Uno de los mayores riesgos de convivir con la pandemia es acostumbrarse a los números. Empezar a sentirse curtido, resistente a las malas noticias. O peor aún. Evitar el contacto con la información, buscando evadir la cruel realidad que está golpeando a la provincia. Algo de eso puede estar ocurriendo, en la medida en que siguen apareciendo contagios evitables. Conductas inentendibles. Actitudes de desprecio contra el resto. Sálvese quien pueda dentro del rebaño. Y al que le toque, que se embrome.

De tanta reiteración, el titular periodístico va lavándose. Va perdiendo impacto. Pero efectivamente, cada día que pasa se supera el récord de nuevos casos. Este miércoles terminó con 258 positivos y fue hasta ahora el número más elevado jamás informado por Salud Pública en la provincia de San Juan. El acumulado llegó a 2.820. A esta velocidad, la marca de los 3.000 será superada este jueves.

No fue el único número alarmante. También lo fue la cantidad de casos sospechosos pendientes de prueba de laboratorio. Casi 1.000. Exactamente 934 personas con síntomas compatibles con Covid-19 aguardan el resultado de su PCR. ¿Cuántos de ellos resultarán finalmente positivos? Sean la mayoría o la minoría, igualmente serán muchos. Varios cientos, con seguridad.

La semana comenzó con la declaración oficial de provincia con circulación viral comunitaria y el impacto inicial parece ya no ser el mismo. Eso también fue récord: cada vez demora menos tiempo la indiferencia. Cada vez demora menos días un importante sector de la sociedad en mirar para el costado y seguir como siempre. Sin acusar recibo de que las cosas ya nunca serán lo que eran. Y que la vida cambió drásticamente.

La jefa de Epidemiología, Mónica Jofré, dejó varias sentencias valiosas, reveladoras, este miércoles en Banda Ancha. Explicó detalladamente y con mucha sencillez cuándo corresponde hacer hisopado y cuándo no. Por qué no habrá un testeo masivo con PCR para todos y todas. Y por qué ya no son tan frecuentes las burbujas en los barrios donde se detectan positivos. Pero fundamentalmente, la médica respondió a la pregunta del millón: ¿qué se hizo mal para terminar con circulación viral comunitaria? ¿O era sencillamente inevitable llegar a este estadío de la pandemia?

La respuesta tuvo dos segmentos. En primer lugar, Jofré dijo que la circulación viral "era lo esperable porque no íbamos a ser la excepción en el mundo, por más que todos lo deseáramos". Desde ese punto de vista, podría entenderse que todo salió a pedir de boca. Se demoró todo lo posible el momento más indeseable de la peste. Ese cuando el germen se transmite a toda velocidad. 

"Pero por otra parte hubo como un relajamiento en la conducta de todos los sanjuaninos", aclaró enseguida la jefa de Epidemiología. Es decir, no fue solamente una cuestión de predestinación, sino que también hubo una cuota de responsabilidad. Rescató los cuidados de un grupo de personas, pero las identificó como la minoría. Aún a través de la videoconferencia por Zoom, se la pudo escuchar molesta. Impotente.

Destacó que los sanjuaninos tuvieron la posibilidad de que el gobierno fuera flexibilizando algunas actividades, pero insistió en que "la mayoría no ha cumplido con las recomendaciones". La mayoría. Dicho por cualquier persona sería un acto de desahogo. Puesto en boca de la coordinadora de las estadísticas epidemiológicas, es mucho más que una frase dicha al voleo. Es un dato. La mayoría no colaboró. La mayoría complicó las políticas sanitarias.

La médica citó ejemplos concretos, salidos de la investigación de nexo epidemiológico. Dijo que "es irracional pero la gente está compartiendo el mate". Y también apuntó a los que salen "todos juntos a la montaña". ¿Cuántos pueden identificarse con estas dos conductas, en un necesario examen de conciencia? ¿A cuántos les pareció que no cometían ningún acto grave, porque en el fondo negaban la gravedad de la situación potencial?

Jofré fue un poco más allá y puntualizó un caso específico. "La semana pasada hemos abordado a un grupo que ha compartido el mate. Otros siguen tomando agua del mismo pico de la botella. Esas cosas a esta altura de la pandemia a mí no me entran en la cabeza", sostuvo la funcionaria. Huelgan las aclaraciones. Son todos actos de irracionalidad.

"Estamos viendo los rebrotes en Europa en algunos casos con mayor intensidad, con mayor mortalidad. Entonces, cumplamos las recomendaciones, que es lo que no se está haciendo", insistió. Es su tarea, instar a la sociedad a colaborar. No hay políticas sanitarias que basten para parar la curva de contagios, si los individuos le dan la espalda a las recomendaciones. La vacuna es todavía una promesa optimista sin fecha concreta de llegada. Esperar confiados ese día, es una decisión de alto riesgo. 

Ahora, sentir que el virus es un problema de otros, resulta sencillamente absurdo. Y contra eso, contra la estupidez, no hay vacuna.


JAQUE MATE