El amor en los tiempos de cólera
Sepa disculpar Gabriel García Márquez (1927-2014) el abuso. Pero no hay mejor expresión para describir el pacto entre Gioja y Aranda, con licencia literaria y periodística.
Sepa disculpar Gabriel García Márquez (1927-2014) el abuso. Pero no hay mejor expresión para describir el tablero político local que el título de la célebre novela de 1985: 'El amor en los tiempos del cólera'. Con licencia literaria y periodística, un par de aclaraciones.
En política no hay amor -a diferencia del relato de Gabo- pero sí existen los acuerdos. Se parece bastante una cosa a la otra, con una salvedad sustancial: en los acuerdos siempre hay un interés mutuo que sostiene ese pacto. El amor no es transaccional. En cambio, la política solo funciona en términos de negociación (bien entendida). Debe existir una conveniencia mutua. O el vínculo se cae.
La segunda aclaración es que estos tiempos de cólera no tienen nada que ver con la peste descripta por el colombiano. Esta cólera es social. Se manifiesta en la disconformidad de un sector docente, que no obedece al acuerdo paritario de los sindicatos. Se traduce también en el malestar de las familias que no pueden mandar a sus hijos e hijas a clases, porque la maestra no va. También se imprime en las calles, en las tensiones provocadas por los piquetes con guardapolvos.
Ningún actor del arco político pudo permanecer indiferente a esta cólera, tan contagiosa como la de origen bacteriano. Al gobierno provincial cada día de paro le significa un trago amargo. El viernes en el Teatro Sarmiento Sergio Uñac volvió a decir que 'la provincia hizo el máximo esfuerzo'. Reiteró el pedido a los docentes para que vuelvan a trabajar.
La oposición en pleno se expresó en favor de los autoconvocados, desde Marcelo Orrego hasta Marcelo Arancibia, Eduardo Cáceres y el libertario Sergio Vallejos, hasta el candidato a gobernador de la izquierda, Cristian Jurado. Este último es además un asiduo manifestante, siempre presente en las movilizaciones.
Ya se analizó reiteradamente en esta columna cómo opera el teorema de Baglini. Los candidatos que tienen mayores chances de acceder al poder son más prudentes en sus declaraciones, mientras los que están más lejos hacen las acusaciones y propuestas más agresivas.
En este contexto surgió 'El amor en los tiempos del cólera': el pacto entre José Luis Gioja y Franco Aranda, para compartir un sublema y confrontar internamente con Uñac.
Tanto el diputado nacional como el exintendente de Capital han sido muy cautos con respecto al conflicto de los autoconvocados. Saben que ninguna vertiente del oficialismo saldrá intacta. A dos meses de las elecciones, el margen de error se achica al mínimo. Dicho de otro modo: resulta muy fácil equivocarse. Entonces, el mejor consejo siempre será no echar más leña al fuego.
La mirada política fue una de las coincidencias entre Gioja y Aranda, según reveló una fuente cercana al acuerdo. También hablaron de gestión y de municipios. En ese triángulo montaron el entendimiento que alguno pudo sobreinterpretar como el anticipo de una fórmula para gobernador y vice.
Nadie dijo que Aranda copletará la boleta de Gioja, aunque tampoco sería descabellado. Lo seguro es que resulta prematuro darlo por cerrado al asunto.
Aranda mantuvo conversaciones con ambos espacios, con el uñaquismo y con el giojismo. Finalmente se sintió 'más cómodo hablando con El Flaco', dijo una fuente de su entorno. Por otro lado Franco tenía una contradicción desde el punto de partida: había manifestado públicamente que Uñac no podía ir por otro mandato consecutivo. Esa postura le costó la ruptura y el desplazamiento del Directorio del Banco San Juan como representante de la provincia.
Por lo tanto, adherir ahora a la candidatura de Sergio hubiera sido desdecirse de aquella opinión. De todos modos no hubiera sido la primera vez que un dirigente, en pos de la unidad, cambia su punto de vista. Esta vez no sucedió.
Aranda tenía la opción de inscribir un sublema propio y ponerse a la cabeza como candidato a gobernador. Pero hubiera condenado a sus dirigentes departamentales a jugar en desventaja, frente a la sumatoria de los candidatos uñaquistas y los giojistas.
Al unirse el Frente Renovador con el espacio Lealtad Justicialista hay doble beneficio. Por un lado, Aranda consigue que sus candidatos departamentales compartan y sumen votos con los candidatos giojistas. Por el otro, Gioja puede empardar el número de candidatos que lleva el uñaquismo en cada departamento, con el aporte de figuras del massismo.
Esta versión de 'El amor en los tiempos del cólera' se termina explicando a sí misma. No será amor, porque en política no existe tal cosa. Pero se parece bastante. Y floreció en una coyuntura delicada.
La confirmación del entendimiento entre Gioja y Aranda sucedió un par de días después del encuentro entre los Sergios, Uñac y Massa, en Buenos Aires. De esa cumbre en el Ministerio de Economía de Nación trascendió el contenido institucional: las puertas abiertas para la producción exportable sanjuanina rumbo a Brasil y el 'dólar Malbec'. Pero lo que se dijeron sobre el escenario electoral quedó entre ellos.
A posteriori Aranda mantuvo el contacto habitual con Massa y en ningún momento recibió una indicación. El Frente Renovador en San Juan tuvo absoluta libertad de acción para cocinar los acuerdos que creyera más convenientes, sin ninguna interferencia de Buenos Aires. Que se hayan entendido mejor con Gioja no debiera significar que se enfrenten a muerte con Uñac. Pero claramente la toma de posición tendrá consecuencias en el diseño de estos dos meses, tan cortos como eternos, para llegar al cuarto oscuro.
JAQUE MATE