Juntos por los votos
El dato es inapelable: midiendo a cada partido integrante de esa alianza por separado y sumando todos los puntos, no llegan a la mitad de lo que mide el sello Juntos por el Cambio. Tres listas en borrador.
Hay una alta dosis de pragmatismo por estas horas en el búnker de Marcelo Orrego, bien respaldada en los números de las encuestas. El dato es inapelable: midiendo a cada partido integrante de esa alianza por separado y sumando todos los puntos, no llegan a la mitad de lo que mide el sello Juntos por el Cambio. La franquicia local rinde en términos electorales y la conclusión salta a la vista. Hay que cuidar la unidad incluso en el esquema que impone la Ley de Lemas. Si hay votos por ganar, están afuera del espacio. Será el objetivo para los meses previos a la campaña.
Este es el motivo por el que piensan abrir no más de tres listas para gobernador y vice, con sus correspondientes candidatos en los departamentos. Una de ellas, la más competitiva, sería la encabezada por Orrego. Y ninguna más dentro del Juntos por el Cambio fundacional. Esta consigna choca de frente con la arenga de Eduardo Cáceres de promover un candidato puro del PRO. Otros socios del espacio entienden que es el mismo voto y no tiene sentido abrir divisiones que puedan restar más que sumar.
La segunda fórmula para gobernador y vice debería salir de los partidos que abandonaron Consenso Ischigualasto y fueron cobijados en la mesa orreguista. Y la tercera fórmula saldría de los liberales o libertarios, referenciados conceptual y políticamente en Javier Milei, José Luis Espert y Ricardo López Murphy. En ambos casos, podrían aportar votos muy específicos, funcionales a la construcción de la victoria.
Juntos por el Cambio está integrado por Producción y Trabajo, el PRO, la Unión Cívica Radical, ACTUAR y Dignidad Ciudadana, más otros aliados. Se toman esos cinco partidos como los fundacionales, por la historia compartida y consolidada. Ese espacio contiene la porción mayoritaria del armado diseñado para encarar el 2023. Pero, como se dijo antes, hay al menos otras dos patas fundamentales -y más novedosas- para sumar un diferencial.
Una de esas patas está conformada por el GEN y la Coalición Cívica. Jugaron en Consenso Ischigualasto en las legislativas de 2021 pero ahora están incorporados al armado orreguista. Sus votos son muy compatibles con la versión sanjuanina de Juntos por el Cambio pero tienen una identidad propia. Por eso son contabilizados como un sector aparte que debería traer algunos puntos más a la sumatoria de la Ley de Lemas.
Entonces, en paralelo a Orrego podría aparecer Marcelo Arancibia como candidato a gobernador de otro sublema o subagrupación. Terminarán acumulando los puntos recíprocamente. El primero se llevará el caudal de los demás, en tanto y en cuanto compartan el mismo frente. Y así será, de acuerdo al nuevo régimen sancionado por la Cámara de Diputados el 8 de septiembre pasado.
Orrego por un lado, Arancibia por el otro y una tercera fórmula referenciada en los liberales, dice el borrador. Es una corriente que gana volumen a nivel nacional y San Juan no escapa a esa tendencia. No se trata de mayorías o minorías, sino de segmentos. El comicio de 2023, con el nuevo sistema electoral, se resolverá en buena medida con el aporte de esas porciones específicas, partiendo de la presunción de un resultado ajustado.
Si el próximo gobernador de San Juan ganará 'por una cabeza', al estilo gardeliano, cada contribución será estratégica. Este segmento de los liberales será muy disputado. Milei dejó constancia de su preferencia por ADN (Consenso Ischigualasto) el sábado 5 de noviembre. Pero el economista tiene muchos seguidores por fuera de cualquier estructura partidaria. La aspiración de Juntos por el Cambio es morder ese voto con una alternativa propia que no será Orrego ni Arancibia.
Muy preliminarmente asomó la sanjuanina autoconvocada Belén Varela como una de las figuras potenciales para esa grilla de candidatos. La dirigente hoy integra el Partido Republicano Unido, que lidera López Murphy a nivel nacional. En la provincia la conducción de esta fuerza está a cargo de Miguel Arancibia, fundador del Grupo 1852.
Será un verano caliente para la política. Hay altas expectativas de que Sergio Uñac confirme su candidatura en lo inmediato, apenas finalizado el mundial de Qatar. Y que firme el decreto de convocatoria a fines de enero. Desde ese momento específico habrá que contar 90 días para ir a las urnas. Apenas 10 días después del decreto los partidos tendrán que presentar las alianzas.
Ese será el punto de inflexión para la oposición. A mayor dispersión, menor sumatoria. O visto de otro modo, mientras más fuerzas logren confluir en una misma alianza, más votos podrán acumular gracias al sistema de lemas. Transitando los últimos días del año, parece bastante improbable que ADN y Cruzada Renovadora se sumen al armado orreguista.
Entonces, apenas Uñac firme el decreto de elecciones, estará trazado el tablero. Treinta días después de la convocatoria habrá que anotar subagrupaciones o sublemas. Pero las candidaturas no se conocerán hasta 50 días antes del comicio. Recién entonces se sabrá quiénes serán los candidatos a gobernador oficialmente.
El borrador del Frente de Todos cuenta, por ahora, tres cabezas de lista: la de Uñac, la de José Luis Gioja y la de Franco Aranda. Todavía tiene que pasar mucha agua debajo del puente. En Juntos por el Cambio también están ensayando una oferta de tres listas para gobernador y vice: la de Orrego, la de Arancibia y la de los liberales/libertarios.
Pero pueden pasar varias cosas todavía. Cáceres está en campaña para recuperar el terreno perdido. Cuenta ahora con el respaldo de la Justicia, que lo sobreseyó en segunda instancia en la causa iniciada por Gimena Martinazzo. Una alta fuente del PRO dijo que si el exdiputado nacional midiera tres puntos, serían suficientes para alentarlo a competir. No todos lo ven de la misma manera en el espacio. Los radicales, sin ir más lejos, entienden que es el momento de apuntalar a Orrego. Y abrir el juego solo para los que puedan aportar un voto diferente.
El calendario entró en cuenta regresiva y la premisa de Juntos por el Cambio podría sintetizarse en un juego de palabras: juntos por los votos.
JAQUE MATE