Ninguno es actor de reparto
En los últimos 40 años de democracia ininterrumpida, los vicegobernadores siempre jugaron un papel estratégico. Todo indica que el próximo vice llegará con alto perfil y grandes aspiraciones.
En los últimos 40 años de democracia ininterrumpida, los vicegobernadores siempre jugaron un papel estratégico. Algunos tuvieron un protagonismo absoluto, otros permanecieron en segundo plano. En cada caso fueron fundamentales para explicar este tramo reciente de la historia de San Juan. Todo indica que el próximo vice llegará con alto perfil y grandes aspiraciones. Será mucho más que el árbitro de las sesiones en la Cámara de Diputados.
En estas últimas horas sin veda electoral se puede afirmar con bastante seguridad que el sucesor de Roberto Gattoni saldrá de tres posibles nombres: Cristian Andino, Fabián Gramajo y Fabián Martín. El orden debería resultar indistinto. De uno y otro lado de la grieta admiten, sottovoce, que la moneda está en el aire. Esperan una definición voto a voto.
Según la encuesta que se mire, gana el oficialismo o gana la oposición: Rubén Uñac con la sumatoria de José Luis Gioja o Marcelo Orrego con el aporte de los candidatos a gobernador que lo acompañan. La interna peronista por momentos parece liquidada. Pero la cautela aconseja dejar siempre una puerta abierta para la sorpresa.
Será Andino, Gramajo o Martín entonces. En cualquiera de las tres hipótesis habrá tela para cortar a partir del 10 de diciembre. Nadie espere un vice perdido en la monotonía. No hay chances de que eso vaya a suceder.
Desde ese punto de vista, los tres potenciales vices se sintetizan en un solo temperamento. De ninguna manera planean coronar su carrera política como segundo de nadie. Aquel refrán que dice que todo cura quiere ser obispo y todo obispo quiere ser Papa, explica a la perfección la naturaleza de las ambiciones.
Los tres pasaron en distintos momentos por Banda Ancha. Este miércoles fue nuevamente el turno de Andino. Mirando a cámara prometió seguir recorriendo la provincia y seguir reuniéndose con todos los sectores si le toca asumir como vicegobernador el 10 de diciembre. Rechazó quedarse en la comodidad del despacho, calefaccionado en invierno y refrigerado en verano.
La imagen remitió inmediatamente a otro vice que supo cultivar un alto perfil: Sergio Uñac. En 2011 el pocitano venía de ser intendente por dos mandatos consecutivos y amagó con proyectarse para la Gobernación. Pero desistió de inmediato cuando Gioja activó la enmienda para habilitarse un tercer periodo consecutivo.
Entonces a Uñac le tocó acompañar en la fórmula. Tuvo una visibilidad importante durante los siguientes cuatro años. Tanto fue así que en 2015 se convirtió en el candidato natural para la sucesión.
Apodado 'El Máquina' en su cuna sanmartiniana, Andino no para un segundo. Siempre se mostró reacio a quedar adormecido en una banca legislativa. Encabezar el recinto, sentado en la Presidencia, será otra cosa.
A Gramajo tampoco lo sedujo la diputación departamental. Si hubiera aceptado, todavía estaría incluido en las filas del uñaquismo. Sus expectativas de provincializar su proyecto se volvieron incompatibles con el gobernador. Así germinó la alianza con Gioja. El chimbero anotará el 2023 como el año que fundó su propia agrupación: 'San Juan te quiero'. Independientemente del resultado del domingo, el sello quedará en actividad.
El acuerdo político entre Gioja y Gramajo sacudió el tablero allá por marzo. En las elecciones del 14 de mayo, la subagrupación que lideran solamente ganó en Chimbas. Fue una diferencia aplastante con respecto al resto de las fuerzas. Pero fue insuficiente para emparejar el tanteador con Uñac.
En este último tramo de campaña extendida, Gramajo lanzó una serie de spots en nombre propio. Con slogan propio. Si le tocara asumir como vicegobernador, el chimbero no guardaría reposo en el despacho de Libertador y Las Heras. Como Andino, podría robustecer su imagen. Ganar músculo para más adelante.
Martín también se inscribe en esta liga de vices potenciales con proyección para más. '¿Existe el martinismo?', preguntó días atrás un alto funcionario uñaquista en una conversación reservada. Por supuesto que existe, aunque todavía no se haya revelado.
El compañero de fórmula de Orrego fue estimulado a inscribirse como candidato a gobernador para rivalizar internamente y aportar a la sumatoria de la Ley de Lemas. Pero prefirió allanarse y acompañar, entendiendo que Marcelo era el más competitivo. Dividir el voto de Producción y Trabajo podía salir mal. Desarmar luego la interna nunca resulta fácil cuando la tropa de uno y de otro lado se entusiasma hasta el exceso. Suelen quedar heridas.
Dicho en otras palabras, hubieran puesto al martinismo a competir contra el orreguismo. El espejo de la pulseada entre uñaquistas y giojistas les sirvió para desactivar la competencia entre los herederos de Roberto Basualdo, antes de que fuera demasiado tarde. Pero todo esto ratifica el alto perfil que tendrá, eventualmente, el vice de Orrego.
Martín pudo trocar lugares con Sergio Miodowsky, actual diputado departamental e intendente electo. Pero nunca pasó por la cabeza de Fabián achicarse. El cambio significó un ascenso político para Miodoswky. Por el contrario, pasar a la Legislatura hubiera representado un descenso para Martín. Nunca lo dirán así, tan crudamente, porque sería políticamente incorrecto.
Convertirse en el presidente nato de la Cámara de Diputados tiene otro rango. No necesita mayor explicación. Martín nunca se rendiría a la parsimonia parlamentaria. No podría, en tanto y en cuanto le tocaría lidiar con una mayoría opositora. Pero tampoco está en su ADN resguardarse a la sombra de nadie.
Sea quien fuere, el próximo vice nunca será un actor de reparto. Solo uno se consagrará el domingo. Los otros tampoco se irán a casa.
JAQUE MATE