Cuenta regresiva, con un nudo en la garganta
La situación de Argentina y San Juan es peor que el 1 de mayo, cuando entró en vigencia el DNU presidencial. Récord de contagios y de muertes le dan marco a las decisiones.
No se termina nada. Más allá de la vacunación que sigue renovando las esperanzas de miles de sanjuaninos y sanjuaninas, más allá de los cientos que logran recuperarse cotidianamente, la peste apenas está mostrando su poder de impacto. El récord de muertes y contagios en todo el país este martes puso de cabeza a los gobiernos de Alberto Fernández, Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof. En San Juan llegará la hora eventualmente. Este miércoles podría ser el día para iniciar las valoraciones sanitarias y políticas en Paula y Libertador, mientras aguardan los términos del próximo decreto presidencial.
Hasta este martes todas eran conjeturas, rumores, versiones más o menos fundadas en la realidad, alguna declaración suelta pero ninguna resolución efectiva. El vicegobernador Roberto Gattoni alcanzó a manifestar lo que a todas luces va a suceder: alguna nueva restricción asoma en el horizonte. Pero nada más. El futuro de las clases presenciales, el horario del comercio y el de la administración pública, el límite a la nocturnidad, todo entrará en el menú para revisar pormenorizadamente, a la luz de los números.
En Gobierno preocupa lógicamente la ocupación de camas, mucho más comprometida que en la primera ola de Coronavirus. Queda lugar en las terapias de hospitales públicos, pero es relativo teniendo en cuenta el ritmo de contagios y que esta es una meseta en la curva epidemiológica: debería seguir subiendo.
Además, del récord de 35.500 casos diarios informado en Argentina, el 60 por ciento corresponde al interior y el 40 por ciento restante al Área Metropolitana de Buenos Aires. Como pasó en 2020, se está desplazando el impacto de la peste hacia las provincias. San Juan hace su aporte al mismo ritmo que el resto. Este martes hubo casi 400 nuevos casos detectados. Fue el valor más alto alcanzado en lo que va del año. Y sin embargo no debería sorprender. El alerta rige desde mayo.
Hay una explicación científica, que está en el escritorio de Sergio Uñac. Las nuevas variantes de Covid 19 que están circulando en San Juan contagian 2,5 veces más que la versión original del Sars Cov 2. Se puede entender con facilidad. El año pasado, cada infectado con Coronavirus podía transmitirle la enfermedad a 2 o 3 personas. Este año, un infectado puede transmitirle el virus a prácticamente 10 personas. Esa relación es la que ha acelerado la curva y ha desbordado todas las previsiones.
El jefe de la División Bioquímica de Salud Pública, Raúl Vallejos, lo expuso así de claro este martes en Banda Ancha. Las nuevas variantes de Manaos y del Reino Unido serían entonces las responsables de esta velocidad que hoy afecta a San Juan. La realidad obliga entonces a pisar el freno para observar el camino con detenimiento antes de seguir adelante.
Hubo un ejemplo concreto que debería llamar la atención: después de las minivacaciones de Semana Santa ocurrió un brote de contagios en Calingasta y Valle Fértil, dos de los destinos turísticos más elegidos. Sin embargo, desde ese momento se eliminaron los permisos tramitados online y se dejó en manos de los prestadores y los huéspedes el cumplimiento del factor de ocupación y las normas de distanciamiento. Puede adivinarse algún reproche de parte de Salud Pública hacia la cartera que conduce Claudia Grynszpan.
La otra característica distintiva de esta segunda ola también está determinada por la circulación de las nuevas variantes. Se corrió el grupo etario más impactado. Hasta el año pasado, los adultos mayores de 60 años eran quienes desarrollaban cuadros graves, que requerían internación. Eso ha cambiado. Ahora nadie está a salvo. Vallejos lo comparó con la Gripe A del año 2009. Ahora están bajo amenaza las mujeres embarazadas y los niños, también.
Los jóvenes tienen mayor circulación por razones de trabajo, familia y esparcimiento, entonces pueden trasladar el virus o estar expuestos con mayor frecuencia que el resto de la sociedad. Las curvas de contagio están llamativamente concentradas en el grupo que va de los 30 a los 50 años. Hasta ahora eran transportadores. A partir de ahora además son vulnerables a generar infecciones críticas.
Esa es otra gran diferencia de esta segunda ola: la velocidad con que un cuadro se agrava. Vallejos pidió encarecidamente hacer consultas tempranas ante la primera aparición de síntomas, porque estas nuevas variantes pueden derivar en complicaciones respiratorias en tan solo horas. Explotan.
Y sí, la vacunación está cumpliendo su cometido, pero el avance es muy reducido en comparación con la ferocidad de la segunda ola. Están colocando las primeras dosis a buen ritmo, pero empieza a ganar la impaciencia en quienes se inscribieron dentro del grupo de factores de riesgo y todavía no fueron convocados. También crece la expectativa por la aplicación de la segunda dosis, hasta ahora solo reservada para quienes recibieron la Sinopharm. No está todo dicho en este aspecto tampoco.
Vallejos dijo que hay evidencia científica acerca de un par de cuestiones. La primera de ellas es que demorar la aplicación de la segunda dosis mejora la efectividad de la vacuna. Es bueno estirar la inoculación entre una y otra aplicación. La otra cuestión, no tan positiva, es que también hay evidencia acerca de que haría falta, más adelante, hacer un tercer pinchazo. Con el correr de los meses, esto permitiría despertar los anticuerpos que se vayan apagando con el paso del tiempo. Las novedades en torno al Coronavirus nunca se agotan.
Empezó la cuenta regresiva. A este decreto presidencial le quedan apenas 72 horas para extinguirse. Si se mira en retrospectiva, la situación de Argentina y de San Juan es mucho peor ahora que el 1 de mayo, cuando comenzó el periodo de restricciones por tres semanas. Las cuentas dejan un nudo en la garganta. Y poco lugar para las especulaciones.
JAQUE MATE