Si para cualquier adulto vacunarse contra el Coronavirus implicó tomar una decisión importante, lo que vendrá a continuación será más difícil aún. ¿Están dispuestos los sanjuaninos y las sanjuaninas a inyectar a sus hijos? Cada quien encontrará su respuesta. Con seguridad se dará un tiempo adicional para meditarlo. En cualquier caso, siempre será recomendable buscar la información certificada y escapar a las operaciones que solo siembran confusión.

'Ha habido una campaña muy fuerte de desprestigio de las vacunas', dijo en Banda Ancha el subsecretario de Medicina Preventiva, Matías Espejo. A esta altura, nadie podría discutir tamaña afirmación. La militancia corporativa hizo mella en la confianza. Servirá siempre como ejemplo el bajísimo 22 por ciento de personas que aceptaron vacunarse en el rango de 50 a 59 años en San Juan. Ocho de cada diez prefirieron seguir adelante sin ninguna dosis. O esperar a que llegue alguna con mejor prensa.

La rusa Sputnik V fue considerada un veneno, a punto tal que Elisa Carrió denunció penalmente al presidente Alberto Fernández cuando comenzaba la campaña de vacunación en el país. Por supuesto la presentación quedó en abstracto -y en el absurdo- con la seguidilla de estudios científicos que solo acreditaron la efectividad del desarrollo del Instituto Gamaleya.

Luego cayó en desgracia la británica AstraZeneca, acusada de matar personas por producirles trombosis. Espejo tradujo en números el asunto. Según las pruebas realizadas, solo 4 de cada millón de personas inmunizadas generó una trombosis. Para comparar, el funcionario citó que las pastillas anticonceptivas tienen un riesgo de trombosis de 400 por cada millón. Sin embargo, estas píldoras son de consumo masivo y se distribuyen en las naciones como un derecho adquirido. Pero los datos científicos suelen ser menos atendidos que las teatralización de alguna figurita televisiva porteña.

La tercera vacuna que se aplica hasta ahora en Argentina, Sinopharm, tiene un 'pecado original' por venir procedente de China. La cuestión ideológica y geopolítica se infiltró en el debate acerca de lo sanitario. Sin embargo, el gigante asiático está retomando gradualmente la normalidad, merced a un plan de inmunización que no se detuvo. Allá la Sinopharm ya se emplea en niños y en adolescentes. Es cuestión de tiempo para que suceda aquí también.

Ahora llegarán las dosis estadounidenses de Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson. El presidente Alberto Fernández firmó un DNU para permitir el ingreso de alrededor de 2 millones de vacunas enviadas por Washington. Pfizer en particular ya está aprobada para chicos y estaría especialmente recomendada para los niños y niñas con comorbilidad.

Alrededor de septiembre podría comenzar esta etapa de inmunización sub 18, según publicó el sábado en Página 12 el periodista Raún 'Tuny' Kollmann. Como en el resto de los rangos etarios, los niveles de adherencia serán claves.

Los niños, niñas y adolescentes no son los más vulnerables frente al Coronavirus, pero en la segunda ola empezaron a aparecer casos pediátricos en las internaciones Covid. Está en los reportes diarios de Salud Pública. Incluso San Juan registró el primer fallecimiento de un pequeño de tan solo 8 años, que padecía un factor de riesgo. 

Por otro lado, los pequeños que han sufrido Covid 19 tienen predisposición para generar un síndrome que afecta los vasos sanguíneos y puede hasta comprometer sus órganos, especialmente el corazón. Lo pueden superar con medicación. Pero son los casos que han requerido internación en San Juan, según dijo tiempo atrás la jefa de Pediatría de Salud Pública de la provincia, Andrea Weidmann.

Alcanzar el 70 por ciento de la población inmunizada es el parámetro para considerar que la vida puede retornar a algo parecido a la vieja normalidad. Es el nivel alcanzado en las naciones más desarrolladas del mundo, que están empezando a sacarse el tapabocas al menos en espacios abiertos. Del carnet de vacunación podría depender el ingreso a los partidos de fútbol, según dijo en Banda Ancha el subsecretario de Deportes y Alto Rendimiento, Leonardo Flores.

Algunas naciones europeas están empezando a afinar los términos de un 'pasaporte sanitario'. Tener la vacuna colocada no será llevar un chip implantado, pero sí permitiría circular antes que el resto sin inmunizar.

Desde el inicio de la pandemia, los especialistas advirtieron que las vacunas requieren una década para verificar su impacto a gran escala. Han pasado por todas las pruebas de laboratorio y cada fase obligatoria, pero solo el paso de los años dará las razones concluyentes. Por eso Argentina se trabó en una negociación feroz con Pfizer, para evitar que el laboratorio obtuviera un cheque en blanco. 

El presidente retocó la ley sancionada por el Congreso, sacó la palabra 'negligencia' a través de su DNU pero igualmente ordenó constituir un fondo asegurador para activar en caso de algún imprevisto con ese laboratorio. Sin embargo, en cada hogar esta letra fina no tendrá demasiado efecto. La decisión terminará reducida a una cuestión de fe y de esperanza. Llegará el momento de cerrar los ojos y avanzar.

El mundo entero lo está haciendo. No es lo ideal. Nadie en su sano juicio quisiera pasar por este trance. Pero la realidad fue distorsionada por una pandemia aleccionadora. El Covid 19 obligó a la humanidad a reencontrarse con su vulnerabilidad, con su finitud. Recordó que la economía todopoderosa es impotente sin salud. Que la educación imprescindible tampoco alcanza sin salud. Que la diversión y el esparcimiento, el abrazo y el mate compartido, no existen sin salud.


JAQUE MATE