El aborto y el intrigante ejercicio del poder
El presidente enviará al Congreso un proyecto con su firma, poniendo a prueba al arco oficialista.
Por Daniel Tejada
Canal 13 San Juan
El Congreso Nacional del PJ en el microestadio de Ferro, terminó este jueves con un documento de apoyo irrestricto a Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, con la consigna de sostener la unidad y de evitar la interna para la renovación de autoridades partidarias, prevista para el 3 de mayo.
El texto "Siempre al lado del pueblo" aborda una serie de puntos, partiendo específicamente del "Nunca más" que promueve el gobierno de turno contra los ciclos de endeudamiento, que comprometen el bienestar de las futuras generaciones.
Para el peronismo, coincidir acerca del punto final a la toma de deuda y al "lawfare", las prisiones arbitrarias y algún otro aspecto de la política nacional resulta tarea fácil. Generar consensos en torno de lo que todos comparten, resulta incluso una obviedad.
La dificultad aparece cuando el punto a compatibilizar genera una controversia irreconciliable. Por eso resulta llamativa la oportunidad política que escogió el presidente para avanzar con la legalización del aborto en Argentina, poniéndole el cuerpo a un debate que su antecesor, Mauricio Macri, habilitó pero sin hacerse cargo. Por el contrario, el ex jefe de Cambiemos dijo estar en contra de la interrupción voluntaria del embarazo.
Macri abrió el juego. Bajó la orden a sus legisladores de instalar la discusión parlamentaria. Fernández, por el contrario, se comprometió a enviar su propio proyecto de ley. Uno que lleve su firma. Por lo tanto, a la hora de contar los apoyos y los rechazos en el recinto, estarán dirigidos a la Casa Rosada sin atenuantes.
Es cierto, se trata de una discusión que involucra valores y convicciones personalísimas. La pregunta a esta altura de los acontecimientos es si el aborto puede salir de la lógica de la disciplina partidaria, en momentos en que el presidente está urgido de construir unidad. El Congreso del PJ en Ferro es una de las demostraciones que avalan esta lectura.
El martes pasado en Banda Ancha el diputado nacional Walberto Allende, a quien ya le tocó votar por el proyecto de ley de legalización del aborto en 2018, adelantó que su postura sigue intacta. "A favor de las dos vidas", sentenció el ex ministro y ex intendente. Es el slogan impreso en los pañuelos celestes, uno de los dos lados de la grieta transversal que separa las opiniones sobre este problema.
Sin embargo, Allende, que es un dirigente político con experiencia, debió ensayar un discurso acorde a los tiempos. Ya no está sentado en una banca de la oposición. Ya no le toca hablar sobre un proyecto de un grupo de legisladores. Ahora se enfrenta a una norma promovida por el mismísimo Presidente de la Nación.
Allende ratificó su postura celeste, sin atenuantes. Pero advirtió que todavía no ingresó el proyecto y por lo tanto es prematuro juzgar los términos. Tampoco hubo reunión de bloque para analizar el tema. Pero confió en que habrá finalmente libertad de conciencia, tratándose de un asunto tan sensible.
Queda relativamente a la vista una situación de incomodidad interna. Fernández parece dispuesto a pagar el costo de visibilizar los matices dentro de su propio espacio. El cuco de las tensiones que asoma de vez en cuando. Por ejemplo, a la hora de llamar a las prisiones preventivas "políticas" o "arbitrarias". Una sutileza discursiva que generó incomodidad.
"El tema de la legalización del aborto se plantea como un tema más, dentro de un abanico de temas", dijo ayer en Banda Ancha el diputado provincial y jefe del Frente Grande en San Juan, Horacio Quiroga. Hombre del kirchnerismo de la primera hora, admitió que habrá muchos legisladores nacionales del Frente de Todos que terminarán votando por la negativa.
Más que nunca se perfila una discusión laica, en la que la Iglesia Católica tendrá lo suyo para decir. Lo hará en una misa concelebrada por obispos el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, en la Basílica de Luján.
Será un debate político, laico, pero con fuerte impronta religiosa y, fundamentalmente, un intrigante ejercicio del poder.
JAQUE MATE