Dólares sí, enfermos no
La reapertura del turismo interno es el primer paso de una decisión más pesada. Habilitar el camino de Agua Negra pondrá a prueba la muñeca política.
El país de la "cuarentena eterna", que superó el millón de casos y los 30.000 fallecidos, comenzó a abrirse al mundo. Bajó las barreras entre provincias. Echó a volar los aviones y puso a circular los colectivos de larga distancia. San Juan enfrenta esta ola flexibilizadora con una curva de contagios creciente, que pone a prueba la muñeca política del gobierno para congeniar los miedos con las necesidades.
La estrategia de Sergio Uñac fue imitar a Alberto Fernández. El presidente de la Nación dispuso lanzar reglas marco y dejar en manos de los gobernadores la letra fina de los aislamientos o distanciamientos sociales, según la zona. Fue coparticipar responsabilidades. Si las cosas resultan bien, habrá mérito compartido. Y si algo sale mal, la culpa también estará repartida. No hay manera de hacerse el distraído.
Algo similar ideó Uñac con respecto al resistido turismo interno. El gobernador dispuso, a través de su ministra de Turismo y Cultura, reabrir la actividad en toda la provincia dejándoles un margen de decisión a los intendentes. Entonces, habrá una virtual competencia entre comunas. Las que se abran primero tomarán la delantera en la captación de visitantes. Las que impongan menos restricciones correrán con ventaja.
Al mismo tiempo, los intendentes más audaces se someterán al juicio público: cualquier episodio imprevisto de contagios asociado al turismo implicará el reproche de su comunidad. El territorio manda y los jefes comunales tendrán la oportunidad de demostrar cuánto conocen a sus vecinos. Quedará en evidencia hasta dónde se atreve cada uno a llegar. Ya no será simplemente acompañar a Uñac sino involucrarse en la toma de decisiones.
Por el momento, el calingastino Jorge Castañeda se puso a la vanguardia. Fue el único dispuesto a retomar la actividad turística el fin de semana largo del 12 de octubre. Se frustró la iniciativa porque antes aparecieron los primeros casos positivos de Covid-19 en su distrito y esto motivó que el asunto quedara en pausa. Pero, superado el shock inicial, ya está todo preparado para que aquellos paisajes cordilleranos reciban los billetes.
El vallisto Omar Ortiz también anticipó aquí en Banda Ancha su intención de recuperar el turismo, nada menos que en la cuna de los dinosaurios. El jachallero Miguel Vega no estaría de humor en estos días para analizar el asunto, cuando siguen detectando casos en el departamento de Don Buenaventura, que hasta el fin de semana pasado parecía libre de la peste. Error. El virus ya había penetrado.
Pero un párrafo aparte merece Iglesia, otro de los distritos que resistió hasta el final, con mucha reticencia hasta que el Covid-19 apareció en su propia comunidad sin necesidad de turistas circulando por aquellas calles. El intendente Jorge Espejo dijo ayer en Banda Ancha que está absolutamente dispuesto a recibir a los viajeros y que hay consenso suficiente en la comunidad para avanzar en ese sentido.
Sin embargo, Iglesia tiene una característica adicional. Es el único distrito que actualmente cuenta con un paso internacional activo. El camino de Agua Negra se cerró prematuramente en marzo, con motivo del advenimiento de la peste. Desde entonces ha estado vedado viajar a Chile o recibir visitantes trasandinos. En aquellos meses tempranos de la pandemia, el país vecino tenía una situación mucho más compleja que la argentina por su tasa de contagios. El tiempo transcurrió y las posiciones se invirtieron.
San Juan ya no es una provincia libre de circulación viral comunitaria. Por segundo día consecutivo, este miércoles sumó más de 300 casos positivos, rozando los 4.500 acumulados. Muy posiblemente antes de terminar la semana esté superando los 5.000. Y alcanzando el primer centenar de fallecidos, que hasta ayer eran 97. No se trata de regodearse en las malas noticias, sino simplemente de exponer los datos duros.
Entonces, en esta situación sanitaria, que continúa siendo de las mejores -o las menos peores- de la región cuyana, San Juan tiene el dilema de abrirse sin tirar por la borda lo sanitario. Recibir ingresos de otras provincias e incluso del exterior, pasando el virus por un filtro lo suficientemente efectivo como para no estar importando enfermos. Esa es la cuestión.
¿A quién le cabe en la cabeza estar hablando de la apertura de Agua Negra cuando todavía hace ruido retomar el turismo interno? Es un tema de Estado que forma parte de la agenda binacional, pero también de la agenda provincial e incluso de la municipal. Lo dijo el propio Espejo en esta pantalla: "Creemos necesario que se habilite, con todos los protocolos". La relación cambiaria que beneficia a los chilenos en esta oportunidad, podría traer un flujo de divisas imposible de despreciar.
Coincidió el martes pasado desde la Región de Coquimbo el director de la Casa de San Juan en esa zona costera, Enrique Valdebenito. En entrevista en Paren las Rotativas dijo que "hay bastante expectativa" por la habilitación de Agua Negra y que las empresas viales ya están trabajando en el despeje de la huella. Es una cuestión diplomática y sanitaria la que resta. Las tareas estacionales para componer el camino avanzan de ambos lados de la divisoria de aguas. La apertura de Agua Negra va a suceder.
Si hubo rechazo a la apertura del turismo interno, si hubo reparos a la llegada del primer vuelo el martes pasado, con mayor razón habrá voces opositoras al tránsito internacional. Pero sería un error imperdonable darle la espalda al paso de Agua Negra. Tanto como detonar décadas de integración, frente al primer inconveniente serio, pero manejable. Si de algo sirvieron estos siete meses interminables, fue para aprender a reducir el riesgo de contagio. También para afrontar el escenario que toca.
Dicho de otro modo y sin anestesia, el desafío será recibir dólares sin importar enfermos.
JAQUE MATE