no pondrá a la política en pausa. El propio Uñac dijo que después de la final anunciará su futuro. Está cantado. Toda fuente consultada coincide en que será candidato nuevamente. El tema será la cantidad de definiciones asociadas a esa confirmación. Y la pregunta picando: ¿es de arriba hacia abajo o de abajo hacia arriba?


JAQUE MATE