Muy cerca del despacho privado del gobernador Sergio Uñac descuentan que la ola libertaria tiene la potencia suficiente para seguir creciendo. Visto desde Unión por la Patria, es una mala noticia. Sin embargo, hay al menos un par de razones muy sanjuaninas para conservar la calma. Aunque sea, transitoriamente.

La derrota del 2 de julio provocó un fuerte impacto anímico en el oficialismo. Mucho más de lo que mostraron hacia afuera. Tal vez por eso se disparó un mecanismo de defensa clásico en la psicología: la negación. Todavía hay sectores que se resisten a imaginar el 10 de diciembre, cuando deban entregarle el poder a Marcelo Orrego.

Uñac asumió el golpe con mayor velocidad que algunos subalternos. Fue el peor momento. El más dramático en 8 años de gestión. Por eso el resultado del 13 de agosto trajo algo de alivio. Un bálsamo para aplacar aquella angustia irreparable por la caída del peronismo luego de dos décadas de victorias consecutivas.

Hace tres domingos, las primarias le dieron al gobernador dos razones para relajarse. La primera, de carácter interno. Su mayor obsesión era derrotar al giojismo y lo consiguió. Pudo revertir el orden del 2 de julio, cuando José Luis Gioja le ganó a Rubén Uñac, aunque la sumatoria de ambos fue insuficiente para contrarrestar a Orrego.

El 13 de agosto hubo rotación de hermanos. Esta vez el candidato fue Juan Carlos, no José Luis Gioja. Y fue Sergio Uñac, no Rubén. Si el gobernador hubiera caído en esta primaria, su carrera política habría terminado. Por eso la campaña se focalizó en el interior del justicialismo. Hubo un fuerte acento en la estructura partidaria, desde ambos sectores.

Ganar la interna fue una bocanada de oxígeno para el uñaquismo. Pero hubo otro dato adicional, inesperado, que mitigó el desánimo. Fue la hemorragia de votos que sufrió Orrego a través de sus candidatos. Juntos por el Cambio quedó en tercer puesto, detrás de Unión por la Patria y de La Libertad Avanza, apenas un mes después de haber ganado la gobernación con el 51 por ciento. Quedó manifiesta, nuevamente, la imprevisibilidad de la voluntad popular.

Por supuesto nadie podría descansar en estos números. La elección del 22 de octubre será completamente diferente. Ahí radica el carácter temporal de la calma uñaquista. La PASO contribuyó a recomponer el ánimo, que no es poco. Pero falta todavía un round.

Como ya se dijo, en el entorno del gobernador admiten que la ola libertaria tiende a hacerse más fuerte. Por lo tanto, los candidatos de Milei podrían quedar primeros en las categorías de senadores y diputados nacionales. En el caso de la Cámara Alta, el sistema le otorga dos bancas al más votado y la restante al que resultó segundo.

Si los libertarios ganan, Bruno Olivera será automáticamente senador. También su compañera de fórmula, Mariana Antonela Coria. En tal caso, quedaría solo una banca disponible para Uñac o el orreguista Emilio Achem. Sin pudor, pero siempre off the record, tanto en Unión por la Patria como en Juntos por el Cambio admiten que la pelea es por el segundo lugar.

Por lo tanto, la supervivencia política de Uñac todavía está condicionada al resultado del 22 de octubre. Derrotar al giojismo en la PASO fue una conquista interna valiosa. Pero quedarse afuera del Senado volvería a complicar su futuro. No hace falta mucho más para entender que esta calma posterior a las primarias será muy acotada.

Por otro lado, aunque Orrego sufrió una pérdida grande de votos con respecto al 2 de julio, en Casa de Gobierno saben que tiene una alta imagen positiva y esperan que juegue con mucha más visibilidad en el tramo que resta. 

Su participación discreta en la campaña para la PASO le alcanzó para validar su poderío interno frente a los halcones. Aunque Patricia Bullrich aplastó a Horacio Rodríguez Larreta en el promedio nacional, en San Juan Orrego logró el resultado inverso. Los candidatos de Pato, encabezados por Juan Domingo Bravo para el Senado, quedaron fuera de carrera.

Orrego estuvo limitado hasta ahora por la intensidad de la confrontación entre halcones y palomas. Claramente prefirió mantenerse al margen, hasta cierto punto, para evitarse las heridas de una pelea que siempre le resultó ajena. Saldado ese capítulo, pudo sobrevivir con su propia victoria interna, aunque pagando el costo de una fuga de votos.

Milei se llevó puntos de Juntos por el Cambio y de Unión por la Patria también. Solo así los libertarios consiguieron lo que no habían podido el 14 de mayo y el 2 de julio, en los dos comicios anteriores realizados en San Juan: convertirse en uno de los tercios.

Si La Libertad Avanza tiene margen para seguir creciendo hasta el 22 de octubre, es lícito preguntarse a quién le seguirá sacando votos: ¿a Uñac o a Orrego? Por supuesto la respuesta está abierta.

Luego de algunos días de reposo, gracias a la calma transitoria obtenida el 13 de agosto, este lunes el uñaquismo pondrá manos a la obra. Habrá una serie de reuniones con sectores que acompañaron al giojismo hasta ahora, con la intención de limar asperezas. Nadie da por sentado que los votos de Juan Carlos Gioja vayan a quedarse con Uñac. Es incierto. Igual de dudoso que todo el voto larretista vaya a quedarse con Bullrich. 

Uñac pudo respirar unos días. Se tomó un descanso y retomó la agenda oficial el sábado, cuando asistió al encuentro de dirigentes del fútbol del interior del país organizado por la AFA. Ese fue el punto final para el reposo. Para la calma transitoria que precede a la batalla.


JAQUE MATE