Atento al contragolpe
Uñac volvió al ring político con una serie de definiciones. Segundos afuera y nuevo round por delante.
Segundos afuera. Seguramente habrá sentido los golpes Sergio Uñac después de una semana intensa, por definirla de una manera leve. En realidad fue una sucesión de hechos que lo pusieron en uno de los momentos más incómodos que debió transitar a lo largo de la gestión. Vale el inventario de la inapropiada recepción, por falta de distanciamiento social, para el presidente Alberto Fernández; el bochornoso escrache a una autoconvocada opositora; la revelación del verdadero motivo de la renuncia de Andrés Rupcic y el nuevo banderazo militante el último sábado.
Sin embargo, recompuesto, el gobernador volvió a ponerse los guantes y llegó este lunes a un acto inaugural que en principio no iba a contar con su presencia. Lo hizo con el expreso pedido para los periodistas presentes: "pregunten todo". No es necesario una autorización expresa para ejercer el rol de informar. Pero fue una ratificación de su disposición absoluta a ponerle el cuerpo a todos los temas incómodos que fueron acumulándose en los últimos siete días.
En jerga boxística, segundos afuera. Campana y nuevo round. Uñac empezó a marcar posición política sobre cada uno de los temas que generó polémica en la víspera. Con respecto a la inconveniente aglomeración el martes de la visita presidencial, hizo un mea culpa pero tampoco dejó pasar la equivalente responsabilidad de la oposición que redobló la apuesta con una concentración igualmente despojada de protocolo de pandemia.
El pocitano habló en términos políticos. Dijo que "el martes el oficialismo y el sábado la oposición hemos quedado en falta con la sociedad sanjuanina". Y renovó el compromiso de "empezar a conducir" y de "llamar al orden". También equilibró las cargas. Si hubo ciudadanos autoconvocados espontáneamente en la marcha opositora inspirada en el macrismo y otras fuerzas políticas, también hubo personas que legítimamente y sin otra motivación que su afinidad con Alberto Fernández quisieron estar en el Centro Cívico. Porque ciudadanos son todos. Los que votan para un lado y los que votan para el otro.
Uñac también repudió los escraches, en plural. Tomó posición al igualar el episodio sufrido por María Belén Varela en su domicilio el martes de la visita presidencial con los malos ratos padecidos por legisladores nacionales en las marchas previas. Pero fue más allá. Identificó a la autoconvocada como una dirigente que puede tener proyección política. La instó a participar, a involucrarse. Que se proponga como candidata el año que viene, en oportunidad de las elecciones de mitad de mandato.
Con esta apreciación, indirectamente despojó a Varela de su halo de ciudadana común para elevarla al sitio de militante, con toda la legitimidad que ello tiene. Porque adherir a una ideología, a una causa, no debiera ser motivo de tachadura. Por el contrario.
El gobernador aprovechó la rueda de prensa para defender el recibimiento institucional para el presidente Fernández, porque en los cuatro años anteriores también lo hizo con Mauricio Macri. Y deslizó un pase de factura a los seguidores de Cambiemos que "no querían mostrarse ni sacarse una foto con él".
Finalmente habló de la causa que le costó el puesto al secretario de la Función Pública, Andrés Rupcic, revelada por el diario La Nación el viernes. Sintéticamente, un empresario identificado como Juan José Quiroga, de la firma SAP Energía, intentó subir al avión sanitario de la provincia un sobre con una cantidad de dólares no declarada, diciendo que eran simplemente documentos. El sobre iba a nombre de Rupcic y la Policía de Seguridad Aeroportuaria, en El Palomar, detectó la irregularidad en el escáner. El asunto terminó en manos de la Justicia Federal de Morón.
"El ex funcionario Rupcic se equivocó. Por ende fue despedido de la función pública”, contestó tajante Uñac. De hecho, el episodio sucedió el 28 de julio y el 29 se firmó el decreto de expulsión del secretario de la Función Pública. Fue una cesantía misteriosa porque no trascendió su motivo hasta ahora. Fuentes internas aseguraron que el gobernador se enojó mucho con quien había sido un colaborador muy cerano. Pero no lo despedazó públicamente. No lo hizo en aquel entonces ni tampoco en esta oportunidad. Lo puso en términos de error, a la espera de que se expida la Justicia. También fue una decisión política afrontarlo de esa manera.
De este modo, Uñac volvió a subirse al ring. Armado para dar batalla. Conocedor de que todo lo que dijera traería réplicas. Seguramente, atento al contragolpe que no tardará en llegar.
JAQUE MATE