Efectos colaterales
Aranda salió eyectado del apetecible cargo en el Banco San Juan, por decisión del propio Sergio Uñac. El despido no fue disfrazado de nada. Pura política. Mucho más que una anécdota.
Franco Aranda salió eyectado del apetecible cargo de miembro del directorio del Banco San Juan, por decisión del propio Sergio Uñac. Así, sin titubeos. Sin disfrazar el despido de nada. Fue un reflejo inmediato, asociado explícitamente a una manifestación del exintendente, no alineada con la conducción política del gobernador. Una declaración referida nada menos que al 2023, cargada de efectos colaterales seguramente bien medidos de antemano.
El actual referente de Sergio Massa en San Juan dijo en Radio Sarmiento que no está muy de acuerdo con una nueva candidatura a gobernador de Uñac, porque podría ser sometida a discusión constitucional. Palabras más, palabras menos, sugirió que el gobernador tendría que ir pensando en otra candidatura, hacerse a un lado. No siendo un novato en la política, Aranda siempre supo a qué estaba jugando.
Uñac tenía la alternativa de hacerse el distraído. No hubiera sido la primera vez. Aranda ya salió sonoramente a cuestionar la derogación de las PASO, en franca colisión con la postura del gobernador. Lo hizo en sus redes sociales y se presentó con cierta autonomía, disputando una porción propia del Frente de Todos a imagen y semejanza de la estrategia de Massa, su patrocinante nacional.
La próxima candidatura de Uñac es todavía una entelequia. Un debate en abstracto, porque él mismo no ha dicho que sí ni que no. En una entrevista reciente con Diario de Cuyo apenas deslizó que después del mundial de Qatar podría decidir si va o no por otro mandato consecutivo. Hasta entonces, la discusión constitucional que están anticipando los giojistas y los referentes de Juntos por el Cambio es un borrador por las dudas.
En diciembre del año pasado, el ministro de Gobierno, Alberto Hensel, reconoció en Banda Ancha que la reelección de Uñac es una posibilidad y admitió que puede haber disputa judicial, pero se mostró confiado en que lo asiste el derecho contenido en la Constitución Provincial. Es decir, a nadie sorprenderá en el uñaquismo la eventual controversia, llegado el momento oportuno de descubrir el juego. Sea cual fuere ese juego.
Aranda ejerció su derecho político de exponer públicamente su rechazo de antemano. No está de acuerdo con otra postulación de Uñac para la gobernación. Pero claro, al hacerlo tomó distancia del oficialismo. Y si ya no se siente perfectamente alineado con la conducción, bueno, siempre estuvo a tiro de decreto. Le llegó la remoción e inmediatamente fue designado en su lugar un fidelísimo uñaquista de la primera hora, como el exministro de la Producción, Andrés Díaz Cano.
Vale repetirlo: Aranda nunca improvisó. Hay que entender que siempre calculó los costos de tensar la cuerda. Posiblemente lo haya hecho refugiado en el paraguas del Frente Renovador. Y ahí entra otro factor interesante de analizar. El rol de Massa.
El tigrense está operando para acrecentar su cuota-parte en el Frente de Todos. Lo hizo tras la salida del ministro de Desarrollo Productivo de Nación, Matías Kulfas. Y luego, otra vez, cuando renunció intempestivamente Martín Guzmán al Ministerio de Economía. Perdió en ambos casos, porque no consiguió colocar a ninguna figura de su espacio. En San Juan el uñaquismo está midiendo las intenciones del massismo.
¿Acaso Massa está intentando incomodar a Uñac? ¿Con qué fin? Una alta fuente de gobierno reveló que el tigrense estuvo al tanto de las manifestaciones de Aranda y también de la decisión de removerlo del directorio del Banco San Juan. Y que no hizo nada para frenar el despido. El capítulo terminó -por ahora- con un nítido ejercicio del poder por parte del gobierno provincial.
El diputado nacional José Luis Gioja salió en defensa de Aranda este martes en Banda Ancha. Dijo incluso que el exintendente capitalino se quedó corto en sus declaraciones y que Uñac no puede ser candidato a gobernador nuevamente. El jefe local del Frente Renovador perdió una interesante remuneración en el Banco San Juan pero ganó posicionamiento político. Más adelante se verá si acertó o se equivocó. Pero, por un día, fue tema entre Gioja y Uñac.
El gobernador decidió actuar rápidamente y en el decreto pudo leerse un mensaje implícito: todo aquel que no esté alineado, sepa que tiene la libertad de irse. Fue para Aranda, es verdad, pero trascendió el episodio pequeñito de una declaración radial. Se están sentando las bases para un clima electoral caldeado por una interna peronista indisimulada.
Interna que es peronista pero no es interna de gobierno. Lo dijo la secretaria de Estado de Ciencia y Tecnología, Marita Benavente, también en Banda Ancha a principios de junio. A diferencia de lo Nacional, donde Alberto y Cristina se sacan chispas y el gabinete está partido, en San Juan hay un equipo cohesivo. Las diferencias explotaron en la Legislatura, donde el bloque Lealtad se escindió del bloque Justicialista luego de la escandalosa sesión del 16 de diciembre. Pero en el Ejecutivo esa fisura no se filtró. Y apenas hubo un atisbo, como el de Aranda, se cortó de raíz.
El exintendente capitalino hizo su descargo en redes sociales y cerró con una frase fuerte, al hablar de 'persecución política'. La expresión no hizo ruido en Libertador y Paula. Apenas salió a contestarle con la sobriedad de siempre la ministra de Hacienda, Marisa López. Sin dramatizar. Simplemente, el que no está consustanciado con el proyecto del gobernador, no puede integrar el equipo.
Esta escaramuza, sin embargo, puede terminar siendo una anécdota. Puede terminar Aranda compartiendo boleta con Uñac y no lo descartan en Casa de Gobierno. Al fin de cuentas, al Frente de Todos no le sobra nadie. En el camino habrá efectos colaterales, muchos más.
JAQUE MATE