Los tiempos cambiaron, aparecieron nuevos cultos y los más tradicionales tuvieron que aggiornar hasta donde pudieron algunas miradas que años atrás eran inflexibles. Más allá de la fe, la religión ha funcionado históricamente como un polo de poder con el que tuvo que convivir el gobierno de turno. La Iglesia Católica, particularmente, siempre tuvo algo que decir acerca de los grandes debates públicos y su posición fue militada con vehemencia por multitudes. Muchas veces, por las mayorías.

Pasó con la ley de divorcio vincular en Argentina. Fue sancionada el 3 de junio de 1987 y permitió que los separados pudieran volver a casarse. La Iglesia resistió la normativa y llevó décadas que los colegios confesionales admitieran a hijos de padres divorciados. Valga simplemente como ejemplo. El Papa Francisco en el año 2016 sentó una posición 'misericordiosa'con los separados que contrajeron nuevamente matrimonio. Fue el corolario del Sínodo de la Familia. Mandó a los sacerdotes a restituir la comunión a estas personas.

Alcanzó a vivirlo el ex diputado nacional por San Juan, Luis 'Quito' Martínez, quien tras votar en el Congreso a favor de la ley de divorcio fue excomulgado por la Iglesia de San Juan. La historia decantó las pasiones y lo que parecía irreconciliable, finalmente terminó bien.

El siguiente capítulo en esta línea temporal ocurrió en el año 2010, cuando a instancias de Néstor Kirchner, en ese momento diputado nacional, se sancionó la ley de matrimonio gualitario. Fue el 15 de julio, hace una década. En ese momento, el cardenal Jorge Bergoglio se manifestó en contra de la unión de personas del mismo sexo. Lo consideró como 'una pretensión destructiva al plan de Dios'.

Nuevamente, el tiempo pasó. En octubre de 2020, ya convertido en Papa, el jesuita argentino se reconcilió con la comunidad LGBTQ+. O al menos intentó hacerlo, con una definición que fue noticia internacional: 'La gente homosexual tiene derecho a estar en una familia. Son hijos de Dios y tienen derecho a una familia', pronunció. 
 
Es justo decir que la Iglesia Católica no estuvo sola en estas cruzadas, sino que también se sumaron, muchas veces con posturas más irreductibles, algunos cultos evangélicos que tienen una mirada mucho menos flexible de las sagradas escrituras. La batalla ahora está dada en torno del aborto legal, seguro y gratuito. Hay una diferencia de fondo, irreconciliable, que parte del concepto de vida. Cuándo empieza la vida humana, es el punto central de una discusión que seguirá abierta, aún después del Congreso, sea o no sancionada la ley.

En este contexto, el pasado miércoles el arzobispo de San Juan de Cuyo, Jorge Lozano, habló en Banda Ancha y dejó algunas consideraciones que vale la pena analizar. En primer lugar, sostuvo que la oposición al aborto legal 'no es una mirada religiosa sino ética'. Así evitó la disputa acerca del Estado laico. Entrar en ese terreno hubiera sido estéril. No hay margen para plantear una confusión entre ambas órbitas. Una cosa es el Gobierno, otra es la Iglesia.

Sin embargo, la Iglesia es bastante más que un culto. Tiene una mirada política de la realidad. Su opinión sobre las cuestiones sociales importa. Los operativos alimentarios del Ministerio de Desarrollo Humano se apoyan muchas veces en la red de Cáritas. La Pastoral Social llega a rincones donde pocas otras organizaciones llegan. La territorialidad es una de las fortalezas de la institución.

Por lo tanto, la confrontación abierta del gobierno de Alberto Fernández con la Iglesia Católica ya no es una hipótesis, sino un hecho. Lozano no escapó a esta definición tampoco. 'Los vínculos con el Poder Ejecutivo Nacional sin dudas que se lesionan por este tipo de iniciativas', dijo el obispo en Canal 13.

En este sentido, hizo la diferencia con Sergio Uñac. El pocitano tajantemente se pronunció en contra del aborto legal. Se diferenció del gobierno nacional con el que está identificado. Lozano lo reconoció pero con una observación aguda: 'El gobernador tiene en cuenta que en esta provincia el 80% de los sanjuaninos rechaza este proyecto'. Colgarse el pañuelo verde le hubiera costado en términos electorales, sin importar su convicción personal.

Lo que diga Lozano gravita verticalmente, hacia los sacerdotes y las comunidades parroquiales, pero también hacia la Conferencia Episcopal Argentina e incluso el Consejo Episcopal Latinoamericano, que recientemente integró. Por eso, cuando reconoció que el proyecto del aborto 'lesiona' la relación con la Casa Rosada, no fue un arrebato. Ni siquiera una advertencia. Es una sentencia. Es.

Sobre el tramo final de la entrevista, Lozano dijo que 'esta pandemia ha puesto en evidencia inequidades que había' y por supuesto las ha agravado. El Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina informó este jueves que en 2020, la indigencia alcanzó al 10 por ciento de las personas y la pobreza al 44 por ciento. Son curvas ascendentes en ambos casos. Doloroso e indisimulable. 

Para combatir este flagelo histórico y estructural, todas las manos serán necesarias. La Iglesia fue muy crítica de las políticas del ex presidente Mauricio Macri y miró con expectativa la llegada de Fernández. Desde Juntos por el Cambio tildaron a Francisco de 'Papa peronista'. Pero ese romance hoy está en crisis. Es el costo de las heridas.

JAQUE MATE