El tango de Turcumán y Orrego
La Ley de Lemas les ofrece una herramienta excepcional para confluir en un mismo frente sin perder identidad. Pero a las diferencias locales históricas se sumaron condimentos de rango nacional.
Hasta mediados de febrero tendrá tiempo la oposición para resolver otra de las grandes claves de la elección del 14 de mayo: ¿juntos o separados? La Ley de Lemas les ofrece una herramienta excepcional para confluir todos en un mismo frente sin perder identidad. Pero a las diferencias locales históricas se sumaron condimentos de rango nacional.
El crecimiento de Javier Milei puede ser la mejor noticia para el oficialismo, siempre y cuando el espacio libertario juegue apartado de Juntos por el Cambio, sin sumarle un voto a Marcelo Orrego. Por supuesto esa ecuación se caería a pedazos si fueran unidos. Este razonamiento es tan evidente que resulta obvio. Sin embargo, hay una carrera de obstáculos y contrarreloj.
Milei tiene su representación oficial en San Juan desde su visita del 5 de noviembre, cuando coronó al partido ADN como interlocutor directo y, a través suyo, se identificó con el Frente Consenso Ischigualasto. El grupo dinosaurio no está sobrado de candidatos a gobernador. El más instalado, en función de que viene disputando elecciones provinciales desde 2015, es Martín Turcumán.
Por nivel de conocimiento están también en la grilla de potenciales candidatos los hermanos Alfredo y Nancy Avelín, toda vez que Cruzada Renovadora sigue integrada a Consenso Ischigualasto. Sin embargo, Alfredo marcó diferencias públicas cuando Milei, por ejemplo, defendió la venta de órganos. Nancy está directamente en la antípoda del libertario. Frente al acercamiento político de su partido ella se llamó a silencio.
Consenso Ischigualasto contaba también con Marcelo Arancibia, quien encabezó su lista de diputados nacionales en 2021 y, aunque quedó muy lejos de las dos primeras fuerzas, logró sostener el caudal discreto de los terceros. Hoy está integrado a Juntos por el Cambio y posiblemente encabece uno de los sublemas que le aportarán votos a Orrego.
Lo dicho: no hay demasiadas figuras lo suficientemente instaladas, faltando relativamente poco tiempo para ir a votar. Por eso Turcumán se consolida como la única opción para defender el capital político que construyó ADN, a menudo cargando con el señalamiento de ser 'funcional' al oficialismo. Esa acusación tiene fundamento fáctico. Jugando por separado, dividen el voto opositor. Por lo tanto, al PJ y aliados les resulta más accesible retener el poder.
Las responsabilidades son compartidas. Que ADN y Cruzada Renovadora estén afuera de Juntos por el Cambio no fue decisión unilateral. Hubo conversaciones que no prosperaron con los interlocutores del orreguismo. Sin embargo, si la Ley de Lemas le permite al uñaquismo y al giojismo confluir a pesar de las diferencias, el sistema también debería facilitar la unidad opositora. Igualmente no parece que vaya a suceder.
A los resquemores locales se agregaron las cuestiones nacionales. Milei sigue creciendo en las encuestas, según publican las consultoras porteñas, en la medida en que radicaliza su discurso y se aleja de 'la casta'. Le rinde acusar a los radicales y a Horacio Rodríguez Larteta de 'zurdos'. Su esquema federal debe ser consecuente con ese discurso, por lo tanto cualquier planteo de unidad opositora en San Juan es rechazado de inmediato.
Turcumán no colgó los guantes. Consciente de su posición, ha planteado en Buenos Aires que deben reenfocar la estrategia en San Juan. Aquí la UCR y el PRO son socios minoritarios de Juntos por el Cambio, que en realidad está liderado por un partido provincial como Producción y Trabajo. Ese argumento debería bastar para flexibilizar criterios.
El pedido de Turcumán al búnker porteño libertario consiste en que le den luz verde para sellar un acuerdo con Orrego, priorizando lo provincial pero llevando cada uno el sello de su referencia nacional. Turcumán con Milei, Orrego con Rodríguez Larreta. Hasta ahora la respuesta ha sido un rotundo no.
Este miércoles en Banda Ancha Turcumán reconoció que sólo competiría si se dieran estas condiciones. Es decir, que la propuesta liberal-libertaria se inscriba dentro de una alianza con toda la oposición unida. Será difícil. Les queda alrededor de un mes y medio para agotar todas las instancias. El motor siempre será la posibilidad material de derrotar al Frente de Todos, como no sucede hace 20 años.
Hay una bandera común a toda esta oposición y es la alternancia. Algunos lo dicen con mayor énfasis que otros, algunos con micrófonos encendidos y otros con micrófonos apagados, pero tienen la expectativa puesta en que Orrego pueda ganar la provincia en 2023. Todo el espectro de Juntos por el Cambio jugaría en función de esa meta. ¿Consenso Ischigualasto podría acoplarse también?
Turcumán entiende que es el camino factible para cambiar el gobierno el año que viene. Pero hay otras voces internas de su propio espacio que discrepan. Entienden que, con el padrinazgo de Milei, están en una posición inmejorable para crecer. Alcanzar un guarismo de dos dígitos el domingo de elecciones sería quebrar su propia marca, contar con más diputados propios en la Legislatura, concejales y tal vez alguna intendencia. Son dos perspectivas bien diferentes.
Pero el voto libertario también podría tener otras divisiones. El empresario Sergio Vallejos está empecinado en conformar su propio partido político, llegar a tiempo con los plazos legales y morder una parte del electorado enamorado de Milei.
Como dice el refrán, para bailar un tango hacen falta dos. Por lo tanto, el diálogo opositor no se agota en la voluntad de ADN o Consenso Ischigualasto, sino también en las puertas que se abran o cierren en Juntos por el Cambio. Orrego está convencido de que la elección se va a polarizar más que nunca, que no habrá margen para terceros. Con ese criterio el año pasado casi ganó los comicios legislativos de mitad de mandato. Casi.
JAQUE MATE