No hubo sorpresas en la presentación de las dos principales alianzas que disputarán las legislativas de mitad de mandato. Sergio Uñac, por el Frente de Todos, y Marcelo Orrego, por el Frente Juntos por el Cambio, se ajustaron al libreto que habían presentado en cuotas previamente. Fue el virtual banderazo de largada para una campaña que todavía no tiene precandidatos, pero sí va adquiriendo un tono de moderación.

Los actos centrales de este miércoles dejaron notas políticas para analizar. Uñac irá por lo provincial, por el modelo San Juan y, de manera explícita, por el fortalecimiento político para seguir abriendo puertas en Buenos Aires. Quedó inscripto así en una larga tradición que inauguró Don Leopoldo Bravo en 1983 y que siguió hasta ahora: hay que hacerse amigo de Nación porque cuando hubo distancia, perdió la provincia.

Orrego, en cambio, irá por lo nacional. Habló de Venezuela, Nicaragüa y el empecinamiento kirchnerista por la reforma judicial, todas banderas sacadas del glosario de Juntos por el Cambio que el santaluceño integra en la Cámara Baja del Congreso.

Será interesante el debate de los dos polos que hablan de cuestiones distintas, en dos órbitas diferentes. Puede resultar prematuro pero fue un primer paso bastante indicativo de lo que vendrá. Parece, como auguró Uñac, que será una campaña sin agresiones cruzadas.

El gobernador no atacó al Frente Juntos por el Cambio. Evitó hablar de la herencia macrista, de la deuda con el Fondo Monetario Internacional y la fuga de divisas, de las puertas cerradas en Buenos Aires, de la deuda de fondos viales y de viviendas de la gestión anterior. Sí destacó el nivel de respuesta que siempre tuvo de parte de Alberto Fernández, pero omitió cualquier referencia al pasado.

Por el contrario, eligió encarar su presentación con el Acuerdo San Juan, con la pretensión de ponerse por encima de lo partidario y exhibir una mirada mucho más abarcativa, una escucha atenta y una predisposición para hacer los ajustes necesarios.

Por su parte Orrego evitó castigar a la gestión provincial, focalizando con mucha rigurosidad sus críticas a la administración de Alberto Fernández. Claramente el santaluceño apuntará al amplio sector disconforme con el gobierno nacional, que es más grande que el sector disconforme con Uñac. Es un criterio práctico: hay más posibilidades electorales para la oposición golpeando a la Casa Rosada que golpeando a la Gobernación.

Por otro lado, Producción y Trabajo tiene responsabilidad de gestionar tres municipios: Santa Lucía, Rivadavia y 9 de Julio. No parece buena idea enemistarse con Uñac faltando dos años para terminar mandatos. Claro que están los fondos garantizados por la Ley de Coparticipación Municipal, pero a los orreguistas les ha ido muy bien cultivando la convivencia civilizada.

Razones al margen, Uñac presentó una campaña focalizada en el sello San Juan mientras Orrego llevó el asunto al campo de la República. Por eso será entretenido ver cómo se resuelve el debate político, mientras uno habla de peras y el otro, de manzanas.

San Juan aporta un número insignificante en esta elección. Que no suene ofensivo, sino ajustado a la realidad. El oficialismo arriesga dos bancas y la oposición una sola. Contra otros distritos más poblados, hablar de escasos tres diputados nacionales resulta casi una nimiedad. Sin embargo el Frente de Todos está tan cerca de obtener mayorías calificadas que cada voto cuenta.

De todas formas, el punto central de la elección no es numérico sino político. Uñac se juega su figuración en el ranking nacional. Se medirá tácitamente con sus colegas de otras provincias el 12 de septiembre en las primarias y el 14 de noviembre en las generales. Los gobernadores quedarán ordenados en forma descendente, según el porcentaje que haya logrado cada uno en su jurisdicción. Será el equivalente al boletín de calificaciones. Habrá premio para los mejores rendimientos, por supuesto. Y algún apercibimiento o llamado de atención para el resto..

Por eso Uñac habló de construir un triunfo que permita abrir más puertas en Buenos Aires. Lo dejó explícito en su discurso inaugural, este miércoles en el lanzamiento del frente. Dijo que la victoria debe ser 'una carta de presentación' de la provincia.

Hay otros participantes en esta contienda y posiblemente sean los más agresivos en el plano discursivo. Está el Frente Consenso Ischigualasto y está el Frente de Izquierda. Pero la grieta nuevamente amenaza con minimizar a los terceros. La polarización complicará sus posibilidades.

Sin embargo, la grieta puede licuarse si los dos principales frentes no aciertan a encontrar un mismo plano de debate. Pueden orbitar cada uno en su propio discurso sin rozarse. Habrá que esperar al sábado 24 para conocer a los precandidatos. Entonces sí, tal vez el recato de Uñac y de Orrego pueda correrse un poquito a la arena de la discusión, con un grado mayor de intensidad. 

De eso se trata. Si no hay confrontación de proyectos, de modelos, la elección se convierte en una formalidad. La democracia es mucho más que eso.


JAQUE MATE