Antes de un retroceso terrible
Por primera vez San Juan reconoce la posibilidad de tener circulación viral comunitaria. El desafío es convivir con el germen sin aniquilar la economía.
La nueva normalidad de la que se viene hablando desde que comenzó la pandemia, incluye acomodar la vida para convivir con el virus reduciendo al mínimo las posibilidades de contagio. San Juan dará este martes un paso en ese sentido, cuando el gobierno presente el plan para evitar el cierre total de la economía el día que aparezca la circulación viral comunitaria. Es básicamente el reconocimiento de lo inevitable. Con la misma filosofía del principio: prepararse para lo peor esperando que no suceda.
Sergio Uñac dijo en rueda de prensa que están mirando con detenimiento y preocupación la aparición de focos de contagio en provincias que han tenido un estatus sanitario importante. ¿Qué significa esto? Que nadie está a salvo de la circulación del virus, más allá de las medidas sanitarias adoptadas con rigurosidad en los controles fronterizos. El germen está transitando por las rutas argentinas y cubriendo progresivamente todo el mapa. ¿Qué razón hay para suponer que San Juan permanecerá indefinidamente a salvo? Sería incluso una irresponsabilidad no tomar las previsiones.
Por eso este martes se presentará en sociedad el plan oficial de contingencia, para evitar la parálisis de toda la provincia como reacción inmediata frente a un eventual brote. El daño económico sigue siendo preocupante aún con todas las flexibilidades conquistadas, básicamente porque el distanciamiento social impide producir a pleno y porque los grandes centros de consumo tampoco están demandando los volúmenes de antaño.
Lo dijo con claridad el presidente de la Unión Industrial de San Juan, Hugo Goransky, este lunes en Banda Ancha. La producción venía reducida al 50 por ciento en el último tramo de gestión macrista y la pandemia terminó de afectar la actividad. Están todos los rubros autorizados para trabajar. Sin embargo, las facturaciones no acompañan. Por eso es bienvenida la continuidad del programa nacional ATP que paga la mitad de los salarios de bolsillo, como alivio para las cuentas patronales.
La escala de la nueva normalidad también impacta en el sector del transporte público de pasajeros, uno de los servicios esenciales que no se detuvo jamás. Los colectivos se mueven con apenas el 20 por ciento de los usuarios de la época previa a la pandemia, según dijo en Banda Ancha el secretario de Tránsito y Transporte, Jorge Armendáriz.
En 2018 se registraron unos 9 millones de pasajes en el servicio urbano y ese número cayó levemente en 2019, posiblemente producto de la crisis económica y la caída del poder adquisitivo de las familias. En 2020 directamente sobrevino el derrumbe de toda la ecuación. Por eso se planifica en el mediano plazo elevar la cantidad de personas permitidas a bordo de cada unidad. Pero eso dependerá estrictamente del estatus sanitario que tenga la provincia.
Podría suceder un día, que un hisopado arrojara un resultado positivo en San Juan y que la persona en cuestión no tuviera nexo epidemiológico. Es decir, que nadie pudiera decir a ciencia cierta cómo ni dónde se contagió. Será la primera luz amarilla. Porque significará que en paralelo hay otra cantidad no estimada de hombres y mujeres deambulando con el virus a cuestas. Transmitiéndolo a sus entornos también. Esta hipótesis no es descabellada. Así sucedió en cada punto del planeta donde el Coronavirus luego se convirtió en un problema mayúsculo.
Y si bien Argentina ofrece antecedentes suficientes para que San Juan tome nota, también del otro lado de la cordillera hubo una noticia para aprender de la experiencia chilena. Este lunes se anunció que a partir de las 22 horas del miércoles 29 de julio, las ciudades de Coquimbo y La Serena volverán a lo que se denomina Fase 1 en Argentina. Es decir, aislamiento obligatorio. Quedarse en casa hasta nuevo aviso, como único recurso para aplanar la curva de contagios que se descontroló.
Según la prensa trasandina, hasta principios de mayo en ambas ciudades muy conocidas por muchos sanjuaninos y sanjuaninas, había apenas 10 casos activos. Es decir, números similares a los de esta provincia del oeste argentino. Pero a fines de julio las cifras se dispararon por encima de los 300 casos.
De acuerdo al último Informe Epidemiológico elaborado por el Ministerio de Salud, al 23 de julio, Coquimbo presentaba 377 casos activos y 12 fallecidos. La Serena registraba 329 casos activos con 16 víctimas fatales. Son dos ciudades muy cercanas una de otra y en conjunto forman un solo conglomerado urbano, como si se tratara del Gran San Juan. El compromiso de las camas en los hospitales se acercó peligrosamente a su máxima capacidad. La cuarentena estricta fue el último recurso.
San Juan está ensayando un retroceso no tan drástico. Pero, retroceso al fin. Por las dudas. Por las certezas también.
JAQUE MATE