Con la imagen del presidente Alberto Fernández en picada -no alcanza el 30 por ciento de aprobación- pueden flaquear las convicciones. Es lo que teme por estas horas el ala dura del kirchnerismo sanjuanino. Tomaron nota de que algunos caciques del peronismo y aliados puedan mirar para el costado, encarando el 2023 despegados de los avatares nacionales.

Es una cuestión de supervivencia, en términos políticos. Si la imagen presidencial no remonta, si las expectativas para el corto y mediano plazo no acompañanan, los que tienen planes de competir el año que viene buscarán provincializar o incluso municipalizar sus estrategias. 

La apuesta más conveniente, a todas luces, sería encapsular los climas. Poner en valor el vínculo primario con los vecinos y subirse a los botes. Sálvese quien pueda. Si hay otro 2015 en puerta, si se avecina otra ola amarilla, entonces quedará el resguardo de defender la patria chica únicamente.

Es evidente que el kirchnerismo tampoco está enamorado de la política albertista. Es explícito el rechazo al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que firmó el resistido ministro de Economía, Martín Guzmán. La propia Cristina Fernández de Kirchner ha sido dura en sus manifestaciones en cada ocasión. Este lunes, Día de la Bandera, volverá a hablar en una virtual cadena nacional en un plenario de secretarios generales de la CTA en Avellaneda. Sus palabras seguramente retumbarán en el interior del Frente de Todos.

Puede interpretarse que los K son contradictorios, por cierto. Reclaman a los intendentes ponerse el casco y defender al gobierno nacional, mientras la Jefa y sus coroneles tiran de la cuerda a plena luz del día. Todo tiene una explicación, más allá de que sea discutible.

El miércoles 8 de junio en esta misma columna se reveló información calificada, con el título 'También en San Juan los K le sueltan la mano a Alberto'. Hubo una bajada de línea de dejar de hacer 'albertismo al pedo', citando palabras textuales. ¿Entonces por qué razón el cristinismo local saldría a vigilar a los intendentes que quieran desprenderse de la mochila?

La respuesta es simple: una cosa es avalar o no algunas medidas de gobierno, incluso manifestar disidencias, y otra muy distinta es disolver el frente. Desde el Instituto Patria también se instruyó a las bases para sostener la coalición como herramienta electoral para 2023. 

Todo indica que habrá primarias con más de una lista en competencia. Si Alberto quiere en verdad la reelección, tendrá que enfrentarse con otra línea internamente. Pero la consigna es confluir, no dividir. Aún con los matices inocultables. No tienen alternativa, dada la fortaleza con que están emergiendo Juntos por el Cambio y otras expresiones de derecha, como los libertarios de Javier Milei y José Luis Espert.

Entonces, el kirchnerismo encara una tarea autoimpuesta bien desafiante: por un lado, marcar las diferencias políticas con Alberto, para preservar su voto duro; pero por otro lado, sostener la alianza en la diversidad, planteando las grandes coincidencias como la promoción del desarrollo productivo, la generación de empleo y el desendeudamiento. En otras palabras y dicho más sencillamente: que la derecha es peor.

En esta tesitura, el pasado viernes, feriado nacional en memoria de Martín Miguel de Güemes, el kirchnerista Horacio Quiroga dejó su estela en Banda Ancha. El diputado del Frente Grande integra un monobloque. En público y en privado reconoce que su porción en el Frente de Todos en San Juan es muy pequeña. El partido está lejos del PJ y del bloquismo en cantidad de afiliados. Sin embargo, el sello tiene peso desde lo nacional.

El Frente Grande es el segundo espacio más importante depués del justicialismo a nivel país. De sus filas salieron y siguen saliendo importantes referentes que acompañan con fidelidad a Cristina. A la cabeza, el intendente de Ensenada, Mario Secco. Con ese cartel, el Frente Grande construyó también su cuota de poder en San Juan. Sergio Uñac incluyó a Quiroga en la lista de diputados proporcionales con una mirada política que trasciende los límites de la provincia.

Quiroga habla periódicamente con el gobernador, aunque mucho más con el vice, Roberto Gattoni, y con las cabezas del Frente de Todos. Va y viene de Buenos Aires. En ese cruce de perspectivas, el pasado viernes en Banda Ancha lanzó una categórica advertencia para los intendentes y los dirigentes departamentales que aspiran a candidaturas en 2023: ojo con hacerse los distraídos.

En sus propias palabras: 'no hay espacio para especular y creer que con lo hecho en la provincia nos salvamos'. Consideró 'una irresponsabilidad' y 'una falta de seriedad' -con esos términos- todo intento de despegarse de lo nacional, existiendo un escenario tan delicado y que requiere una construcción piramidal para defender la chance de continuar en el poder.

Como se dijo más arriba, el Frente Grande no tiene una gran estructura pero se asienta particularmente en Capital. Una fuente vinculada a Casa de Gobierno dijo, hace algunas semanas, que en el diseño para 2023 hay un segmento de progresismo de centroizquierda que necesitan captar. No es mayoritario, en absoluto, pero cada voto contará para neutralizar la embestida amarilla. Hay que entender en ese contexto las declaraciones de Quiroga.

Tal vez ahí, en los alrededores de la plaza Aberastain, se cocine una interna a imagen y semejanza de la nacional. Por ahora es casi ciencia ficción.


JAQUE MATE