El margen de Venerando
Como dijo ella, seguramente le pidió al gobernador anotarse en la carrera por la Intendencia de Rivadavia. Pero tampoco tenía margen para decir que no.
Así como el peronismo mira prácticamente con resignación la Municipalidad de Santa Lucía, sacando cuentas para minimizar la derrota, en la misma medida se entusiasma con recuperar la Municipalidad de Rivadavia. Y hay razones de peso para que no sea solamente una ilusión. Tanto es así que el gobierno provincial movió dos fichas fuertes: no habrá otro distrito con dos ministros compitiendo entre sí.
La jugada, que se veía venir hace tiempo, quedó plasmada este miércoles con el lanzamiento oficial de la ministra de Salud, Alejandra Venerando. Se medirá con su colega, el secretario de Estado de Ambiente, Francisco Guevara, además de una grilla que incluye a Marcelo Delgado y el bloquista Walter Vasquez, además del giojista Facundo Perrone. De una u otra forma, todos sus votos se terminarán sumando para intentar desbancar al heredero o heredera de Fabián Martín.
'Yo se lo pedí al gobernador', dijo Venerando este miércoles en conferencia de prensa. Fue una media verdad. Su candidatura surgió con cierta inercia en la que ella tuvo poco que ver. Como ya se reveló en un Tejadato esta semana, la ministra de Salud fue propuesta por la Junta Departamental del PJ que conduce Ruperto Godoy.
Cuenta con el respaldo de esa estructura, necesaria para la fiscalización del 14 de mayo. Otros tendrán que remarla desde cero en ese aspecto. No es un detalle menor.
La Junta Departamental propuso a Venerando a pedido de Sergio Uñac. Cuando los peronistas de Rivadavia salieron a patalear contra Guevara y se disgustaron con Delgado porque también construyó su propio espacio por afuera, el gobernador les retrucó: les dijo que le presentaran un nombre que contara con el aval de la mayoría.
Venerando no surgió gratuitamente. Antes la habían medido en encuestas junto con otros miembros del gabinete que tienen residencia en Rivadavia y fue la que mejor estaba. Fundamentalmente, la que mayor grado de conocimiento tenía. Eso, en una campaña electoral, vale muchísimo.
Fue la ministra con mayor protagonismo durante los dos años de pandemia. A eso atribuyó un alto funcionario de gobierno el grado de instalación que revelaron las encuestas. Sin embargo, Venerando también estuvo expuesta a dar pasos en falso. Le pasó, sin ir más lejos, al exministro de Salud de Nación Ginés González.
Que Venerando haya sobrevivido políticamente a la pandemia y que incluso su instalación le permita hoy disputar una candidatura es meritorio. Punto. A partir de ahora se escribe otra historia. No jugará sola, tendrá respaldo oficial. Pero tendrá que medirse con dirigentes que tienen mayor trayectoria territorial. Más barrio.
Delgado fue el ganador de aquella potente PASO de 2019, al imponerse sobre Godoy y sobre Raúl Alonso. Los ediles justicialistas y bloquistas que hoy integran el Concejo de Rivadavia entraron gracias a él. Por lo tanto, en esta ocasión no arranca desde cero. Tiene un capital político previo, una maquinaria que ya puso en acción.
Guevara empezó a trabajar en su candidatura, podría decirse, apenas le tocó asumir como diputado nacional en reemplazo de Daniela Castro, allá por 2020. Inmediatamente abrió una oficina a escasos metros de la Municipalidad de Rivadavia. Ofreció cursos de capacitación y formación para jóvenes.
Siempre encontró la manera de estar. Uñac lo rescató cuando finalizó su mandato en el Congreso y lo designó al frente de la Secretaría de Estado de Ambiente. Tuvo que sobrellevar una crisis sin precedentes cuando un operario del Parque de Tecnologías Ambientales perdió la vida tras ser atacado por una jauría salvaje.
El joven funcionario siempre fue consciente de que le tocaba montar una candidatura en desventaja con otros actores más conocidos. Delgado, sin ir más lejos. Ahora Venerando también. Sin embargo, ser nuevo sigue siendo un atributo bien valorado por una parte del electorado. Le quedan menos de tres meses para acelerar.
Tanto Venerando, como Delgado y Guevara irán prendidos de la boleta de Uñac, al igual que el bloquista Vasquez, referente directo de Luis Rueda. El dirigente del partido de la estrella tiene por delante una quijotada. Se medirá por primera vez en nombre propio y mostrará cuántos votos reúne en un departamento difícil. Dependiendo del resultado, tendrá un lugar en el tablero político a futuro.
Más desafiante será todavía la misión del giojista Perrone, otro candidato a intendente de Rivadavia que competirá contra el tandem uñaquista y cuyos votos irán a la sumatoria para confrontar con el martinismo. El joven abogado debería sumar más puntos que los cuatro uñaquistas juntos para tener la oportunidad de ganar el municipio. Está trabajando políticamente hace meses, consciente de que le toca recorrer un camino cuesta arriba.
De mínima, Perrone aspira a tener algún concejal propio en la próxima gestión. Si alcanzara esa meta, ya entraría en la discusión política del municipio para 2027. Es una inversión de mediano plazo. No muy diferente al modo en que Martín construyó su carrera hasta llegar al palacio municipal en 2015.
El intendente transita su último año de mandato con buena imagen de gestión. ¿Podrá transferir ese caudal a Sergio Miodowsky, Nancy Picón o Raúl Ibazeta? ¿Tendrá el aporte de otras figuras con un perfil diferente para equilibrar fuerzas contra el peronismo?
Martín podría aparecer en la boleta como compañero de fórmula de Marcelo Orrego. Y ese no es un dato menor. Que el vecino de Rivadavia siga viendo el nombre impreso del intendente en la boleta podría hacer la diferencia.
Entonces sí, Venerando seguramente le pidió al gobernador anotarse en la carrera. Pero tampoco tenía margen para decir que no.
JAQUE MATE