El dedo en el gatillo
El tironeo salarial de fin de año enfrenta la cláusula gatillo con el bono en negro. Todo en un marco de estrechez de recursos.
Los empleados públicos de San Juan terminarán el año con una ventaja comparativa que no tuvo ningún otro trabajador del sector privado. Habrán acumulado aumentos salariales mensuales atados a la inflación, a partir de lo que hace un tiempo se llama "cláusula gatillo". Funcionó excepcionalmente en la provincia, porque había recursos para hacerle frente al compromiso. No sucedió lo mismo en otros distritos. Algunos incluso han sufrido conflictos largos, producto de la necesidad insatisfecha.
Pero en San Juan, la "cláusula gatillo" se convirtió en un logro para los sindicatos que acordaron en paritaria, y en un mérito para los funcionarios de Hacienda del gobernador Sergio Uñac, porque a pesar de la caída de los recursos comparados con la inflación, nunca se incumplió el compromiso. Así, hasta octubre los estatales acumulan un aumento de salarios superior al 37%.
Esta es una parte de la realidad. La otra parte es la que vive cada familia que depende de ese ingreso para llegar a fin de mes y, a pesar de los permanentes aumentos salariales por goteo, la plata no alcanza. Entonces empiezan a levantarse algunas voces, comentarios en redes sociales, que pasan por encima de las cúpulas sindicales. Dicen que más les serviría un bono no remunerativo y no bonificable, todo junto, como para salir del paso y llegar a 2020 con algo de oxígeno.
Sería un cambio radical en las reglas acordadas en la paritaria de febrero-marzo. Pero el ministro de Hacienda, Roberto Gattoni, no parece negado a este cambio de dirección. Tampoco está dispuesto a ser él quien promueva el pago de una suma en negro, porque en definitiva, así funciona un bono navideño. El aumento por gatillo, en cambio, siempre impacta en el salario completo, incluidos aportes y contribuciones.
Por eso el vicegobernador electo hizo el pase a los dirigentes sindicales. De ellos depende ahora plantear un trueque: bono por cláusula gatillo. Tienen fundamentos para al menos discutirlo. Uno de ellos es que los asalariados de menores ingresos tienen impactos mínimos. Los de sueldos más elevados muchas veces terminan tributando más por impuesto a las ganancias que lo que reciben en mano. El bono, billete sobre billete, evitaría estas dispersiones.
Ya se hizo oír el secretario general del Sindicato Médico, Daniel Sanna, a través de redes sociales, en contra de las sumas en negro y en defensa de la cláusula gatillo. Habrá que ver la actitud del resto del arco gremial, que es bastante diverso.
Cada vez que llega fin de año, los ánimos se exaltan. Diciembre de 2019 presenta una doble cara. Por un lado, será el corolario de doce meses muy difíciles, una inflación galopante, con índices de pobreza e indigencia en ascenso. Pero por otra parte, habrá una expectativa renovada por el cambio de ciclo político que comenzará el 10 de diciembre, con la llegada de Alberto Fernández.
Con un pie en cada costado, el malestar acumulado y la esperanza incipiente, la negociación salarial sanjuanina tendrá como siempre un impacto dinamizador en la economía doméstica. Cada peso que reciban los estatales se volcará inmediatamente en el consumo de bienes y servicios o incluso en el pago de deudas. No es plata que vaya a atesoramiento.
Y una última consideración, posiblemente la más importante de todas, tiene que ver con la disponibilidad de recursos. En términos reales, la coparticipación ha crecido menos que la inflación, porque se vincula directamente a la caída del consumo y de la actividad económica, en plena recesión.
En una chicana, tiempo atrás el jefe de Gabinete, Marcos Peña, denunció que el superávit fiscal sanjuanino se había reducido en los últimos años. Es decir, que a la provincia le sobra cada vez menos plata, porque gasta cada vez más. La respuesta al funcionario macrista de parte de Gattoni fue categórica: el Estado no está para tener ganancias sino para atender las necesidades.
Toda una definición política. Tanto como que el límite siempre será mantener las cuentas equilibradas. Cada vez que se rompió esa delgada línea, las consecuencias fueron devastadoras.
JAQUE MATE