Dos altos referentes de la versión sanjuanina de Juntos por el Cambio coincidieron, por separado, en una misma coordenada para el futuro gabinete de Marcelo Orrego: comienza a perfilarse una estructura sustancialmente menor a la que deja Sergio Uñac. Tal vez sea el signo de los tiempos. En una Argentina en crisis, bienvenida la austeridad.

El gobernador saliente cuenta con 14 ministros o secretarios de Estado. Aunque Orrego ha guardado riguroso silencio sobre el organigrama y los elegidos, la premisa sería el achicamiento. Dos fuentes internas dieron indicios en este sentido.

La primera reveló una conversación recurrente que ha tenido Orrego con Enrique Conti, veterano dirigente con amplia experiencia en la función pública. El ex ministro de Wbaldino Acosta recordó que en 2003 le entregaron el poder a José Luis Gioja con un gabinete de apenas cinco ministerios.

A lo largo de 20 años ese número prácticamente se triplicó. Conti no espera que Orrego haga una reducción tan drástica, pero el parámetro de Acosta puede ser orientador, teniendo en cuenta las similitudes de aquella crisis económica con la actual.

La recomendación bloquista sería arrancar con un organigrama discreto, frente a la incertidumbre que plantea el escenario nacional gane quien gane las elecciones en primera o segunda vuelta. Luego, si el clima fuera favorable, se podrá ampliar la cantidad de ministerios en caso de que fuera necesario jerarquizar alguna área en particular.

Sería equivalente a desandar el camino iniciado por las gestiones de Gioja y de Uñac, que fueron elevando la categoría de, por ejemplo, Minería, Turismo, Ciencia, Seguridad y Deportes. Todas estas reparticiones estaban subordinadas a los ministerios clásicos de Economía/Hacienda, Educación, Obras, Salud y Gobierno.

Orrego mantuvo y mantendrá el hermetismo al respecto. Incluso entre los suyos. Nadie sabe a ciencia cierta los planes que tiene en mente el gobernador electo. Hasta ahora la única pista apunta al Ministerio de Hacienda, donde Marisa López ha mantenido algunas conversaciones con Roberto Gutiérrez

El contador es el histórico secretario de Hacienda de la Municipalidad de Santa Lucía y tiene todas las chances de tomar las riendas de las finanzas provinciales. El resto son puras especulaciones. No vale la pena abonar las versiones interesadas en rankear a uno u otro. 

La decisión de Orrego es guardar las cartas hasta que termine de definirse lo electoral. Eso difícilmente suceda el 22 de octubre. Posiblemente haya que esperar al balotaje del 19 de noviembre para tener presidente electo. Recién entonces, faltando menos de un mes para el traspaso de mando, el gobernador daría a conocer la estructura inicial que pondrá en funciones el 10 de diciembre.

Otra encumbrada fuente del orreguismo abonó esta idea de austeridad. Dijo que la estructura uñaquista está sobredimensionada y que el Estado podría funcionar con una cantidad menor de funcionarios. Atribuyó el volumen del organigrama actual a los compromisos que tuvo el oficialismo para incluir cada vez a más dirigentes.

Este diagnóstico y esta presunción fue en realidad su respuesta defensiva ante una consulta periodística. ¿Está en problemas el orreguismo para integrar el gobierno provincial más el gobierno municipal en Capital sin desarmar Santa Lucía y Rivadavia?

Ese es el telón de fondo. Orrego tendrá que completar un organigrama apelando a los mejores, pero considerando que sus intendentes no pueden quedar desamparados, carentes de equipo. En especial, la debutante Susana Laciar. La flamante jefa comunal de Capital será una de las caras visibles de esta nueva etapa. En el éxito de su gestión estará también comprometido el proyecto provincial.

Hay un nombre, entre muchos otros, que permite dimensionar el delicado juego de reemplazos que podría suceder: Guido Romero. El abogado y apoderado de Producción y Trabajo podría convertirse en el secretario de gobierno de Susana, por su perfil político. Pero es también un dirigente de la reserva orreguista. No podría descartarse que sea convocado para algún estamento provincial.

Aquí no termina la rotación potencial. Romero es también el suplente del diputado electo por Capital, Gustavo Fernández. El industrial está acoplado a los cuerpos técnicos del área productiva del nuevo gobierno. Nadie se atreve a borrarlo del futuro gabinete de Orrego, por ahora. 

Por lo tanto, existe una posibilidad de que Fernández termine yéndose de la Legislatura antes de asumir para ejercer un cargo en el Ejecutivo. Entonces entraría en escena Romero. Ocupar una banca en la minoría oficialista de la próxima Cámara de Diputados será muy importante. Estratégico, en términos de construir gobernabilidad.

Entonces, al antecedente bloquista de los cinco ministerios se le suma la idea de que el gabinete uñaquista está sobredimensionado. Son dos pautas concretas que abonan la posibilidad de conformar una estructura menor a la actual.

Orrego tendrá que compatibilizar esta necesaria austeridad con la contención política del colorido frente electoral que lo llevó al poder. En otras palabras, matizar el gabinete con figuras no solo de Producción y Trabajo. Pero esto es una conjetura. La lapicera es una sola.


JAQUE MATE