El presidente que quieren los sanjuaninos y la memoria corta
La semana corta terminó con definiciones políticas trascendentes para el 2023 que está a la vuelta de la esquina. Asoma una sola certeza: no hay lugar para posturas intermedias.
La semana corta terminó con definiciones políticas trascendentes para el 2023 que está a la vuelta de la esquina. Posiblemente la más determinante de todas haya sido la de Cristina Fernández de Kirchner, acerca de que no será candidata a nada. Se excluyó del clamor militante sintetizado en el cantito: 'presidenta... Cristina presidenta'. Al día siguiente Alberto Fernández dijo en una conferencia organizada por Financial Times que tampoco está pensando en la reelección. Pudo haber sido una expresión circunstancial. O pudo haber sido otro anuncio acelerado por los acontecimientos.
No son tiempos de hablar de candidaturas presidenciales. Sin embargo el tema está presente en todo momento, en todo el arco político, de manera innegable. Vale formular la pregunta desde esta provincia cordillerana: ¿qué votarán los sanjuaninos pensando en los próximos cuatro años?
El miércoles pasado un referente de la oposición, Fernando Patinella, dijo que dentro de Juntos por el Cambio él prefiere a Patricia Bullrich. Muy por encima de Horacio Rodríguez Larreta. Es lo mismo que vienen diciendo distintos sectores de la oposición, con argumentos atendibles.
Según Patinella, con Larreta el PRO correría el riesgo de repetir los errores del pasado. Entiéndase: los errores de Mauricio Macri. El líder amarillo tuvo una mirada unitaria y centralista para todas las decisiones. Cada determinación local tuvo que adecuarse a los pareceres de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Según Patinella y varios otros dirigentes afines a Patricia, ella está construyendo bastante más por afuera que el propio Larreta, atando provincia por provincia, generando los acuerdos y los consensos en un esquema que no admite términos medios. El 2023 perfila un escenario hundido en la incertidumbre pero con una pequeña gran certeza: ganará el juego de los extremos, la polarización absoluta.
Más allá de la grieta, fue llamativo que apareciera el concepto de federalismo vinculado a Bullrich, como un atributo que debiera ser bien visto desde las provincias. ¿Cuánto pesa ese rasgo a la hora de decidir el voto? ¿Qué valor le dan los sanjuaninos a los antecedentes de cada presidente, de cada espacio político, de acuerdo al destino de recursos para obra pública, programas educativos, sanitarios y sociales? Es bastante relativo y difícil de medir también.
Hubo gestiones presidenciales que favorecieron notablemente a San Juan. Desde 1983 a esta parte el único paréntesis en que el gobierno de la provincia no se entendió con el gobierno nacional fue durante la presidencia de Macri.
En 1983 Leopoldo Bravo ganó las elecciones después de una histórica foto que se tomó en el entonces Hotel Nogaró con Raúl Alfonsín. El viejo caudillo sanjuanino se montó arriba de la ola alfonsinista con gran inteligencia Y eso le permitió cimentar varios años de poderío bloquista. Tras un tiempo de buen romance, llegó la hiperinflación. El golpe de los sectores más rancios de la economía y el fracaso de un modelo que, no obstante, dejó la democracia como legado invaluable.
En 1989 llegó Carlos Menem y con él, Jorge Alberto Escobar. El peronismo acertó al traer a un empresario que se cansó de ganar elecciones a lo largo de los años '90. La relación directa con la Casa Rosada tuvo sus réditos. Llegaron recursos de manera importante. Se pusieron las piedras basales de los diques Caracoles y Punta Negra y del nuevo Hospital Rawson, por citar apenas dos ejemplos.
Pero llegó la hora en que San Juan le dio la espalda a Menem. Como le dio la espalda antes a Alfonsín. La Alianza con la presidencia de Fernando de la Rúa tuvo un paso olvidable por la Argentina y también por San Juan. De hecho fueron los años más difíciles por falta de financiamiento. No solo se cortaron los fondos para obra pública y programas nacionales sino que se estranguló la coparticipación.
Hasta que en 2003 llegó a la Casa Rosada un gobernador patagónico que había logrado atar sobre la hora el apoyo del presidente de transición Eduardo Duhalde. Se llamó Néstor kirchner. En campaña firmó un compromiso con los sanjuaninos, un documento que parecía una ficción. Prometió miles de viviendas, plata para los diques paralizados, terminar el Hospital Rawson y hasta el Centro Cívico. En apenas cuatro años se fueron materializando esas promesas.
Los detractores dijeron que hubo 'viento de cola', cotizaciones récord de las commodities exportables de Argentina. Lo real es que fueron años de bonanza económica y esa bonanza derramó hacia todos los puntos cardinales. San Juan estuvo ahí y acompañó con el voto a Néstor, esta vez, en la figura de Cristina por dos mandatos consecutivos. Incluso esa estela se extendió hasta el 2015 cuando en todo el país ganaba Macri pero aquí lograba imponerse Daniel Scioli. Igualmente eso ya es historia.
San Juan luego acompañó a la fórmula Fernández-Fernández en el 2019. Llegó la pandemia y la hiperinflación. También llegaron recursos para rutas, viviendas y represas. ¿Cuánto de eso está marcado en el acervo de los sanjuaninos y cuánto queda absolutamente opacado por las vacas flacas?
Claramente lo que se diga a esta altura, en este diciembre terminal, será poco menos que futurología. La voluntad popular es dinámica y siempre quedará atada a la economía. No parece que el 2023 venga cargado de buenas noticias para el gobierno de Alberto, más allá de los buenos augurios del ministro Sergio Massa. Aparentemente la elección dependerá del tren inflacionario. Está probada la relación directa entre una cosa y la otra.
Cristina anunció que no será candidata a nada, pero eso no significa que vaya a estar ausente. Muy por el contrario: acaba de consolidar una cuota importantísima de poder para definir el 2023. Todo el arco oficialista lo entendió en el acto, desde el presidente hasta la liga de gobernadores.
Enfrente estará Juntos por el Cambio con sus propios dilemas, sus modelos disímiles y un solo factor cohesionante: la alternancia como valor republicano. Hoy el recato de Rodríguez Larreta podría no ser la mejor idea. Se fortalecen las miradas extremas. El libertario Javier Milei crece en las encuestas cada vez que se aparta de Juntos por el Cambio. Y deja abierta la puerta a un entendimiento solo con Bullrich.
¿Los sanjuaninos votarían presidente con memoria? Difícil. La esperanza también está dañada. Alcanzará con medir el humor social en el momento de la votación. Para eso faltan apenas ocho meses. En este país eso es una eternidad.
JAQUE MATE