Que no se rompa. Esa sería la consigna política que por estas horas está exhibiendo Franco Aranda, convertido en máximo referente de Sergio Massa en la provincia. Que no se rompa el deshilachado vínculo entre el Frente Renovador y el Frente de Todos que lidera Sergio Uñac. La relación está magullada, es innegable. Pero parece condenada a sostenerse de un modo u otro, por conveniencia mutua.

El desafortunado presente de la coalición de gobierno a nivel nacional condiciona la suerte del oficialismo aquí en San Juan. Uñac se plantó este lunes con un agresivo reparto de más de 3.400 millones de pesos en incentivos fiscales a 87 empresas. La plata salió de las arcas provinciales y fue un modo de tomar distancia de la mufa que llega desde Buenos Aires.

El discurso de Uñac comparó el momento crítico que atraviesa el país al 2018 del macrismo, cuando la provincia también salió a estimular la producción con una estrategia estrictamente local, con recaudación sanjuanina. ¿Dijo que Alberto Fernández y Mauricio Macri son lo mismo? No, en absoluto. Pero equiparó las dificultades de aquel entonces y del presente, para justificar la decisión política de intervenir.

En el auditorio sentó a los principales empresarios de la provincia. Los mencionó uno por uno y les agradeció la presencia. El sector privado es una de las patas necesarias para toda construcción electoral. No la única, pero sí una muy importante. También estuvieron los sindicatos.

Sea o no sea candidato otra vez en la provincia, Uñac necesitará sostener el crédito social que luego se traduzca en votos. Para él o para quien decida coronar como heredero o heredera. Esa definición todavía tiene final abierto. Lo que sí se sabe, con bastante seguridad, es que el Frente de Todos tendrá que agudizar mucho el ingenio para blindarse frente a la caída dramática de la imagen de gestión de Fernández.

En este plan de fortalecimiento de lo local hay todavía algunos cabos sueltos, especialmente desde lo político. Uno de ellos, el más emergente y seguramente el más analizado, es la disputa no resuelta con José Luis Gioja. Uñac tiene el dominio mayoritario del partido. Demostró su fuerza el pasado lunes 18 de julio cuando bajó línea en la histórica sede del PJ. Pero la fragilidad del escenario aconseja sumar a todos. No sobra nada ni nadie.

La irrupción de Aranda también se convirtió en una piedra en el zapato. Empezó bajo el ala de Uñac y con su aprobación se puso a rearmar el Frente Renovador de Sergio Massa en San Juan. Todo transcurrió en armonía hasta que el exintendente de Capital se apartó de la partitura. En una entrevista radial se opuso a una nueva candidatura del gobernador y fue la gota que colmó el vaso. Bastó para que en Paula y Libertador tomaran nota de la discordancia.

No había sido la primera. Aranda ya se había manifestado en contra de la eliminación de las PASO, una de las banderas del uñaquismo. Si no está consustanciado al ciento por ciento con la conducción política del espacio, entonces no podía seguir siendo funcionario. Por decreto del gobernador fue removido del directorio del Banco San Juan. La ministra de Hacienda, Marisa López, fue la encargada de blanquear las razones. Y a otra cosa.

Sucedió luego un nuevo episodio de tensión entre Uñac y Aranda, que se tradujo en la frustrada designación de Yamila Cabrera al frente de la delegación local de la Comisión Nacional Reguladora del Transporte (CNRT). El episodio ya se explicó detalladamente en Canal 13. El gobierno de la provincia obstruyó el nombramiento que venía directo desde el Ministerio de Transporte de Nación.

Aún así todo podría quedar reducido al anecdotario. El objetivo parece bastante más importante que un cargo aquí y otro allá. Está en juego el 2023.

Este lunes Aranda habló nuevamente en Banda Ancha y se quejó al pasar por los incidentes recientes. Pidió convivir en la diversidad dentro del Frente de Todos. Pero automáticamente aclaró -de motu proprio- que la alianza política no se va a disolver. Dijo que seguirá trabajando dentro del espacio. Fue una señal inequívoca para Casa de Gobierno.

Con el auspicio de Massa, Aranda ampliará todo lo posible el Frente Renovador para hacerlo 'competitivo'. No hace falta mucha explicación para entenderlo: van a plantear candidaturas propias el año que viene, sea cual fuere el sistema electoral vigente. Y que gane el mejor. Para ello necesitarán que Uñac les abra el juego por dentro del Frente de Todos.

El exintendente imploró a la conducción provincial que no interprete cada declaración suya como un intento de división. Destacó que siempre se manifestó con alto respeto, sin atacar a la gestión ni a la figura del gobernador. Fue una bandera blanca, con factura incluida, pero bandera blanca al fin.

Aranda tiene un acuerdo con Massa para hacer crecer el Frente Renovador como partido político en cada departamento de la provincia. 'Todavía no hemos mostrado todo', sostuvo enigmático este lunes. De todas maneras en la interna peronista todo se termina sabiendo. En las mesas de café hierven las hipótesis.

No debería resultar llamativo, pero en el entorno de Uñac tampoco descartan a Aranda como socio eventual en 2023. Más allá de los roces a cielo abierto, las circunstancias imponen tener una mirada amplia. Sea con primarias o con cualquier otro sistema electoral, la intención oficial sería permitir más de una lista por departamento para abonar piramidalmente la victoria provincial el año que viene. 
Si Franco pudiera colaborar en alguna medida en Capital, sumando votos al Frente de Todos, bienvenido sea. Aún cuando a Emilio Baistrocchi no le cause mucha gracia la intromisión. Eso será harina de otro costal. Esto no significa que Aranda esté dispuesto a insistir en el municipio. Su objetivo parece más grande. Por ahora evitó reconocerlo abiertamente. Por ahora. Hace falta mano de seda.


JAQUE MATE