Detrás del sobrio comunicado oficial acerca de la reunión de Sergio Uñac con la CGT en Casa de Gobierno, hubo letra fina. Llegó la hora de pedir fidelidad en nombre de la historia compartida, sin mucho que prometer. La gestión está en retirada. Pero el mandatario todavía tiene una bala de plata para sobrevivir a la derrota del 2 de julio y es convertirse en senador. Ese horizonte sigue siendo el refugio de los acuerdos para el mediano plazo.

Hablaron de los barrios en ejecución, que los sindicatos esperan puedan terminarse antes del cambio de gobierno. Y poco más. Uñac no puede prometer nada más allá del 10 de diciembre. Igualmente les pidió que acompañen con más fuerza en estos últimos días antes de la elección primaria del 13 de agosto.

La cuenta es sencilla. Si Uñac logra la victoria interna dentro de dos domingos, derrotando a Juan Carlos Gioja, tendrá la senaduría prácticamente garantizada. Aún en contexto de derrota con Juntos por el Cambio el 22 de octubre, quedando segundo entrará en la Cámara Alta del Congreso de todos modos. Apenas ha superado la barrera de los 50 años de edad. Tiene hilo en el carretel, siempre y cuando no se corte prematuramente.

Desde este punto de vista, la pelea más importante será la del 13 de agosto. Ese día Uñac podría quedar fuera de carrera si perdiera contra los hermanos Gioja. Totalmente excluido del tablero político, solo tendría por delante concluir la gestión el 10 de diciembre, entregarle los atributos de mando a Marcelo Orrego e irse a casa.

Pero si Uñac gana la primaria, tendrá nueva vida. Podrá festejar una victoria, que no es poco luego de la caída del peronismo ocurrida hace exactamente un mes. En la reunión con los sindicalistas, el gobernador se mostró confiado. Transmitió esa sensación de fortaleza. Convocó a los dirigentes para que salgan a militar sin titubeos.

Las dudas surgieron naturalmente. Hubo mensajes cruzados, de parte del uñaquismo y del giojismo también. Los dirigentes se vieron en un dilema. ¿Están dadas las condiciones para jugarse por una de las dos expresiones del peronismo? ¿O sería prudente sentarse como espectador hasta que las urnas ordenen esta convulsión?

Es precisamente lo que Uñac buscó evitar, a través de la convocatoria a Casa de Gobierno. Que nadie se haga el desentendido. No es momento de relajarse porque todavía hay mucho en discusión. Y quedan por delante al menos cuatro años de relación incierta con el nuevo gobierno.

Una alta figura cegetista lo puso en estos términos: 'hay cuatro años para sobrevivir'. Salvo que llegara a ganar Sergio Massa. En tal caso, el sindicalismo uñaquista cuenta con tener un trato preferencial con la Casa Rosada. Quedó plasmado en la visita del ministro de Economía el pasado viernes.

Massa habló de tener sanjuaninos en su gabinete, mirando fijamente a Uñac sobre el escenario del estadio de UPCN. El mensaje llegó y puede ser una de las palancas para fidelizar apoyos en estos últimos días antes de la primaria.

El lunes por la tarde estuvieron todos los que tenían que estar. Es decir, los que tienen padrones de afiliados más numerosos: UOCRA, UTA, Camioneros, Comercio, Luz y Fuerza, Taxistas, entre otros. 

No asistió UPCN, por esa pelea histórica entre Pepe Villa y Eduardo Cabello. Pero el dirigente de los estatales acompaña desde afuera. Quedó implícito el viernes cuando puso su estadio para albergar el acto oficial de Massa.

Los sindicalistas salieron del encuentro con una consigna inequívoca. Hay que salir a militar porque 'el peronismo les dio siempre, desde la época del Flaco'. Ahora no queda margen para 'hacerse los huevones'. Textual.

Fue interesante la apelación a la historia completa de gobiernos peronistas, sin distinción entre Gioja y Uñac, desde 2003 en adelante. Una alta fuente de la CGT reconoció que la inhabilitación de Sergio por el fallo de la Corte Suprema impactó en los entusiasmos. Hubo quienes 'se dieron vuelta', frente a la nominación de Rubén y acompañaron 'al Flaco'.

Puertas adentro, en la víspera del 2 de julio hubo un guiño. La única condición era no abandonar al peronismo en la elección. Si decidían apostar por Gioja, los votos se terminarían sumando gracias a la Ley de Lemas. No era tan grave desde ese punto de vista. La historia contará que la acumulación obtenida fue insuficiente frente a la ola amarilla. Orrego les ganó a todos.

Esta confesión sobre los pases internos dentro de la CGT reveló otra cuestión: siguen considerando que Sergio es quien tiene los votos. No Rubén. Es el combustible que alimenta las voluntades.

'Se gana bien hasta con un voto', definió uno de estos líderes sindicales que está militando la lista de Uñac. Ganar el 13 de agosto es la condición necesaria y prácticamente suficiente para ser senador.

En esta carrera, evitar el desbande de los sindicatos parece importante. Uñac no puede prometerles demasiado como gobernador, faltando cuatro meses para concluir su mandato. Le queda la historia compartida como argumento para reclamar lealtad. Y, fundamentalmente, la expectativa de que su carrera todavía no terminó.


JAQUE MATE