Un sanjuanino que integra Unión por la Patria y tiene línea directa con Buenos Aires confirmó las presunciones lógicas expuestas días atrás en esta misma columna. A Sergio Massa le está haciendo ruido la interna interminable entre Sergio Uñac y José Luis Gioja, que sigue reflejada en el mapa pintado de violeta. Alivió la tensión la conquista de las dos bancas en el Senado, sobre la hora y por escasísimo margen. Pero preocupa sobremanera el descuido de la campaña por el ballotage.

Efectivamente Uñac salió fortalecido el domingo 22 de octubre cuando consiguió su senaduría. Mucho más cuando, 72 horas más tarde, ingresó también su compañera de lista, la camporista Celeste Giménez. Fue en tiempo suplementario y por penales. Pero el peronismo finalmente logró retener las dos bancas de la mayoría, dejando al libertario Bruno Olivera en minoría.

En Diputados el sistema les cobró caro la paridad con los otros frentes en competencia. Perdieron una banca. Entró el justicialista Koki Chica, junto con el libertario José Peluc y la orreguista Nancy Picón. El bloquismo asociado al uñaquismo se quedó afuera del Congreso.

En San Juan Javier Milei ganó la elección general. Relegó a Massa por un par de puntos. Que Uñac quedara en primera posición para el Senado fue gracias al corte de boleta que sufrió Olivera. Claramente todo esto es pretérito. La nueva línea de meta ya está trazada. Será en 20 días.

Desde Buenos Aires hicieron llegar algún rezongo por la provincialización del comicio. Claramente la estrategia no fue del todo efectiva. Dirá el uñaquismo que el resultado fue positivo, porque se logró retener las dos bancas más importantes, las del Senado. Pero ese argumento se extinguió el domingo 22 de octubre. En adelante, solo estará en discusión la Presidencia de la Nación. Y hasta ahora el oficialismo sanjuanino no demostró demasiado fervor por la fórmula Massa-Rossi

Lo acreditan los números. Fueron dos de dos: en las primarias y en las generales, en San Juan se impuso Milei. ¿Qué debería cambiar para dar vuelta el score el 19 de noviembre? Todavía se lo están preguntando, mientras avanza el calendario.

Una fuente externa al uñaquismo y al giojismo, reveló que los problemas de convivencia interna persisten y, puertas adentro de Unión por la Patria, ni siquiera hay intención de disimularlo. Cualquiera podría pensar que, superado el 22 de octubre, ahora podrían estar todos militando en las calles por la fórmula presidencial. Al fin de cuentas, están representados bajo el mismo paraguas. Pero no.

En las bases, el encono alimentado durante años no se revirtió. Poner a la estructura giojista a militar implica, primero, permitirle que purgue los rencores. Aquella foto de unidad del jueves 14 de septiembre en el Hotel Viñas del Sol fue importante, pero quedó en lo declamativo.

Como ya se dijo y escribió en esta columna el pasado viernes, Uñac enfrentará la tentación de ir por todo. Bueno, ya tendría la decisión tomada. Una fuente que compartió con él la vigilia por los resultados de la última elección reveló que efectivamente el gobernador está en plan de recuperar poder.

Para ello, necesita ofrecerle a Massa un resultado sutancialmente mejor en la segunda vuelta. Uñac tiene ascendencia en algunos gobernadores. Por eso es que su nombre suena como posible ministro del Interior. Pero, en esta nueva generación de dirigentes peronistas, Axel Kicillof les pasó por arriba a todos con su 45 por ciento en provincia de Buenos Aires.

No podría Uñac presentarse en el concierto nacional con una derrota en el ballotage. Debe pintar de azul el mapa sanjuanino. ¿El giojismo está dispuesto a colaborar a sabiendas de que el resultado ayudará a Uñac a escalar posiciones? Como diría Shakespeare, esa es la cuestión.

Uñac tiene una cercana relación política con Massa. Dependiendo de los guarismos del 19 de noviembre, podría haber otros nombres sanjuaninos en el eventual gabinete en segundas o terceras líneas. Por ejemplo, en las áreas de energía y minería. ¿Será Uñac el filtro de estos nombres? Primero le contarán cada voto aportado a la victoria. Si hubiese victoria, claro.

Cuando parecía que Uñac estaba noqueado por la derrota estrepitosa del 2 de julio, logró ponerse de pie y coronar su año con la doble banca en el Senado. Aún así el giojismo le pasa factura por haber perdido el gobierno provincial luego de 20 años. Lo identifican como el gran responsable de haberle entregado el poder a Marcelo Orrego. Pero no pudieron asestarle el golpe definitivo: la subagrupación San Juan vuelve perdió la pulseada en Rawson y perdió la primaria por la candidatura a senador.

La reconfiguración del Partido Justicialista será nuevamente motivo de discordia. Uñac intentará conservar la centralidad, bajo protesta de Gioja y su corriente interna. Algunos intentarán tender puentes -ya lo están haciendo- para evitar la confrontación allá por marzo de 2024. Pero no hay garantías de sellar la convivencia pacífica.

Habrá un factor adicional a considerar: Orrego estará en la cúspide del poder. Massa prometió conformar un gobierno de unidad que supere la grieta, muy similar a la transversalidad que propuso Néstor Kirchner en 2007. Esto permite prever que habrá un canal de diálogo abierto entre la Casa Rosada y Marcelo. Tal vez el peronismo sanjuanino aún no haya tomado nota de este detalle.

Queda apenas un mes y 11 días para el traspaso de mando. Figurar estos escenarios es imprescindible. Considerar resuelta la interna justicialista para entonces, una ingenuidad.

JAQUE MATE