El día que Alberto le dio la razón a Uñac
¿Habrá llegado la hora de dosificar la presencia de funcionarios albertistas para darles mayor protagonismo a los gobernadores, que juegan de locales y conocen como nadie las particularidades de cada distrito?
El sábado pasado cuando Alberto Fernández se reunió con los gobernadores oficialistas de todo el país en La Rioja -incluido Sergio Uñac- relanzó la campaña. Pero no fue solamente darle al botón de encendido y poner primera. No. Sonó fuerte el GPS: 'recalculando'. Tuvo que ajustar la ruta original por razones obvias y de público conocimiento. Quedó plasmado el domingo 12 de septiembre en las urnas. Si seguía por el mismo rumbo, solo iba a estrellarse.
En su cuenta oficial de Twitter, el presidente publicó la foto de la cumbre riojana y escribió sobre federalismo. Habló de los candidatos que son suyos, pero fundamentalmente corresponden a los gobernadores de cada provincia. ¡Bingo! La estrategia giró hacia los distritos. Ni más ni menos que lo que venía planteando Uñac desde el inicio.
El pocitano presentó desde el arranque una campaña provincial, donde puso en consideración su propia gestión y la de los intendentes, en modo de plebiscito. Contra el embate de la ola nacional, esa consigna le permitió sostener la bandera oficialista. Con un margen estrecho, el más pequeño que se recuerde en los últimos años. Pero victoria al fin.
Ahora no se trata de despegar a los mandatarios provinciales de la gestión nacional, sino de invertir las cargas. Si quedaron algunos gobernadores en pie después de las primarias, como sucedió en San Juan, entonces no hay mucho que inventar. Es tiempo de aprovechar esa fortaleza en medio de una debilidad inocultable.
Y por supuesto esperar que las medidas inminentes permitan acercar algunas voluntades insatisfechas con la gestión presidencial. Todo servirá para mejorar el rendimiento el 14 de noviembre, aunque no alcance para dar vuelta el resultado.
Después de las primarias, Uñac tuvo una febril seguidilla de reuniones. Antes que nadie, convocó a los intendentes. Luego tuvo que partir raudamente a Buenos Aires. De ahí, a La Rioja. Apenas estuvo de regreso, concentró a su gabinete este lunes. E inmediatamente después, a los socios del Frente de Todos. En cada posta su mensaje giró en torno de los mismos ejes. Algunos trascendieron, otros no tanto.
Primero, Uñac reconoció que fue chocante la poca diferencia con el segundo frente. No es lo que tenían medido en encuestas. Pero sucedió y aún así, se logró ganar. El gobernador encomendó a todos y todas salir del clima de dramatismo: hay una victoria por exhibir.
Sin embargo, la consigna no es salir a celebrar sino poner en valor ese dato de haber salido primeros. Entender que hubo un apoyo de los sanjuaninos y las sanjuaninas hacia el modelo provincial, aún en el momento más crítico para el Frente de Todos a nivel nacional. Entonces, sin festejos ni nada que se le parezca, la bajada de línea es salir a agradecer.
Será una jugada para salir del clima de derrota en la victoria, aunque esquivando al mismo tiempo cualquier actitud triunfalista que solo serviría para restar más que sumar.
A todos, intendentes, ministros y colegas del frente electoral, Uñac les pidió salir a trabajar el doble. Hacer contacto con cada uno de los sectores. Defender cada cosa hecha. Buscar voto por voto. Cada sufragio cuenta en este contexto de estrechez y adversidad. No sobra nada.
El gobernador no dio detalles de su encuentro con el presidente en la Quinta de Olivos, ni con los gobernadores en La Rioja. Solo hizo una mención fugaz este lunes en la reunión de gabinete. El ofrecimiento para asumir un cargo nacional quedó bajo estricta reserva.
De todas maneras, quedó más que claro que Uñac no tiene previsto irse a ningún lado. Se queda en San Juan. Tiene por delante la misión de defender su territorio el 14 de noviembre, ahora con el reconocimiento explícito de la Casa Rosada del protagonismo excluyente de los gobernadores.
Será interesante observar en adelante cómo ordenará la Casa Rosada el desembarco en las provincias. En campaña antes de las PASO llegaron a San Juan el entonces jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y la ministra de Salud, Carla Vizzotti. Una semana después, el ministro de Economía, Martín Guzmán. Ahí nomás, el ministro de Producción, Matías Kulfas y el presidente Fernández. También el ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi. Y, sobre la hora, el entonces ministro de Agricultura Luis Basterra. Antes habían pasado por aquí en un par de oportunidades el ministro de Obras, Gabriel Katopodis, y los ex ministros de Educación, Nicolás Trotta, y de Seguridad, Sabina Frederic.
La lista deja sin aliento, por lo extensa. ¿Será tiempo de espaciar más las visitas nacionales? ¿Habrá llegado la hora de dosificar la presencia de funcionarios albertistas para darles mayor protagonismo a los gobernadores, que juegan de locales y conocen como nadie las particularidades de cada distrito? Se podrá ver en breve.
Con los cinco puntos de ventaja del pasado 12 de septiembre, Uñac logró sentarse en la mesa chica, cada vez más chica, de los gobernadores oficialistas bien posicionados. El desafío ahora será ir por el voto desencantado. Nada nuevo bajo el sol sanjuanino: provincializar, provincializar y provincializar.
JAQUE MATE