A la medida de Fernández y también para Uñac
Hubo Tedeum en Buenos Aires y en San Juan. Entre líneas, una referencia local para suavizar el conflicto con los médicos.
No por estar en cuarentena, la Iglesia Católica cedió el micrófono que tiene cada 25 de mayo en su tradicional Tedeum, tanto a nivel nacional como en cada capital provincial. Desde ese púlpito, los prelados han hecho sentir el rigor de sus mensajes ante cada presidente y gobernador, marcando agenda y, muchas veces, generando algún disconfort en la clase dirigente. Cómo olvidar, por ejemplo, que tanto Néstor como Cristina Kirchner optaron por dejar solo a Jorge Bergoglio en la catedral metropolitana, para asistir a ceremonias en el interior del país. Ya es material de archivo, pero todavía incomoda el recuerdo tanto a oficialistas como a opositores. Suele ser un olvido recurrente tanto en militantes K del Papa Francisco como en aquellos que pretenden desacreditarlo al tildarlo de "Papa peronista".
Este lunes el cardenal Mario Poli, en Buenos Aires, dio un mensaje cargado de respaldo hacia la gestión de Alberto Fernández, quien lo siguió con detenimiento desde la Quinta de Olivos, dentro de esta modalidad virtual impuesta por la pandemia. Sería desmesurado interpretar que el prelado apoyó políticamente al presidente de la Nación. Fue, en todo caso, una señal de acompañamiento hacia la administración de la cuarentena que algunos sectores radicalizados están cuestionando.
Poli dijo que no hay lugar "para llevar al terreno de las ideologías, posturas partidistas o intereses sectoriales" porque "se trata de decidir sobre la vida de todos los argentinos y, por lo tanto, se hace necesario preservar la unidad". No hacía falta mucho más para entender el sentido del discurso eclesiástico. Pero el cardenal siguió adelante, al recordar una frase reciente del Papa Francisco, en la que se refirió a los gobiernos que "han tomado medidas ejemplares". Medidas molestas para algunos, para la mayoría, es verdad.
“Todos sabemos que defender a la gente supone un descalabro económico, pero sería triste que se optara por lo contrario, lo cual llevaría a mucha gente a la muerte, como un genocidio virósico”, concluyó Poli. Certero. Implacable. Oponerse a la cuarentena es equivalente a abrir las fosas comunes, bajo la óptica del representante del Vaticano en Argentina. El Tedeum fue el momento imperdible para hacer sentir esa postura.
Mientras tanto, en San Juan, Monseñor Jorge Lozano también encabezó esta celebración religiosa de acción de gracias desde la catedral, que fue transmitida por el canal oficial de Gobierno vía internet para toda la provincia. "La pandemia ha hecho que se caigan muchas falsas seguridades", apuntó el arzobispo. "La vida se alteró" y "hemos palpado que somos frágiles y vulnerables", sostuvo la autoridad religiosa. E hizo una nueva invocación a Roma: "como dice el Papa Francisco, nadie se salva solo".
Lozano destacó que en este tiempo difícil San Juan pudo ver cómo se multiplicaron las iniciativas de solidaridad. Y a continuación sobrevoló uno de los conflictos que tensaron los días de cuarentena en la provincia. El arzobispo dijo que "Dios está presente en el personal de Salud" y también "en los que tienen responsabilidades públicas y lo asumen con generosidad". Fue una referencia concreta a los dos polos de una controversia que ayer eclosionó nuevamente en una manifestación ruidosa en las calles céntricas, en apoyo a los médicos frente a la investigación judicial iniciada por el cuarto caso positivo de Covid-19.
Se advirtió un llamado ligero, pero llamado al fin, a contemplar a ambos actores de este conflicto como partes necesarias del equipo que debe trabajar en el contexto de la pandemia. Y fue más allá al mencionar que a pesar de las innumerables muestras de solidaridad, "todavía no alcanza" porque "muchos siguen en las tinieblas del desamparo". No son tiempos de restar sino de sumar, podría interpretarse sin riesgo de forzar el discurso.
Son días curiosos, desde que el virus acecha a la humanidad y la cuarentena sigue siendo la única receta recomendada por los especialistas para detener los contagios, para reducir las muertes. Sin embargo, a lo largo del par de meses transcurridos, la presión fue en aumento y las diferencias desplazaron las coincidencias. La Iglesia optó por hacerse escuchar, aunque más no sea a través de las pantallas. Hacer oír el mensaje del Vaticano, hecho a la medida de Fernández. Pero también adaptado a las dificultades que enfrenta el propio Sergio Uñac.
JAQUE MATE