El trauma peronista
Será incómodo para uñaquistas y giojistas confluir en una lista de unidad en San Juan, si hubiera una única fórmula presidencial en el Frente de Todos. Pero todo es posible cuando aprieta la necesidad.
En tiempos como este, los decanos del Partido Justicialista desempolvan aquella vieja frase que justifica y disimula las internas descarnadas. Dicen que los peronistas son como los gatos, porque cuando los oyen gritar algunos creen que se están peleando, pero en realidad se están reproduciendo. A lo largo de la historia esta descripción ha funcionado algunas veces. Otras no.
Entonces, felinos o no, los peronistas de todo el país están pasando por el momento más traumático. En apenas 48 horas tendrán que inscribir el frente electoral para intentar retener el poder y el riesgo de ruptura sigue latente. Aún cuando logren atar con alambre la unidad resquebrajada, tendrán que moderar muchísimo las pasiones para no destruirse mutuamente en el camino a las primarias del 13 de agosto y, mucho más, en el trayecto a las generales del 22 de octubre.
Esa fractura al más alto nivel entre Alberto Fernández de un lado, y Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa del otro, tendrá efecto inevitable en el PJ sanjuanino, hoy separado en dos vertientes: uñaquismo y giojismo.
En este contexto hay que entender las declaraciones de Sergio Uñac del pasado viernes. Dijo lo mismo tanto en la entrega de viviendas en Albardón como en la visita al nuevo velódromo cubierto. La intencionalidad del mensaje quedó explícita en la reiteración prácticamente calcada.
Pudo sintetizarse en tres puntos:
1- Que él no está en contra de las PASO, pero se allanó al mandato mayoritario de los gobernadores de exigir una lista de unidad.
2- Que habló con Daniel Scioli, con Sergio Massa y con Cristina personalmente y por separado.
3- Que todavía es pronto para tomar definiciones desde San Juan, dado lo indescifrable del escenario nacional.
El primer punto revela la incomodidad de Uñac con la idea de confluir en una lista de unidad también en San Juan. Si hubiera una única fórmula presidencial en el Frente de Todos -o como sea rebautizada la alianza- eso obligaría a las dos vertientes sanjuaninas a ensayar también un rejunte que hoy parece difícil de imaginar.
El nuevo candidato a gobernador, Rubén Uñac, habló de unidad en su polémico discurso de presentación el lunes 5 de junio. Dos días después José Luis Gioja lo reconoció como 'un amigo' en su primera caminata de campaña, ante la consulta de Canal 13. Pero las cosas quedaron ahí.
Una alta fuente del giojismo reconoció este fin de semana, en una conversación reservada, que parece improbable confluir en una sola lista con Uñac. Dijo que hacia adentro la militancia podría entenderlo en términos de unidad, por aquello de 'primero la Patria, después el movimiento y por último los hombres'. Pero hacia afuera, hacia el votante promedio, costará explicar cómo terminaron todos juntos si acaban de enfrentarse ferozmente en la provincia.
De hecho, por la intervención de la Corte Suprema, se votará por gobernador y vice ocho días después del cierre de listas para presidente, senadores, diputados nacionales y representantes del Parlasur. ¿Podrían Sergio Uñac y José Luis Gioja estrecharse la mano, en nombre propio o por interpósitas personas, antes de liquidar la confrontación provincial?
Aún así, es un escenario posible que el 24 de junio, dentro de apenas 12 días, el uñaquismo y el giojismo inscriban una lista de unidad para el Congreso Nacional y ocho días después se enfrenten en las urnas por la sucesión de Sergio. Parece increíble, pero la política argentina hace tiempo viene orillando el absurdo.
Si las cosas fueran a pedir de boca de Uñac y de Gioja, el escenario ideal sería que el Frente de Todos diversificara la oferta electoral con dos o tres listas para presidente y vice. De ese modo podría acoplarse cada uno a una fórmula diferente. El resto dependerá del voto popular. En este esquema, uno ganará la interna y el otro quedará afuera. Pero son las reglas de las PASO que últimamente parecen haber caído en desgracia.
En los litros de tinta impresa este fin de semana, dedicados al análisis de lo que puede suceder tanto en el Frente de Todos como en Juntos por el Cambio, parecía subsistir un punto de coincidencia: en el fondo, nadie está dispuesto a romper. Cualquier división a esta altura sería equivalente a dinamitar las chances de victoria. En tiempos de sequía electoral a nadie le sobra un voto. El principismo debe ceder en pos del pragmatismo.
Quedó manifiesto cuando el Congreso del Frente Renovador llevado a cabo el sábado en el Arena de Tortuguitas, resolvió quedase en el Frente de Todos. Fue el cierre para una semana llena de especulaciones, incluida la amenaza de renuncia al Ministerio de Economía, deslizada por nada menos que la presidenta de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau.
La semana tuvo un par de noticias alentadoras para Massa: el dólar paralelo cayó -gracias al swap con China y la liquidación de agroexportaciones- y se logró un canje de deuda en pesos por 7,4 billones que demostró un alto acompañamiento de parte de los capitales especulativos. Los mercados, una vez más, le dieron oxígeno extra Sergio Tomás Copperfield, como suele llamarlo el consultor Carlos Fara.
Pegar el portazo a Economía por un berrinche electoralista sería derribar lo poco o mucho que le queda como capital político no solo al massismo sino a la coalición de gobierno. Si el tigrense puede acomodar sus ambiciones personales y si Cristina y Alberto finalmente logran arribar a un pacto de convivencia, habrá más de una lista en la contienda. Entonces Uñac y Gioja podrán respirar tranquilos. No tendrán que preocuparse por fabricar una alianza por obligación.
Igualmente serán días complicados por este trauma peronista.
JAQUE MATE