Repentinamente hubo una peregrinación hacia Jáchal. Con el pretexto de la apertura de sesiones y el mensaje anual del intendente Matías Espejo, el jueves pasado sucedió un cónclave pocas veces visto. Todo quedó convenientemente registrado y publicado en redes sociales. Los protagonistas pusieron empeño para que ese abrazo peronista llegara a donde tenía que llegar.

Fue la imagen del encuentro imposible. Estuvieron desde Cristian Andino hasta Fabián Gramajo, Emilio Baistrocchi y Leonardo Gioja, por citar apenas algunos nombres con peso específico propio y distintas pertenencias. A pesar de los matices, todos comparten un elemento unificador: integran una misma generación, años más, años menos.

Pocas horas después, Espejo pasó por Banda Ancha y dejó tres sentencias políticas pesadas. Su convocatoria le dio la autoridad suficiente para hacer el pronunciamiento. Quien quiera oír, que oiga.

1- 'El consenso no es lista de unidad', dijo el intendente Espejo. No hizo falta que profundizara. Su afirmación contuvo una acusación: hubo dedo y pagaron el costo de esa metodología. El dedo no funciona más.

¿Significa esto que Espejo rechaza la lista de unidad? No, para nada. Pero nunca el costo de la unidad puede ser sofocar a los disidentes. Dejarlos afuera. Esa receta fracasó. 

El mayor temor de un sector interno es que Sergio Uñac y José Luis Gioja acuerden entre ambos, a solas, y el resto deba acompañar con obediencia debida

En el fondo y en la superficie, el mayor temor de un importante sector justicialista es que la cuestión se termine resolviendo entre cuatro paredes. Es decir, que Sergio Uñac y José Luis Gioja acuerden entre ambos, a solas, y el resto deba acompañar con obediencia debida.

El justicialismo es vertical. Siempre lo fue. Pero esos liderazgos están puestos en crisis después del revolcón sufrido en 2023.

2- 'Hay que volver a las raíces del peronismo', dijo el intendente Espejo. Como en la sentencia anterior, también hubo una acusación implícita: las cúpulas dejaron de lado a las bases.

Después de 20 años, el peronismo tuvo que entregar el poder en San Juan y solo le quedó dominio territorial en 15 municipios (ellos consideran los dos bloquistas como propios). Los intendentes se convirtieron en los únicos resortes para contener a la dirigencia y la militancia desalojada de los despachos oficiales. Por supuesto muchos quedaron en la calle. El malestar es inocultable.

Basta con echar un vistazo a ciertos perfiles en redes sociales para entretenerse con las publicaciones. Los escraches van y vienen. De un lado quedaron los elegidos, la minoría. Del otro lado quedó el resto, sangrante por la herida. Dicen que es peor aún el tono de los grupos de Whatsapp. Ahí migraron las tertulias de las unidades básicas. El cuchicheo está a la orden del día.

3- 'La transición parecía eterna, pero no había transición', dijo el intendente Espejo. Esta última sentencia política tal vez es la que merece mayor explicación. Comparó la transición de gobierno con la transición que afronta ahora el justicialismo, debido a la extensión de mandatos sin fecha.

Según Espejo, la transición entre Sergio Uñac y Marcelo Orrego fue tan larga que al final no fue. Nada sucedió gradualmente, ni progresivamente. Fue de golpe, el 10 de diciembre. Borrón y cuenta nueva. Baldazo de agua fría, en muchos sentidos. Lo mismo les puede pasar con la prórroga de autoridades en el PJ.

El jachallero advirtió, a su modo, que hacerse los distraídos porque falta mucho para atender la interna peronista no resolverá la crisis. Desde su perspectiva, es imperativo empezar a hilvanar un nuevo proyecto. Aunque les cueste admitirlo, también tendrán que embarrarse en la discusión de nombres. Esa siempre será la discusión más áspera.

El justicialismo nunca le tuvo miedo a las disputas internas. Gioja repitió un par de frases para naturalizar este clima deliberativo: 'la única paz es la de los cementerios' y 'esto no es un liceo de señoritas'. En cada ocasión los terminó salvando la verticalidad. Sin embargo, en los últimos años quedó demostrado el deterioro de ese orden histórico.

Aquello de 'el que gana conduce y el que pierde acompaña' se resquebrajó al compás de la ruptura entre Gioja y Uñac.

Aquello de 'el que gana conduce y el que pierde acompaña' se resquebrajó al compás de la ruptura entre Gioja y Uñac. A esa grieta le salieron otras. Son los nuevos 'ismos' que buscan su lugar con autonomía de las figuras que manejaron los hilos en las últimas décadas.

Hay un nuevo orden que todavía no tiene forma, pero está en gestación. El síntoma más evidente sucedió el jueves en Jáchal.

El factor generacional los apura. Tanto Gioja como Uñac alcanzaron la cima del poder. No solo  a nivel provincial, sino también a nivel nacional. Ambos integraron e integran ese selecto grupo de referencia en una fuerza que siempre tendrá expectativas de recuperar la Casa Rosada.

En cambio, los que vienen de atrás no tienen esa certeza. Si no logran reconducir el justicialismo, podría caberles la misma condena que hoy purgan la UCR, el Bloquismo y la Cruzada Renovadora, por citar tres ejemplos notables. Esto es: la imposibilidad de disputar el gobierno, salvo que acuerden acompañar a otro.

El riesgo de radicalizar el peronismo ya es un ensayo frecuente en los análisis nacionales. En San Juan no parece tan cercano. Todavía tienen figuras de renovación con proyección y, eventualmente, competitividad electoral.

Algo de eso hizo eclosión en Jáchal. ¿Habrá llegado el mensaje?


JAQUE MATE

Baistrocchi, Espejo, Gramajo y Gioja. Por ahí andaba Andino también.