Más que nunca son tiempos de observar la economía con fina mirada política. Sergio Massa no llegó para revolucionar las recetas que dejaron sus antecesores, Martín Guzmán y Silvina Batakis, sino para profundizar las medidas. El plus del líder del Frente Renovador es precisamente ese activo intangible que no se estudia en las universidades y es la habilidad para tejer compromisos.

Es ahí, en la arena del lobby y la rosca donde el tigrense se mueve con mayor soltura. Con esos pergaminos se convirtió en la última carta del Frente de Todos, cuando parecía que el gobierno se venía abajo. Rápidamente el superministro abrochó el apoyo del presidente, de la vicepresidenta y de algunos gobernadores. Subrayado: algunos gobernadores.

Sergio Uñac nunca integró en ese operativo clamor que se montó en los medios porteños más leídos para precipitar la llegada de Massa en reemplazo de Batakis. Como es sabido, la relación entre ambos ha tenido mejores momentos. La designación del superministro de Economía los encontró en fría distancia.

La expansión territorial del Frente Renovador en San Juan empezó con el visto bueno de Uñac, pero se tornó incómoda. La relación se quebró cuando el referente de Massa, Franco Aranda, objetó públicamente una nueva postulación del gobernador en 2023. Le costó la expulsión del directorio del Banco San Juan como representante del Estado. Las desconfianzas mutuas quedaron en el ambiente.

¿Acaso Massa le encomendó a Aranda que desafíe a Uñac? Es una pregunta pesada. Y la sospecha, inevitable.

Luego de la intempestiva renuncia de Martín Guzmán por Twitter aquel inolvidable sábado 2 de julio, Uñac manifestó públicamente su respaldo al presidente Alberto Fernández y a la recién llegada Silvina Batakis. En ese momento de debilidad política y volatilidad económica, el sanjuanino cerró filas con el gobierno nacional. El respaldo se tradujo en mensajes oficiales a través de Twitter, la red social favorita de los políticos.

Un par de semanas después Uñac tuvo un marcado cambio de actitud. No hubo tuit de bienvenida a Massa. Conocidas las primeras medidas del superministro, el gobernador se mantuvo cauto al extremo. 'Lo vi bien, tengo expectativas', dijo escueto en una rueda de prensa este jueves.

Más que respaldo, Uñac puso a prueba al nuevo superministro. Hizo hincapié en que el equilibrio fiscal que promete Massa es la realidad palpable de San Juan en los últimos 20 años. Si aquí se pudo, en Nación también deberían resolverse las cuentas en rojo.

No se quedó ahí la comparación. Uñac se refirió a la reciente visita del CEO de Barrick, Mark Bristow. Dijo que la minera está conforme con las reglas de juego que ofrece la provincia, pero luego se encuentra con los obstáculos de Nación. A buen entendedor, pocas palabras.

Es evidente que Uñac espera de Massa más política que economía, entendiendo que ambas coexisten y son interdependientes. Los mercados le dieron la bienvenida al superministro, con el respaldo que supo ganarse en la Embajada de Estados Unidos y los principales grupos del poder empresario. Pero la historia argentina enseñó que la luna de miel es corta.

En ese lapso acotado, Massa tendrá que exhibir resultados. Uñac estará esperando esas respuestas, muchas de las cuales fueron promesas de funcionarios que ya no están. ¿Todo vuelve a foja cero? Será interesante el reencuentro entre el gobernador y el superministro, cuando finalmente suceda.

No solo se trata de los fondos nacionales para obra pública que Batakis prometió respetar, en la única reunión cara a cara con Uñac. También está el reclamo por el cepo importador que está complicando a la industria sanjuanina, que escuchó Daniel Scioli en su fugaz paso por el Ministerio de Desarrollo Productivo. A partir de ahora el interlocutor será el 'Vasco' De Mendiguren, un conocedor de la materia, con el mismo corset de siempre: dólares no hay.

Hasta el secretario de Energía de Nación, Darío Martínez, se fue del cargo hace algunas horas y dejó firmada con San Juan una adenda al financiamiento del dique El Tambolar, para incluir la construcción de la ruta del perilago en esa zona. Está escrito el compromiso, pero se sabe que esos expedientes pueden avanzar más rápidamente o más lentamente según el contexto. Dólares no hay -como ya se dijo- y la emisión monetaria se reducirá drásticamente. ¿Entonces?

Todos estos abundantes signos de interrogación justifican la postura cauta de Uñac frente al desembarco de Massa en el Poder Ejecutivo. Más aún cuando el acto de asunción quedó marcado por el cantito: 'Borombombón, somos el Frente Renovador'. ¿Qué puede significar esa excitación? A primera vista, es la conquista de un notable espacio de poder. 

Subieron las acciones de Massa en el gobierno nacional y, por lo tanto, aumentó su peso político circunstancialmente. ¿Cómo hará jugar su nuevo posicionamiento en cada distrito donde empezó a construir territorialidad? Aranda estuvo en el acto en la Casa Rosada y tuvo selfie tanto con el superministro como con la presidenta de Aysa, Malena Galmarini. Por ahí cerquita estuvo también la bloquista Graciela Caselles. La onda expansiva del massismo empoderado llegará a estas latitudes más temprano que tarde.

Paciencia y ley de la gravedad. Habrá que dejar pasar los días para que las cosas vayan cayendo por su propio peso. Si Massa tiene un éxito arrollador, sus referentes aprovecharán el aura al máximo. Si la suerte no lo acompaña, quedará en la memoria como otro traspié del Frente de Todos. Uñac lo medirá a 1.200 kilómetros de distancia. Igualmente llegará el momento del apretón de manos para la foto. Siempre habrá más política que economía.


JAQUE MATE