Dijo un colega periodista cuya esposa debió hisoparse recientemente, que le está pasando una experiencia singular. Será porque está más sensible al tema Covid-19, porque le golpeó la puerta de su hogar, pero de repente comenzó a conocer a mucha otra gente que estaba atravesando por la misma situación. Fue como si de repente se le revelara un mundo hasta ahora desconocido. La explicación tal vez sea menos subjetiva. 

Objetivamente, cada vez hay más sanjuaninos y sanjuaninas atravesando por el mismo trance. Los números oficiales respaldan la afirmación. Dicho de otro modo, más coloquial: las balas están picando cerca.

Este domingo cerró con 104 nuevos casos de Coronavirus, consolidando una tendencia en alza. San Juan está oficialmente en un nuevo escalón, cada vez más hundido en la pandemia. Como es sabido, el Covid-19 se debe contar de 14 días en 14 días. Retroceder dos semanas exactamente permite valorar cuánto avanzó la peste. El resultado es angustiante.

Vale reiterar el número: este domingo 18 de octubre, día de la madre, la provincia sumó 104 nuevos diagnósticos de Covid-19. Exactamente dos semanas atrás, el domingo 4 de octubre, hubo tan solo 20 nuevos casos. La curva se multiplicó por cinco. Va de nuevo: se quintuplicaron los hisopados positivos.

Pero esa mirada en retrospectiva arroja más datos dignos de alarma. El domingo 4 de octubre había 1.066 casos acumulados en total. Dos semanas después se más que duplicó esa cifra, que alcanzó los 2.118 casos. Bastaron 14 días para que se magnificara la transmisión viral en esta medida.

Los muertos hace dos semanas eran 52 y hoy son 71. Ese número creció el 36 por ciento, bastante por debajo del aumento de casos positivos. Por supuesto, en la medida en que siga esparciéndose la peste, llegará a más personas con comorbilidades y cobrará más vidas. Es tan simple como cruel.

Este domingo 18 de octubre hubo otro número estremecedor: 832 casos sospechosos, que el viernes eran 700. Es un valor preocupante porque son personas que tienen sintomatología suficiente para calificar para hisopado. Dos semanas atrás, eran apenas 202 personas en estas condiciones. Esa cifra se cuadruplicó en 14 días.

El domingo 4 de octubre había 84 sanjuaninos y sanjuaninas en distintos hospitales en áreas Covid-19. Este domingo 18 de octubre eran 91 las personas hospitalizadas. Aunque aquí el salto no fue tan importante, las camas de terapia intensiva sí tuvieron una mayor demanda. Pasaron de 18 a 32 los pacientes críticos. Todos estos son datos oficiales, emitidos por el Ministerio de Salud Pública.

San Juan avanzó negativamente hacia un nuevo estadío de pandemia, con un piso de 100 casos nuevos cada día, más un pico alarmante de 226 positivos informados el sábado, que no obedecen a un brote en un geriátrico o el Servicio Penitenciario. Están diseminados en todo el Gran San Juan. El germen está en circulación en conglomerados, como ya lo hizo en otras ciudades. El contagio está en la puerta de casa.

Frente a esta cruda verdad, el viernes se alimentó la versión de que el gobernador estaba meditando un retroceso a Fase 1 para ponerle freno a la pandemia. Sin embargo, ese rumor nunca tuvo asidero. Habrá sí acciones puntuales, clausuras de comercios o espacios de acceso público si se detectan incumplimientos a los protocolos. Pero la decisión oficial, firme, es no volver a cerrar la economía. Se está trabajando fuertemente en el estímulo a las actividades más castigadas por la cuarentena. Se está recorriendo el camino inverso al confinamiento que algunos siguen esperando como salvación.

El retroceso a Fase 1 está desaconsejado hasta por la Organización Mundial de la Salud, porque su impacto socioeconómico es inmenso. Es verdad que alivia al sistema sanitario, pero no detiene el avance de la peste. Apenas le pone una pausa circunstancial. La vacuna, por otro lado, no tiene fecha cierta de llegada. Bajar las persianas con la expectativa de volver a levantarlas el día que esté la inmunidad viral es lisa y llanamente una fantasía.

Así de cruel puede ser la realidad. El gobierno tiene por delante una administración sin precedentes, que combinará por un lado el monitoreo permanente de los contagios y la ocupación de camas, con la medición de la actividad económica para recuperar los puestos de trabajo perdidos. Si esto es posible o es un voluntarismo teórico, bueno, el mundo todavía no logró ponerse de acuerdo.

El cuidado, más que nunca, es personal. Depende de todos. Depende de uno mismo.


JAQUE MATE