Durante la semana pasada empezó a filtrarse una sospecha uñaquista: ¿y si José Luis Gioja acuerda con Fabián Gramajo? Es evidente que el chimbero está resuelto a competir en la interna por la conducción partidaria, pero su mayor dificultad será hacer pie en toda la provincia. Si el giojismo le diera ese soporte, habría consecuencias. Nuevo temor desbloqueado para el entorno de Sergio Uñac. Cambio de planes en tres, dos, uno.

Una alta fuente del giojismo -miembro de la mesa chica- descartó el entendimiento con Gramajo. Por ahora. Sin embargo, Gioja habilitó a sus referentes de confianza a empezar a recorrer los departamentos para sondear opiniones en los dirigentes de base. ¿Qué quieren los militantes? La respuesta está en construcción todavía.

Gioja y Gramajo tienen un punto de coincidencia ya, frente a Uñac: posponer la interna provincial del 11 de agosto al 17 de noviembre. Es decir, hacer coincidir la fecha local con la nacional para evitarse las dos campañas, el doble gasto y el doble desgaste.

Uñac sigue firme en su postura de liquidar la interna sanjuanina el 11 de agosto, cuanto antes. Todavía tiene ascendencia sobre el amplio espectro de intendentes que ganó el 14 de mayo del año pasado adherido a su boleta, cuando la Corte Suprema todavía no lo bajaba de la candidatura. Esa inercia tiende a debilitarse con el correr de los meses. Pero está.

La oficina uñaquista de avenida España sigue siendo el punto de confluencia de dirigentes de toda la provincia, a menudo los intendentes que, tras la derrota del PJ en la provincia, son la única estructura que le queda al partido para encarar el 2025 y el 2027. Hoy los caciques municipales están más empoderados que nunca.

Con esa espalda, la reelecta intendenta de Caucete, Romina Rosas, salió a plantar bandera de género. ¿Por qué el próximo presidente del partido no puede ser presidenta? ¿Quién podría negarle a ella el derecho a medirse de igual a igual con los compañeros? Las mujeres tienen un plus: aún en el peor momento de confrontación uñaquista-giojista, ellas supieron entenderse transversalmente. No permitieron que la disputa de los varones las distanciara.

El partido sigue hundido en una nebulosa. Con Gioja y con Uñac autoexcluidos, se abre el juego para las apetencias. Algunos salieron a manifestarse tempranamente. Gramajo fue el primero. Pero también Rosas. Fabián Aballay, otro potencial aspirante, se apartó de la contienda. Su objetivo está en Pocito y solamente en Pocito.

La idea original de impulsar al diputado veinticinqueño Juan Carlos Quiroga Moyano pasó de ser una salida salomónica a encontrar dificultades. El jefe de bloque garantizaba cero conflicto, porque no representa ninguna amenaza para 2025 ni 2027. Su bajo perfil lo hacía compatible con este momento de transición que enfrenta el justicialismo.

Pero si no hay consenso, la candidatura de Quiroga Moyano puede caerse como un hoja en el otoño. Si Gioja y Gramajo llegaran a un entendimiento para enfrentar a Uñac, el uñaquismo tendría que buscar otra figura suficientemente competitiva para batallar contra el chimbero, que ya no jugaría solo sino con el respaldo de la tropa giojista, diseminada, atomizada, reducida pero todavía presente en cada rincón de la provincia.

En cualquier caso y desde ambos bandos la hipótesis de la confrontación es indeseada. Todos prefieren una lista de unidad. Pero una cosa es decirlo y otra muy distinta es conseguirlo.

'Si Uñac quiere interna ahora, el 11 de agosto, que el presidente sea nuestro. O la presidenta', dijo un encumbrado dirigente giojista. Hoy resulta impensable que Uñac les conceda la pretensión. Cuando la mesa chica del Flaco habla en femenino, hay una sola referente para encabezar: la diputada Graciela Seva.

Para Uñac, cederle el poder a Gioja es un disparate. Si el giojismo se quedó sin municipio -salvo Chimbas vía Gramajo- ¿por qué razón le entregaría la próxima conducción partidaria?

Bueno, básicamente porque Gioja derrotó a Rubén Uñac en las elecciones provinciales del 2 de julio. El antecedente se mantiene fresco en cada conversación. A esto Uñac responde con su victoria de octubre, cuando logró retener las dos bancas de senadores para el justicialismo, en el peor año electoral del que tengan memoria.

La debilidad de Gramajo lo habilita para salir a jugar con mayor vigor. No tiene nada que perder. Está manteniendo reuniones agresivamente en cada departamento, intentando reclutar voluntades para armar un proyecto de renovación. Tiene vocación de poder y ese atributo puede ser también un inconveniente, visto desde el giojismo más ortodoxo.

El diálogo existe. Si ni siquiera hay fecha confirmada para la interna, la trenza está a medio camino todavía. Mientras tanto, crecen las sospechas cruzadas. Y siguen brotando los nombres sugeridos.


JAQUE MATE