Enamorados a escondidas
La Ley de Lemas suma críticas pero seduce por igual. Oficialismo y oposición juegan un tablero semejante, donde la clave está en que al rival interno le vaya bien, pero no tanto.
'La ley de lemas es una prostituta de la que todos hablan mal pero todos se enamoran de ella'. La definición salió de boca de un dirigente de larga experiencia electoral, para quien este sistema no es ninguna novedad. Ya lo transitó en los años '90.
Para comprender el sentido de la expresión, la primera condición sería dejar de lado la polémica por el uso del término prostitución. La época impone toda una revisión del vocabulario que, a los efectos de este análisis, conviene apartar.
El foco estará puesto entonces en lo estrictamente político. Y a ese efecto, la metáfora resulta bastante explícita. Todos hablan mal de ella, pero todos se enamoran también. Es lo que está sucediendo con el sistema electoral desempolvado para el comicio del 14 de mayo.
La última vez que se aplicó en San Juan fue en 1999. En estos 24 años se incorporaron generaciones de dirigentes y electores que debutarán entendiendo a medias cómo funciona la sumatoria de sublemas o subagrupaciones.
Para los arquitectos del poder será una oportunidad. La clave está en aprovechar la sumatoria entre adversarios internos para acumular los votos suficientes que posibiliten la victoria final. La lógica es la misma para todos: oficialismo y oposición. Y ya está operando con bastante visibilidad.
Apenas pudo disimular su ansiedad el uñaquismo cuando, sobre el filo de la presentación de alianzas, José Luis Gioja amagó con jugar por afuera. Tal decisión hubiera significado negar la sumatoria de votos imprescindibles para dar pelea pareja con la oposición, en un escenario de paridad palpable en encuestas.
Finalmente el giojismo resolvió competir como miembro del Frente San Juan por Todos, integrando una suerte de cooperativa con el uñaquismo. Entonces sobrevino otro temor: que el candidato no fuera Gioja sino algún otro referente del espacio.
Era una hipótesis riesgosa. Ninguna figura de la corriente Lealtad Justicialista tiene el caudal que solo garantiza el diputado nacional. A los efectos de la Ley de Lemas, el oficialismo tenía la necesidad impostergable de que fuera Gioja en primera persona quien encabezara la lista. Y así sucedió.
Entonces el Frente San Juan por Todos quedó seccionado en dos columnas, con sus dos figuras más instaladas y competitivas: Sergio Uñac por un lado, José Luis Gioja por el otro. Por separado pero ligados gracias a la Ley de Lemas. El que saque un punto más se llevará el pozo acumulado, con los votos de su adversario interno.
Ahora las preocupaciones podrían haberse invertido. Uñac ratificó en el club Aberastain de Pocito que resistirá hasta el final todas las impugnaciones que presentó la oposición en contra de su candidatura. El giojismo debería mirar con inquietud la eventual caída de la postulación del gobernador.
Si Uñac se viera impedido, cualquier otro dirigente sustituto tendrá que escalar desde abajo. Y su aporte de votos podría ser mucho menor. Si Gioja planea ganar la interna y quedarse con los puntos de la subagrupación uñaquista, le interesará que el aporte sea importante. El máximo posible. Porque el comicio no se resuelve entre peronistas: en frente hay un contrincante potente, que también sabrá sacarle provecho a la Ley de Lemas.
'Cada uno necesita que al adversario interno le vaya bien, pero no tan bien. O le vaya mal, pero no tan mal', resumió la misma fuente experta en Ley de Lemas. No podría decirse con mayor claridad. El principio aplica para el oficialismo y para la oposición también.
A Uñac siempre le sirvió que aparezca Gioja en la grilla de largada y que sume el máximo posible, siempre y cuando se mantenga segundo dentro del Frente San Juan por Todos. Y viceversa. A Gioja le servirá que Uñac juegue y aporte muchos votos, pero hasta ahí nomás. Que al gobernador no le alcance para quedar primero en la compulsa interna, sería la consigna.
A esta altura parece bastante obvio que el giojismo no saldrá a militar la aparente inconstitucionalidad de la candidatura de Uñac. De eso ya se hizo cargo la oposición, que por cierto también sabe sacar cuentas.
Marcelo Orrego armó una escuadra de cuatro listas incluida la suya, la de Marcelo Arancibia, la de Eduardo Cáceres y la de Sergio Vallejos. Todos terminarán tributando al mismo pozo y el que salga primero entre ellos se llevará el acumulado, para medirse con el más votado del justicialismo.
Orrego arrancó la campaña con una ventaja comparativa muy marcada sobre todos sus rivales internos. Ninguna encuesta pone en riesgo su liderazgo. Lo que está en discusión es si la sumatoria le alcanzará para derrotar a Uñac y Gioja juntos. Esa es la síntesis del tablero en el umbral de abril.
Por las dudas, Arancibia fue claro este martes en Banda Ancha. Junto a su compañero de fórmula plantearon una propuesta concreta y una apelación al voto más duro, incluso el de los jóvenes desencantados con el sistema que podrían optar por Javier Milei.
Arancibia dijo que ganará la oposición el 14 de mayo y que vendrá un gobierno de coalición. ¿Acaso está acordado en esos términos con Orrego? Por lo pronto parece bastante natural que así lo sea, en tanto y en cuanto la Ley de Lemas se construye con el aporte cooperativo de todos los sectores que conformaron la alianza.
Por las dudas, Arancibia ya está demarcando las condiciones para el día después de las elecciones. Algo semejante podría interpretarse de las declaraciones de Rodolfo Colombo, candidato a intendente de Capital. Consultado en Banda Ancha por su relación con Susana Laciar y las previsibles tensiones internas, el líder de ACTUAR desdramatizó: 'no rivalizamos, nos complementamos', sostuvo.
Hay dos maneras de entender ese carácter complementario. Una se agota el día del comicio, cuando se suman los votos. La otra se extiende hasta la gestión, incorporando a la lista rival en la estructura de gobierno. Difícil.
Mientras tanto la Ley de Lemas que cosechó tantos enemigos, sigue enamorando a escondidas.
JAQUE MATE