Forzado por los tiempos, Uñac cambia de estrategia
El senador reunió al amplio espectro del peronismo orgánico para resistir la embestida giojista. La primera consigna es votar el 11 de agosto.
El lunes pasado, en esta misma columna, se reveló el rumor creciente de un eventual acuerdo entre José Luis Gioja y Fabián Gramajo para darle batalla a Sergio Uñac en la interna peronista. Es apenas eso, una versión. Pero la política se nutre mucho de estos cuchicheos. Y actúa en consecuencia.
Forzado por los tiempos, Uñac también empezó a jugar fuerte. Lo hizo el viernes pasado con una convocatoria amplia, como hacía mucho tiempo no sucedía. A su llamado asistieron desde los presidentes de las Juntas Departamentales hasta los intendentes, diputados provinciales y diputados nacionales. El tema, por supuesto, fue la interna.
El ex gobernador y actual senador cambió de estrategia, porque cambiaron los tiempos. La convocatoria no fue para bajar línea. Ya no tiene la lapicera. El eje del poder se desplazó a los intendentes desde que el 10 de diciembre el PJ debió entregarle las llaves de Casa de Gobierno a Marcelo Orrego.
Uñac invirtió el método. Ya no llamó a la tropa para indicar los pasos a seguir sino para consultar posiciones. Hacía muchos años que no sucedía una instancia de diálogo político, según reconoció un alto dirigente que participó del encuentro. Volver a la discusión interna, aún pagando el precio de incomodarse mutuamente, fue bien valorado por los que abrigan la expectativa de tomar la posta.
El senador puso el oído y la jugada le salió bien: hubo una posición mayoritaria a favor de votar autoridades partidarias en San Juan el 11 de agosto. Es decir, de manera desdoblada. En la vereda de enfrente, el giojismo y el gramajismo hacen fuerza para unificar el comicio interno con el nacional, previsto para el 17 de noviembre.
Votar en agosto o hacerlo en noviembre será determinante. Lo saben de ambos lados de la grieta peronista.
En el convite de Uñac hubo una coincidencia general acerca de escaparle a las elecciones nacionales. Si, con mucho esfuerzo, lograran cocinar una lista de unidad en San Juan, todo quedaría en riesgo cuando bajen las divisiones porteñas/bonaerenses. Son dos líos, uno arriba del otro.
Uñac logró que los intendentes fijaran esa posición, según dijo la fuente que estuvo en el encuentro. Que lo dijeran los jefes comunales fue lo realmente valioso. Hoy mandan ellos, porque tienen territorio y fundamentalmente estructura. Quedaron en la cúspide del PJ hasta el 2027, por lo menos.
Para el giojismo, aplazar la interna provincial y hacerla coincidir con la nacional abriría otra ventana, una oportunidad adicional. ¿Por qué? Porque entienden que el poder de Uñac irá decreciendo con el paso de los meses. Mientras más se estire la deliberación, habrá más heridos y enojados dispuestos a cambiar de equipo.
La única red de contención efectiva, real, es la que proporcionan los intendentes. Por eso fue hábil el cambio de estrategia de Uñac, plasmado el viernes. Si la lapicera propia ya no tiene tinta, bienvenida sea la lapicera de los jefes comunales. Ellos tienen la palabra.
El paso siguiente será acordar nombres. Y ahí todo puede suceder. El uñaquismo sigue promoviendo alguna figura de transición, que no le haga sombra a nadie, que no tenga ambición de candidatura en 2025 ni en 2027. El veinticinqueño Juan Carlos Quiroga Moyano sigue ofreciendo este perfil.
Pero el uñaquismo no juega solo esta carrera. Tiene que acordar con el giojismo algunos lugares. ¿Hasta qué punto está dispuesto a ceder espacios cada sector?
Si la influencia de Uñac tiende a decrecer a medida que pasa el tiempo, una lógica semejante podría aplicársele a Gioja. Si se achica el que dejó el poder hace seis meses pero al menos sigue siendo senador, peor debería sucederle al que ya ni siquiera es diputado nacional. Este razonamiento salió de boca de un dirigente uñaquista, por supuesto.
El giojismo sigue culpando a Uñac por la caída del 2023. Fin.
Este brevísimo detalle sirve para entender los términos de la negociación venidera. Sobre todo, las dificultades para encontrar un punto de equilibrio.
El uñaquismo está buscando apoyarse en los intendentes, reconociendo el lugar que les toca a ellos en esta nueva etapa. El giojismo está tanteando opciones. Ahí aparece en escena Gramajo. El chimbero está dispuesto a dar pelea, pero no podría jugar en soledad si Gioja acordara con Uñac.
Curiosamente, la mejor carta de Gramajo es la misma que esgrime el uñaquismo: tiene un municipio como respaldo, conserva su poder territorial y su estructura. En esa arena parece que se disputará la interna, en los departamentos. Incluso, mucho antes de que haya presentación de listas.
JAQUE MATE