Al menos dos veces la jefa de Epidemiología, Mónica Jofré, se quebró delante de las cámaras. La primera fue en el inicio de esta pesadilla llamada pandemia, el viernes 27 de marzo. Apenas había comenzado el confinamiento estricto. La segunda fue este martes 29 de diciembre, tras la aplicación de las primeras vacunas en el Estadio Aldo Cantoni. Fueron lágrimas de angustia y desesperación contra lágrimas de desahogo y esperanza.

Pasó el tiempo y pudo borrarse el recuerdo. Por eso siempre es valioso desempolvar el archivo. El viernes 27 de marzo, los argentinos y las argentinas apenas transitaban la primera semana de cuarentena. Sin entender la magnitud de la catástrofe mundial, sin darle crédito a la ola de contagios que venía barriendo el planeta, todavía había que hacer mucha docencia para explicar lo que estaba por ocurrir.

Desde la Sala Carlos Mendoza, de Casa de Gobierno, Jofré comenzaba a convertirse en la cara visible de Salud Pública. La referente inequívoca de la batalla contra el Coronavirus. Todavía sin tapabocas, porque los protocolos no habían llegado a ese punto, la funcionaria imploró a los sanjuaninos, a las sanjuaninas, la mayor colaboración. 'Todos tenemos un familiar que se puede contagiar y no nos vamos a poder despedir de ese familiar', dijo entonces. Recordó el antecedente italiano, donde una empresa distribuyó tablets para que los moribundos pudieran tener un último contacto, aunque sea a través de la pantalla, con sus seres queridos. Hizo un silencio. Tragó saliva para contener las lágrimas. No dijo nada más.

El desahogo de Jofré
Mónica Jofré el viernes 27 de diciembre, al borde del llanto.

Especialista en epidemias, Jofré sabía lo que venía en ese momento, cuando apenas habían transcurrido 25 días desde el caso inicialen el país. En esos 25 días Argentina acumulaba 643 casos y 13 fallecidos. 'Sabemos que los casos van creciendo exponencialmente', advirtió. No se equivocó. En diciembre los contagios acumulados superan holgadamente el 1,5 millón de casos y más de 42.000 vidas se perdieron por esta maldita peste.

Contra los pronósticos agoreros, en diciembre también llegaron las primeras vacunas. Fue en tiempo récord, como nunca antes en la historia de la humanidad. La ciencia aceleró sus procedimientos para ponerse a tono con la emergencia. Y este martes San Juan actuó al unísono con el resto de las provincias argentinas, colocando las primeras dosis en el estadio cubierto. Hubo un aplauso cerrado en el Aldo Cantoni. Hubo gargantas anudadas frente a la pantalla de Canal 13 San Juan TV, mientras la imagen se transmitía en vivo para cada hogar.

Con el tapabocas adherido, Jofré volvió a ponerle el pecho a las cámaras. Sus intensos ojos oscuros se tornaron brillosos. El cronista Alejandro Sánchez se lo hizo notar, oportunamente. Era un dato relevante, en un momento histórico. Atravesada por las circunstancias, la jefa de Epidemiología reconoció la emoción. 'Es muy esperanzador', dijo con voz temblorosa. Detrás de esas tres mínimas palabras, contuvo los largos meses de desesperación e incertidumbre. La Sputnik V es apenas el primer paso. Nadie ganó nada todavía. Pero por primera vez hay una puerta entreabierta para encontrar la salida a este laberinto.

El desahogo de Jofré
Mónica Jofré, emocionada este martes 29 de diciembre en el Aldo Cantoni.

San Juan tuvo su primer caso, importado y aislado, el 28 de marzo. Durante los meses siguientes solo hubo 22 infectados. El costo fue restringir la circulación de transportistas hasta el límite de lo tolerable. Imponerles cuarentena en hoteles a los repatriados, pagando el costo de sus bolsillos. Fueron todas medidas drásticas, que permitieron demorar lo peor. Pero finalmente sucedió. El 19 de agosto estalló el brote en Caucete y desde ahí en adelante nada fue igual. La provincia supera los 14.000 casos acumulados y más de 300 personas fallecieron víctimas del Covid 19.

Fueron 9 meses hasta ahora y habrá que seguir contando en adelante. Hasta que no esté inmunizada entre el 70 y el 80 por ciento de la población, seguirá el peligro de un contagio desmedido que ponga en riesgo la capacidad del sistema sanitario. Por eso se optó por priorizar al personal de Salud que se encuentra en la primera línea de batalla: terapistas, virólogos e hisopadores. Recién después se podrá comenzar con los adultos mayores, personas con comorbilidades, agentes de seguridad y docentes de todos los niveles. Durante el primer semestre de 2021 los protocolos seguirán tan estrictos como hasta ahora. Posiblemente más, si ocurriera el rebrote que ya está haciendo estremecer al hemisferio norte.

Jofré recordó todo esto. Jamás debería interpretarse que es tema terminado. Que la llegada de las vacunas resolverá el problema, de un día para el otro. Ojalá permitan reducir la cantidad de muertes progresivamente. Pero será eso: un proceso gradual.

Sin embargo, a pesar de la cuota necesaria de realismo, a pesar de los argumentos de la ciencia y la dureza de las estadísticas, la funcionaria no pudo evitar quebrarse. Porque con ese primer pinchazo en el Aldo Cantoni comenzó una nueva historia. Esas lágrimas contenidas seguramente tuvieron un punto de conexión con aquellas otras del 27 de marzo. La angustia, la impotencia, la incertidumbre, tuvieron finalmente un alivio. Mínimo. Minúsculo. Pero un alivio al fin. Jofré tuvo su desahogo. En ella, los 700.000 sanjuaninos y sanjuaninas también.


JAQUE MATE