Barajar y dar de nuevo
Frente a la incertidumbre por la intervención de la Corte Suprema, empieza a asomar una fuerte reflexión interna en el justicialismo. ¿Se puede suturar la herida sangrante entre Uñac y Gioja?
Mientras Sergio Uñac sigue confiando en que la suspensión no se convertirá en expulsión y que -en jerga futbolera- podrá seguir disputando el campeonato, este martes la Corte Suprema volvió a contestarle con un revés. El máximo tribunal rebotó en tiempo récord el planteo de Fiscalía de Estado que pretendía recusar a los magistrados por haber cometido prejuzgamiento en la cautelar del 9 de mayo. En este tembladeral se encuentra no solo el oficialismo en sus dos vertientes sino también la oposición. La falta de definiciones desespera y recalcular estrategias se parece bastante a un ejercicio de adivinación.
Hay una madeja de incógnitas pero tres preguntas podrían sintetizar la cuestión:
1- ¿Podrá competir Uñac o no?
2- Si puede competir, ¿cuándo pondrá la nueva fecha de elecciones?
3- Si no puede competir, ¿quién será su reemplazante?
Como se viene planteando en esta columna desde el año pasado, el escenario se altera sustancialmente según pueda o no pueda participar Uñac. Sigue siendo un candidato competitivo. Es quien mejor mide dentro de su espacio. Por lo tanto, su desplazamiento forzado por la Corte Suprema abriría una expectativa adicional para la oposición que lidera Marcelo Orrego. Cualquier otro que sustituya al gobernador con la pretensión de retener el poder, arrancará desde abajo.
'Hay un temperamento favorable para votar a nuestro gobierno pero lo peor es confiarse', dijo Mauricio Ibarra este martes en Banda Ancha. El dirigente rawsino viene de perder en su municipio por amplio margen frente a su hijo político, Carlos Munisaga. Parece haber metabolizado el resultado y haber entendido que la batalla de fondo todavía no sucedió.
Rawson fue un caso bastante revelador en este sentido. La subagrupación de José Luis Gioja quedó tercera en el acumulado de votos, detrás de la sumatoria del uñaquismo y de la sumatoria del orreguismo. Fue totalmente inesperado, tratándose del bastión del exgobernador que tiene una alta imagen en las encuestas realizadas en ese territorio. Fue una nueva demostración de que imagen no siempre se puede traducir en votos, más aún cuando el candidato principal no juega, como sucedió el domingo.
'Gioja tenía una expectativa alta y no fue así', reflexionó Ibarra sin sorna. El uñaquismo ya no siente al exgobernador como una amenaza que ponga en riesgo la victoria. Pero tampoco le serviría que la subagrupación 'San Juan vuelve' caiga o se debilite. Ya no está en juego el liderazgo del peronismo sino la continuidad en el poder.
La lógica de la ley de lemas se sintetiza fácilmente. El secreto está en que al rival interno le vaya bien pero no tan bien. O le vaya mal pero no tan mal. Al fin y al cabo, en frente está Orrego con una escuadra de dirigentes entusiasmados luego del batacazo de Susana Laciar en Capital.
'Guarda con la ola nacional, está cada vez más cerca', advirtió en una conversación reservada un intendente justicialista preocupado por el escenario incierto. El aplazamiento del comicio sanjuanino por la intervención de la Corte Suprema acercará la votación local a la presidencial. Eso es un hecho. Independientemente de que siga desdoblada una fecha de la otra, igualmente quedará una fecha solapada con la otra. Entonces los climas porteños podrán percibirse cada vez con mayor intensidad. Para el oficialismo será una mala noticia, no habiendo perspectivas de que la inflación se detenga.
Uñac ofreció una lectura victoriosa del resultado del domingo. Pero los guarismos tienen varias interpretaciones alternativas. Orrego no está fuera de carrera. Mucho menos cuando acaba de demostrar su poderío en tres de los cinco departamentos del Gran San Juan, el conglomerado urbano más numeroso de la provincia en términos absolutos de padrón electoral. Algunos peronistas son conscientes de esta realidad y por eso están abogando por una nueva convocatoria al diálogo para suavizar relaciones con el giojismo.
Así lo reveló un alto dirigente muy cercano al gobernador, en tono confidente este martes por la noche. Sin embargo, las últimas declaraciones de Gioja tras el fallo cautelar de la Corte Suprema abrieron viejas heridas. Nadie puede ofrecer garantías de sutura y cicatrización antes de que sea demasiado tarde. Si continúa la guerra interna, estará en juego la continuidad del justicialismo después de 20 años ininterrumpidos. Curiosamente, hay consenso sobre esta última afirmación en ambas subagrupaciones.
El uñaquismo logró ganar en Rawson con Carlos Munisaga y fue un duro golpe para Gioja. Pero el corredor Libertador quedó totalmente teñido de amarillo. Y Chimbas, el otro gigante del Gran San Juan, quedó en manos de Fabián Gramajo a través de Daniela Rodríguez. Allí, en el departamento de la avenida Benavidez, los candidatos del gobernador tuvieron una cosecha de votos muy pobre.
El chimbero logró retener su territorio de manera contundente, indiscutible. Pero también le tocó probar el amargo resultado del resto de la provincia. El uñaquismo tiene dos alternativas ahora. O le hacen sentir el rigor por haber jugado con Gioja, o lo convocan para bajar el tono de la interna y construir una victoria provincial.
Excepto Sarmiento, donde el ministro Alberto Hensel perdió con un nóbel dirigente del orreguismo, Uñac volvió a hacerse fuerte en el interior de la provincia. Esa sigue siendo su carta decisiva. Pero no podría prescindir de los votos del Gran San Juan de ninguna manera, sea para sí mismo o para el candidato que lo sustituya. Cada punto perdido en el Gran San Juan requiere muchos puntos en departamentos chicos para compensar. Es un esfuerzo doble.
El peronismo cuenta a su favor con la sumatoria de la Ley de Lemas. Pero esa lógica solo tiene sentido si Gioja remonta fuertemente llegada la hora de votar por gobernador y vice. Parece haber llegado la hora de barajar y dar de nuevo.
JAQUE MATE