Arriesgada apuesta es la que hará a partir de este lunes el gobierno de la provincia para controlar los contagios de Coronavirus con apenas un puñado de restricciones y un ambicioso cuádruple objetivo: reducir la transmisión viral, evitar que colapse el sistema sanitario, proteger la economía y garantizar la educación presencial. El conjunto de medidas anunciadas en la madrugada del Día del Trabajador pretende todo, resignando poco.

En realidad la sentencia vino desde Nación. Se desprende del propio comunicado oficial. La disposición partió de los parámetros sanjuaninos elaborados por el Ministerio de Salud Pública que conduce Alejandra Venerando, pero vino desde Buenos Aires. El imperativo es domar la curva epidemiológica. 

San Juan no está al margen de lo que sucede en los grandes centros urbanos del país. Ya no es una burbuja. El 2021 no repite la historia de 2020, cuando se logró demorar el ingreso de la peste hasta agosto. El germen latente despertó agresivamente apenas cedieron las altas temperaturas del verano sanjuanino. Lo que vino después está a la vista de todos y todas.

Hay días en que no se consigue cama en terapia intensiva, dijo el viernes pasado en Banda Ancha la infectóloga Beatriz Salanitro. Su cruda afirmación en realidad fue consistente con las descripciones acerca del 'sistema al límite' que habían dejado en este mismo canal desde el presidente del Colegio Médico, Mario Penizzotto, hasta el director de la Clínica El Castaño, Walter Stoermann.

El comunicado oficial del Gobierno de San Juan, atribuyó las medidas a 'las estadísticas oficiales' y a 'la categorización realizada por el gabinete nacional'. De acuerdo a los indicadores de razón, incidencia y ocupación de camas críticas, la cruda verdad es que San Juan se encuentra en Zona de Alto Riesgo.

Obsesivamente se reiteró que todas las acciones serán tendientes a cuidar la salud sosteniendo la capacidad operativa del sistema de hospitales y clínicas, la actividad productiva plena y las clases escolares.

Por lo tanto no habrá presencialidad administrada. No habrá ninguna restricción a dos meses del inicio del ciclo lectivo 2021 con la bimodalidad diseñada para la pandemia. Las clases seguirán como hasta ahora, sin alteración. Hay una estadística oficial según la cual los contagios en el aula han sido insignificantes. Ese nunca fue el problema, en realidad, sino lo que sucede en el entorno.

En este sentido, el desafío será el transporte público. Se aplicó una minúscula restricción a partir de este 3 de mayo. Las unidades podrán circular con todos los asientos ocupados y hasta 10 pasajeros parados. Parece poco el ajuste, pero hasta ayer el hacinamiento en los colectivos no tenía límite. Habrá que abrir las ventanillas en pleno invierno, pero está visto que esa es una batalla perdida. No sucederá a menos que las empresas bloqueen físicamente la posibilidad de cerrar los vidrios.

A partir de este lunes quedan suspendidas las reuniones sociales en domicilios particulares. Pero se mantienen las reuniones familiares con hasta 10 personas en espacios abiertos. La diferencia entre una cosa y la otra es tan sutil que conduce a preguntarse: ¿quién controla? Parece difícil. Aunque saliera todo el personal policial a las calles, esto dependerá de las conductas individuales. Es más una apelación a la conciencia que otra cosa, con el riesgo que ello conlleva.

Se suma una mínima restricción nocturna. De lunes a domingo sin discriminar fines de semana se terminará toda la actividad a la 1 de la madrugada, contra las 23.30 de Mendoza, las 20 de San Luis y las 23.00 de La Rioja. San Juan es oficialmente la provincia cuyana menos cerrada de todas.

La gastronomía tendrá una hora menos para trabajar. Deberá cerrar a las 24. Por lo tanto, los comensales deberían terminar de cenar no más allá de las 23, para dar tiempo al personal a poner todo en condiciones y retirarse a sus domicilios. Se podrá comer en un restorán o tomar una copa en un bar, pero habrá que hacerlo más temprano y rápido. Las normas de distanciamiento serán las de siempre. Las que algunos vienen respetando y otros no tanto.

Se fijó una capacidad menor para templos, gimnasios, teatros y centros culturales, del 30 por ciento, pero nuevamente dependerá de los controles. O será letra muerta. A la postre, la apuesta seguirá apuntando al compromiso de cada uno.

Los eventos deportivos también se verán afectados por las restricciones. No habrá entrenamientos de deportes federados. No se permitirá el egreso o ingreso de equipos desde o hacia San Juan. Pero aquí se abrió una excepción para el fútbol de AFA de Primera División y Torneo Nacional A, la Liga Nacional de Básquet, los integrantes de la Selección Argentina y los participantes de categorías nacionales de automovilismo. Ojalá haya una explicación convincente para esa distinción, poco entendible en alerta epidemiológica.

Para aligerar la carga en las terapias intensivas también se resolvió suspender todas las cirugías programadas no urgentes. Esto parece necesario aunque provocará un impacto muy fuerte en la rentabilidad de clínicas y sanatorios. Con estas operaciones solventan el 40 por ciento de sus costos.

Es ambicioso el cuádruple objetivo del gobierno provincial en comparación con las mínimas restricciones. El resultado del plan se podrá ver con el correr de los días. Si el éxito no es el esperado, las alternativas serán cada vez menos. Y el cierre, un poco mayor. Pero esa es una historia todavía no escrita.


JAQUE MATE