El orreguismo ganó mucho más que el RIGI
Por primera vez en dos décadas el PJ perdió una votación en la Legislatura. Punto de inflexión y conversaciones abiertas para 2025 con el bloquismo.
Puede parecer una nimiedad. No lo es. Por primera vez en 20 años el justicialismo perdió una votación en la Legislatura. Que fuera por el RIGI es lo de menos. El régimen de incentivo a las grandes inversiones fue la coyuntura, el pretexto. Lo que sucedió la semana pasada tuvo otra dimensión. Algo se quebró en la relación de fuerzas.
El oficialismo asumió con apenas 12 diputados propios en un recinto de 36 bancas. Ese punto de partida signó la debilidad de Marcelo Orrego. Por eso tuvo tantos roces con Sergio Uñac apenas tomó el mando el 10 de diciembre.
Discutieron por la representación en el Consejo de la Magistratura y por los cargos en el IPEEM. Se impuso la mayoría justicialista. Le hicieron sentir al nuevo gobierno el rigor del número.
El clímax fue cuando el uñaquismo presentó sobre tablas una reforma a la ley de coparticipación para quitarle a Orrego el manejo del Fondo de Emergencia Municipal (FEM) y entregárselo directamente a los intendentes. El veto fue inmediato.
El diálogo se cortó por un tiempo. Las vacaciones de enero contribuyeron a calmar los ánimos. Pero quedó el antecedente con el mensaje impreso: en la Legislatura manda la oposición.
Eso rompió el oficialismo el jueves pasado, en la sesión más larga que haya tenido esta administración. Las cinco horas de debate fueron el corolario del estallido que había sucedido tres días antes, el lunes, cuando el PJ intentó retener en comisión el proyecto y el orreguismo con los aliados logró emitir dictamen por mayoría. Se encendió la luz amarilla en el peronismo. ¿Qué pasó?
El presidente del bloquismo, Luis Rueda, se acopló a la necesidad de Orrego y del vice, Fabián Martín. Su contribución le sumó al oficialismo tres votos muy bienvenidos. No eran suficientes pero acercaban bastante el tanteador para lograr la victoria: primero el dictamen en comisión, luego la sanción en sesión ordinaria.
Al día siguiente, Martín festejó la conquista en Banda Ancha. Reconoció que le hubiera gustado una votación unánime. Pero al menos lograron una amplia mayoría, a pesar de la férrea oposición del PJ uñaquista y el PJ giojista que, tras la unificación partidaria, actuaron en sincronía después de mucho tiempo.
Martín contó con el respaldo del massista Franco Aranda y de algunos desprendimientos del peronismo, como el angaquero Marcelo Mallea, el albardonero Pedro Albagli, el calingastino Jorge Castañeda y el vallisto Omar Ortiz. Por supuesto estuvo el libertario Fernando Patinella.
Para llegar a los 21 votos, estuvieron los bloquistas: Rueda, Miguel Atampiz de Zonda y Gustavo Deguer de Iglesia. El justicialismo reunió 14 votos solamente. El diputado de la UOCRA, Eduardo Cabello, viajó a Buenos Aires. Como diría el meme de Darío Barassi: raro.
Para el oficialismo, los votos de Albagli (gentileza de Juan Carlos Abarca), Castañeda y Ortiz, fueron una excepción. Acompañaron solo esta vez por tratarse de un proyecto que estimula las inversiones mineras fundamentalmente. Pero el resto de los votos tendría un carácter más permanente.
El diálogo entre Martín y Rueda se aceitó en ocasión de esta ley. La firma del presidente bloquista fue clave para emitir el dictamen de mayoría el lunes, contra la furia de algunos diputados del justicialismo que lo acusaron de traidor.
El histórico secretario privado de Uñac, por primera vez, se movió en contra del mandato del senador.
Al despacho del vicegobernador llegó la versión de que los votos bloquistas fueron en realidad un gesto de Uñac, para colaborar con la aprobación del RIGI sin pagar el costo de quedar pegado. Pero el propio Rueda se encargó de desmentirlo.
La relación del presidente del bloquismo se rompió con los compañeros justicialistas por varias razones. Una de ellas fue la falta de respaldo cuando encaró su interna partidaria. Rueda pidió colaboración a los dirigentes peronistas de los municipios para retener la conducción y se borraron todos.
El temor de Rueda era que el orreguismo jugara en la interna bloquista a favor de los disidentes, para recuperar el partido de la estrella y desplazar a los que se habían pintado con Uñac. Pero Casa de Gobierno se mantuvo al margen. Y ese gesto fue bien valorado.
Las cosas cambiaron. Los tres diputados bloquistas están tanteando un acuerdo de mediano plazo con Martín. Tal vez sea la puerta de entrada para algo más, teniendo en cuenta la proximidad de las elecciones del 2025. No es algo que hayan acordado aún. Pero sí se pusieron mutuamente una fecha: a partir de octubre de este año comenzarán las conversaciones.
JAQUE MATE