'No voy a integrar el gobierno, lo más conveniente es que no haya doble comando', dijo Mauricio Ibarra este martes en Banda Ancha. Así se comprometió a no obstaculizar la gestión de Carlos Munisaga en el municipio de Rawson. El veterano dirigente justicialista fue el mentor político del ahora intendente electo. Cualquier intromisión bienintencionada podría desviarse. Hay ejemplos concretos.

El doble comando o poder bicéfalo fue el estigma de la gestión de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, desde aquel 18 de mayo de 2019 cuando ella lo nominó como candidato presidencial en fórmula consigo misma. La dupla exitosa en lo electoral tuvo contratiempos al poco andar, acentuados desde la elección legislativa de 2021. 

'Use la lapicera presidente': la frase quedó grabada a fuego en el glosario de recomendaciones de Cristina que Alberto prefirió esquivar. Ibarra no puntualizó en esta relación malograda, pero bastó que hablara de 'doble comando' para que se comprendiera en el acto el sentido de su compromiso.

El poder no admite una administración dual en Argentina, una república presidencialista acostumbrada a liderazgos fuertes. En esta lógica se fundó la ruptura temprana entre Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde

El bonaerense apadrinó al santacruceño para que pudiera enfrentarse con Carlos Menem en 2003, pero le puso a Daniel Scioli como vice y a Roberto Lavagna como ministro de Economía. El pingüino prontamente se sacó el corset duhaldista. Construyó poder en nombre propio y con estilo propio: '¿estás nerviosho?'

El fantasma del doble comando no es exclusivo del peronismo. Hace apenas unos días la candidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, pidió internamente olvidarse de Mauricio Macri. Aunque sea por un tiempo. Sobre todo en campaña. Lo peor que le podría suceder a Pato en este escenario de tercios tan ajustados es cargar con el mote de marioneta. Que el expresidente vaya a jugar al bridge.

San Juan no ha sido inmune a estas tensiones del doble comando. El ejemplo más palpable ocurrió en el gobierno que se está retirando. Sergio Uñac ganó la gobernación en 2015 con el apoyo de José Luis Gioja, después de haber sido su vice los cuatro años previos. La relación se fue deteriorando primero tras bambalinas, después a la vista de todo el mundo.

El giojismo acusó a Uñac de haber sido desleal con Gioja. El uñaquismo acusó a Gioja de conspirar contra el gobernador, sin aceptar nunca que el poder se había desplazado y la conducción también.

En rigor, en San Juan no hubo doble comando. Pero sí un velo permanente que terminó de materializarse en 2023 con la Ley de Lemas y las dos subagrupaciones enfrentadas. El saldo se tradujo en la derrota del 2 de julio y el punto final para 20 años de gobiernos justicialistas. Esta es la interna que todavía intentan desarmar para llegar de mejor manera al 22 de octubre y salvar la elección general.

El compromiso de Ibarra de no inmiscuirse en la intendencia de Munisaga también incluyó una referencia a este capítulo provincial. El rawsino es uno de los mayores críticos de esta división que les costó el gobierno. 

Pero también hay ejemplos municipales notables de dobles comandos que terminaron mal. Rawson es uno de ellos. El intendente Rubén García llegó al poder en 2019 como el candidato giojista. Su disputa con el presidente del Concejo Deliberante, Juan Carlos Salvadó, le costó la gobernabilidad. Tuvo que transitar este último año sin ordenanza presupuestaria.

De dobles comandos estuvo lleno el mapa de los municipios. El caso de Albardón tal vez sea uno de los más visibles. El perenne Juan Carlos Abarca fue enlazando sus cuatro mandatos con apenas dos interrupciones, primero su esposa, Cristina López, y luego su funcionario dilecto, Jorge Palmero. Volverá a la Intendencia el 10 de diciembre, en una continuidad histórica y digna de estudio.

Estuvo también el caso de los hermanos Marinero en Iglesia. En el departamento bloquista, Mauro le heredó el municipio a Marcelo sin despegarse jamás de la toma de decisiones. La cadena de relevos encaminada a la eternidad solo se interrumpió cuando Jorge Espejo se rebeló y compitió por afuera. De hecho, la tirantez entre ambos se liquidó el pasado 14 de mayo en las urnas. No hubo acuerdo posible.

El caso de Munisaga e Ibarra podría tener su espejo en Chimbas, donde Fabián Gramajo dejará la intendencia en manos de Daniela Rodríguez, su esposa, la dirigente departamental individualmente más votada en los comicios departamentales de este año.

Daniela tiene trayectoria política propia, pero en campaña se presentó como continuadora del proyecto de Fabián. ¿Significa esto que habrá doble comando? En términos institucionales, Gramajo no tendrá relación con el municipio. En términos políticos, Chimbas será un engranaje central en la agrupación 'San Juan te quiero' que llegó para quedarse.

Los ejemplos siguen. El intendente de San Martín, Cristian Andino, prometió apartarse de la gestión municipal que asumirá Analía Becerra. Sin embargo, la intendenta electa tiene una alta estima por su antecesor. Si logra desprenderse de esa tutela o no, solo se podrá valorar con el paso del tiempo.

En todo caso y como dijo Ibarra, lo  más conveniente es que no haya doble comando. Lo demostró la historia también.


JAQUE MATE