Sálvese quien pueda. Aún cuando el costo sea aplastar al otro y ese otro sea un compañero. Ese crudo principio de supervivencia podría explicar la súbita reacción del intendente de Rawson, Rubén García, este jueves en Banda Ancha. Sin la mesura de otras épocas. No hay tiempo para cuidar las formas cuando faltan menos de tres meses para ir a las urnas y está todo en juego.

Hay otro principio que podría explicar el repentino estallido del intendente y la batalla entre compañeros. Cuando no hay un adversario amenazante, brotan las diferencias internas. El peronismo y aliados tienen una potente escuadra de candidatos para el 14 de mayo. En frente todavía no apareció nadie.

Enemistados o no, los justicialistas y el bloquista terminarán sumándose los votos entre sí gracias a la Ley de Lemas. La oposición viene por dentro. Afuera solo emerge un candidato a gobernador -Marcelo Orrego- que mide bien pero todavía no mostró a ninguna figura municipal de peso para desafiar la hegemonía peronista.

Todo puede tener una explicación más sencilla aún. Un dirigente que frecuenta la Junta Departamental del PJ en Rawson reflexionó acerca de la naturaleza de la Ley de Lemas. Está pensada para contribuir a la victoria del próximo gobernador, gracias a la multiplicación de los candidatos departamentales. El costo a pagar es el clima de guerra en los municipios. Es aquello del sálvese quien pueda.

García atraviesa un momento crítico. Cerró el 2022 enfrentado con el Concejo Deliberante y sin ordenanza presupuestaria aprobada. Abrió el periodo de sesiones 2023 con un mensaje fugaz de no más de cinco minutos para ahorrarse el mal trago de compartir recinto con los ediles que lo amenazaron con el juicio político. Son sus propios concejales.

El intendente está jugándose las últimas cartas que le quedan para renovar el crédito frente a los vecinos. No tiene un panorama sencillo cuando está flaqueando la recolección de residuos, nada menos. Él decidió ponerle el cuerpo a la situación. Se hizo cargo sin desconocer la suciedad evidente. 

Tiene la mitad del personal de vacaciones y por eso hay una reducción del servicio. Pero también disparó una durísima acusación contra sus propios compañeros. Denunció una 'campaña sucia'. En otros términos, un boicot en tiempos electorales. Sostuvo que le están revoleando bolsas de basura en las calles para desestabilizar su gestión.

No se quedó allí. Tiró a diestra y siniestra. Dijo que el que se queja de la basura no se hace cargo de la inseguridad. Y si bien no le puso nombre a la chicana, quedó claro que le habló al secretario de Estado de Seguridad y Orden Público, Carlos Munisaga, uno de los que mejor mide por el momento.

Curiosamente Munisaga ha cuidado meticulosamente sus palabras para no confrontar abiertamente con García. Sin embargo, alguna declaración suya sobre los residuos sólidos urbanos bastó para herir la susceptibilidad del intendente. Es la guerra. Es a matar o morir, en términos políticos.

García también cruzó a Mauricio Ibarra, otro de los candidatos del peronismo que tiene chances de ganar el 14 de mayo. El exintendente pasó esta semana por Banda Ancha y dijo que las agujas del reloj se detuvieron en Rawson cuando él dejó la gestión en 2009. Rubén sacó viejas facturas. Advirtió que todavía están resolviendo algunas cuestiones de la AFIP heredadas de aquella administración. Bomba.

El intendente reconoció también su innegable distanciamiento del giojismo que lo llevó originalmente al poder en 2019. Sin embargo, le atribuyó la responsabilidad de la ruptura a algunos concejales, no a los hermanos José Luis y Juan Carlos Gioja. Responsabilizó al presidente del Concejo, Juan Carlos Salvadó, por haber generado las situaciones que desgastaron la relación.

En este sentido, dejó entreabierta la puerta para una reconciliación. Dijo que en política todo es posible. Y fue un gesto muy llamativo, cuando Juan Carlos Gioja ya se lanzó para regresar a la intendencia. ¿De verdad hay alguna chance de reencuentro después de todo lo que pasó? A García no le disgusta la idea. Lo dejó más que claro ayer.

En el fondo, García está tanteando el escenario. Ya habló oportunamente con Sergio Uñac para intentar darle algún coto a la competencia interna en Rawson pero la respuesta no lo dejó satisfecho. El criterio fue dejar participar a todos, todas y todes. El reflejo inmediato fue una verdadera explosión de ambiciones.

Además de García, están anotados para la intendencia de Rawson Munisaga, Ibarra, el bloquista Claudio Bonomo y el referente de Juan Grabois, Eduardo Camus. Todos irán prendidos de la boleta de Uñac. Falta todavía definir algún exponente de la Junta Departamental del PJ, que jugaría como otra alternativa. Desde allí suenan varios nombres. Están desde el Defensor del Pueblo, Pablo García Nieto, hasta la referente del Ministerio de Trabajo de Nación en San Juan Silvia Pérez, el funcionario de Desarrollo Humano Marcos Andino y el titular de ANSES en Rawson Raúl Romero. La lista podría seguir.

A todos ellos se sumará Juan Carlos Gioja, que llevará a su hermano José Luis como candidato a gobernador. Igualmente, porque comparten el mismo Frente San Juan por Todos, los votos se trasladarán de unos a otros para retener el municipio.

En semejante dispersión, retener el municipio no significa la reelección de intendente. Ni nada que se parezca. En este marco, García tenía la opción de entregarse. O ponerse el casco e ir a la guerra.


JAQUE MATE