El hombre no rompió el silencio este fin de semana, porque en rigor de verdad, nunca se llamó a silencio. Por el contrario, cada vez que habla su mensaje hace tronar occidente, por el peso de sus sentencias. Por supuesto, el autor de este discurso estremecedor fue el pensador estadounidense Noam Chomsky.

Noam Chomsky

En Página 12, dejó varias definiciones pero una particularmente de carácter universal hoy aplicable también a la Argentina. Habló de ese sector republicano estadounidense que se opone a la ley de acceso a la salud que dejó Barack Obama. "Se llaman 'Libertarios', lo que es una broma de mal gusto. Son totalitarios. Te están diciendo que si sos lo suficientemente rico para sobrevivir, genial; si no lo sos, mala suerte", dijo Chomsky en la entrevista publicada el sábado pasado.

Advirtió que todo esto se agravó en el contexto del Covid-19. Como se puede apreciar, la autocrítica que hace el autor norteamericano sobre su propia nación desborda los límites del gigante del norte y baña al resto del continente, incluso hasta este extremo austral. Hasta esta minúscula provincia convencida de que su realidad es una burbuja aislada de lo que sucede en otros rincones del mundo.

Argentina no tiene el debate sobre los niveles de cobertura de la salud pública para todos y todas, porque la sociedad no admitiría ajustes sino, por el contrario, demanda mayores recursos para médicos y personal de la sanidad afectado al combate de la pandemia. Pero la lógica del “sálvese quien pueda” o la supervivencia del más apto sobrevuela cada vez que se cuestiona la rigidez de los protocolos. Es el origen del berrinche que plantea que detrás de las restricciones el gobierno está ocultando segundas intenciones. Con la cuarentena eterna se lesiona la libertad. Bingo.

También habló este fin de semana el ex presidente Mauricio Macri. Su texto difundido por el diario La Nación y multiplicado como corresponde por buena parte del arco mediático nacional por tratarse de un ex presidente y especialmente de un antagonista del Frente Todos, se puede sintetizar en un slogan: sí a la repúbica, no a la republiqueta. Como slogan, es bastante certero y lo suficientemente abarcativo como para unificar a todos los indignados con la cuarentena prolongada y el castigo a la economía. 
Por supuesto, a Macri le hubiese resultado más efectivo el discurso si no estuviese tan fresca la memoria de su gestión. Su diferencial de imagen negativa es aún peor que el de Cristina Fernández de Kirchner, según la medición de Rouvier & Asociados. Sí, peor que ella. 

La imagen de MM (Rouvier & Asociados)
La imagen de CFK (Rouvier & Asociados)

Por lo tanto, la repentina aparición del otrora líder de Cambiemos también debería ser interpretada como una estrategia para recuperar protagonismo frente a la rutilante trayectoria de Horacio Rodríguez Larreta, quien claramente convoca mucho mejor al espectro antiperonista, con la mejor imagen positiva entre todos los opositores. El jefe de gobierno porteño es imbatible, aún para Mauricio, su mentor.

De todos modos, extraviarse en la interna del PRO sería poco recomendable para el ciudadano común, existiendo otros problemas ciertamente más graves. Sobran los argumentos sociales para encender la mecha de la disconformidad. Hay malestar justificado por los largos meses de cuarentena, camuflada con nombres como aislamiento, distanciamiento o cualquier adaptación de circunstancia, que significa para algunos la prohibición de salir a trabajar y para el resto, la negación de darse un abrazo con su propia madre. Indefendible, aún cuando el contexto de pandemia arrasó con todo el globo terráqueo.

El famoso “botón rojo” que viene preanunciando el presidente Alberto Fernández, metáfora peliculera para graficar el parate absoluto en todo el país como el 20 de marzo, sería la medida más impopular imaginable. También lo reveló la última encuesta de Rouvier & Asociados, según la cual solo el 7% pide liberación completa, pero el 60% requiere flexibilidades, mientras el 33% milita la cuarentena extrema.  

Opinión pública en cuarentena (Rouvier & Asociados)

El “botón rojo” pondría por el cielo al presidente únicamente frente a un tercio de la población. Ese tipo de datos desequilibra la balanza a la hora de tomar decisiones. Seguir administrando flexibilidades con muñeca de piloto de tormenta sigue teniendo la mayor cantidad de adhesiones. Los pataleos libertarios siguen siendo muy minoritarios.

Pero más allá de los números, la heterogeneidad del país vuelve imposible el manejo remoto desde la Quinta de Olivos, sin observar mínimamente las diferencias evidentes. Por lo tanto, la situación tenderá a complicarse en las próximas semanas. Los contagios y en consecuencia las muertes azotarán por zonas. 

San Juan jugará su propio destino, siguiendo la premisa lanzada por Sergio Uñac, acerca de que los sanjuaninos necesitamos salud, pero también necesitamos trabajar.  Ya no se trata de “libertarios” o de efusivos defensores del “botón rojo”. No es cuestión de macristas o kirchneristas. Simplemente, personas intentando acoplarse a una nueva normalidad que les permita seguir adelante.


JAQUE MATE